Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN TERCERA CAPÍTULO 1<br />
<strong>de</strong> los avances <strong>de</strong> la «guerra popular» y <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> acabar con «la continua explotación <strong>de</strong> los patrones<br />
y el viejo Estado».<br />
Hacia fines <strong>de</strong> 1987, el PCP-SL obligó a renunciar a las autorida<strong>de</strong>s locales, quienes en algunos lugares siguieron<br />
en funciones en la más absoluta clan<strong>de</strong>stinidad. Por otro lado, las incursiones sen<strong>de</strong>ristas a la SAIS<br />
Cahui<strong>de</strong> se alternaban con el hostigamiento a los puestos policiales ubicados en la zona <strong>de</strong>l Canipaco. Ese<br />
mismo año atacaron el puesto <strong>de</strong> Chongos Alto hasta lograr el retiro <strong>de</strong> los policías.<br />
<strong>Los</strong> sistemáticos ataques contra la unidad <strong>La</strong>ive, <strong>de</strong> la SAIS Cahui<strong>de</strong>, se incrementaron a fines <strong>de</strong> 1987,<br />
cuando un grupo sen<strong>de</strong>rista <strong>de</strong>struyó el mobiliario y sacrificó un número in<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> ganado <strong>de</strong> raza.<br />
Estas tropelías <strong>de</strong>l PCP-SL ocurrieron en un momento crítico para la SAIS Cahui<strong>de</strong>. En 1988, la Asamblea<br />
General <strong>de</strong> Socios discutía sobre el futuro <strong>de</strong> la empresa mientras negociaba sus propieda<strong>de</strong>s y remataba sus<br />
tierras a precios irrisorios: en una ocasión vendió cuarenta hectáreas por US$ 500. Esta situación era acremente<br />
criticada por los trabajadores, quienes <strong>de</strong>nunciaron una y otra vez la nefasta gestión gerencial.<br />
El PCP-SL pretendió capitalizar el <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong> los trabajadores asesinando a algunos directivos <strong>de</strong> la<br />
«cúpula», como el gerente <strong>de</strong> la SAIS —asesinado en Lima— y el administrador, en un paraje muy cercano a<br />
la unidad <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> Antapongo.<br />
En Chongos Alto, el arribo <strong>de</strong>l «nuevo po<strong>de</strong>r» también data <strong>de</strong>l segundo semestre <strong>de</strong> 1987, cuando las<br />
mismas columnas <strong>de</strong>l PCP-SL incursionaron <strong>de</strong> manera reiterada en el distrito para reunir pobladores —en<br />
particular a los más jóvenes— y <strong>de</strong>cirles que «los pobres no <strong>de</strong>bían estar marginados sino alcanzar el po<strong>de</strong>r<br />
para cambiar los rumbos».<br />
<strong>La</strong>s incursiones y el hostigamiento contra las Fuerzas Policiales continuaron durante los primeros meses<br />
<strong>de</strong> 1988. Poco tiempo <strong>de</strong>spués, la Policía abandonó la zona y se refugió en Huancayo. Del mismo modo, la<br />
consigna sen<strong>de</strong>rista <strong>de</strong> que todas las autorida<strong>de</strong>s renunciasen a sus cargos fue acatada sin oposición. Sin embargo,<br />
las autorida<strong>de</strong>s elegidas se mantuvieron en la clan<strong>de</strong>stinidad hasta 1992: se reunían a escondidas para<br />
evaluar el trabajo <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>signadas en los cargos <strong>de</strong> la comunidad.<br />
Como muestra <strong>de</strong> la rápida expansión <strong>de</strong> su influencia en la zona, en enero <strong>de</strong> 1988 el PCP-SL organizó un<br />
encuentro <strong>de</strong> pobladores <strong>de</strong> Chongos Alto con el objetivo <strong>de</strong> implantar un comité popular y <strong>de</strong>signó a los comuneros<br />
responsables. En este encuentro, los comuneros <strong>de</strong> Chongos Alto solicitaron que los menores <strong>de</strong> 18<br />
años no participasen en las incursiones sen<strong>de</strong>ristas y que se diera libertad a los jóvenes para abandonar el distrito<br />
si lo <strong>de</strong>seaban. Si alguno <strong>de</strong> ellos se quedaba por propia voluntad, los comisarios locales serían los encargados<br />
<strong>de</strong> supervisar su comportamiento. <strong>Los</strong> mandos <strong>de</strong> la columna sen<strong>de</strong>rista aceptaron el pedido <strong>de</strong> los pobladores,<br />
pero la vida cotidiana empezó a ser supervisada por las nuevas autorida<strong>de</strong>s. Al parecer, el discurso sen<strong>de</strong>rista<br />
caló entre algunos comuneros jóvenes, quienes fueron <strong>de</strong>signados como nuevas autorida<strong>de</strong>s.<br />
Un mes <strong>de</strong>spués, los sen<strong>de</strong>ristas <strong>de</strong>struyeron la sucursal <strong>de</strong>l Banco <strong>de</strong> la Nación ubicada en la capital <strong>de</strong>l<br />
distrito y continuaron con los «juicios populares» contra los adúlteros y abigeos <strong>de</strong>l lugar. <strong>Los</strong> mandos consultaban<br />
a los comuneros reunidos por el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l infractor y, en ocasiones, les perdonaban la vida a pedido<br />
<strong>de</strong> la población.<br />
En el primer semestre <strong>de</strong> 1988, los militantes <strong>de</strong>l PCP-SL –posiblemente integrantes <strong>de</strong> la misma columna<br />
que actuó en Chongos Alto– incursionaron en el distrito <strong>de</strong> Chacapampa. Se trataba <strong>de</strong> una treintena <strong>de</strong> hombres<br />
y mujeres armados que llegaron a la plaza principal, y con arengas y disparos al aire, reunieron a los<br />
pobladores para anunciarles que la «guerra popular ardía victoriosa» y que «el partido luchaba por los pobres».<br />
Un pequeño grupo <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ristas ingresó la municipalidad y al local <strong>de</strong> la Gobernación, e incineró su<br />
documentación en medio <strong>de</strong> la plaza.<br />
Tiempo <strong>de</strong>spués —y siguiendo la misma estrategia—, el PCP-SL amenazó a las autorida<strong>de</strong>s locales <strong>de</strong><br />
Chacapampa, quienes renunciaron a sus cargos o huyeron <strong>de</strong>l lugar. El PCP-SL nombró a sus <strong>de</strong>legados como<br />
parte <strong>de</strong>l «nuevo or<strong>de</strong>n», según el cual cualquier <strong>de</strong>sobediencia a sus reglas se pagaba con la muerte y en<br />
cualquier momento <strong>de</strong>l día la población podía ser convocada para dirimir cualquier problema, sea familiar o<br />
comunal. <strong>Los</strong> pobladores <strong>de</strong>bían acudir a los mandos sen<strong>de</strong>ristas para que solucionasen algunos <strong>de</strong> sus problemas<br />
y conflictos. En esa época, en el vecino distrito <strong>de</strong> Huasicancha la columna asesinó a tres personas: una<br />
enfermera, un aserrador y un agricultor.<br />
TOMO IV PÁGINA 128