Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN TERCERA CAPÍTULO 1<br />
Entre 1988 y 1990, los planes <strong>de</strong>l PCP-SL <strong>de</strong> «Desarrollar bases en función <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r» y <strong>de</strong><br />
«Construir la conquista <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r» iniciaron una nueva ofensiva nacional en busca <strong>de</strong>l «equilibrio estratégico».<br />
Entre otros objetivos, pretendían contrarrestar la expansión <strong>de</strong> los comités <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa civil y aprovechar<br />
el repliegue <strong>de</strong> algunas bases militares y policiales. En 1990, por ejemplo, cuando se retiraron los puestos<br />
policiales <strong>de</strong> los distritos <strong>de</strong> Huambalpa, Carhuanca y Vischongo, inmediatamente el PCP-SL organizó incursiones<br />
en estos poblados. El ligero repunte <strong>de</strong> la violencia en esta zona entre 1987 y 1992 fue <strong>de</strong> menor magnitud<br />
que en la ciudad <strong>de</strong> Huamanga o en la zona <strong>de</strong>l río Apurímac. <strong>La</strong>s provincias <strong>de</strong> Víctor Fajardo y Vilcashuamán<br />
parecen ser el epicentro <strong>de</strong> este último capítulo <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> violencia en la zona I en 1992.<br />
El final <strong>de</strong> la violencia: 1992-2000<br />
Si bien los CAD en esta zona se organizaron en pocas comunida<strong>de</strong>s, el PCP-SL perdió buena parte <strong>de</strong>l apoyo<br />
<strong>de</strong> la población local luego <strong>de</strong> recibir duros golpes en su red organizativa. A<strong>de</strong>más, con su escasa capacidad<br />
<strong>de</strong> fuego se vio impedido <strong>de</strong> hacer frente a la abrumadora superioridad <strong>de</strong> las patrullas militares. Por lo tanto,<br />
es posible afirmar que en esta zona, antes que la acción <strong>de</strong> los CAD, la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>l PCP-SL provino <strong>de</strong> los operativos<br />
realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las numerosas bases contrasubversivas instaladas en estas provincias <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong><br />
Ayacucho. Quizá en ninguna otra zona, salvo en las alturas <strong>de</strong> Huanta y en algunos espacios <strong>de</strong>l río Apurímac,<br />
se encuentren tantos arrasamientos <strong>de</strong> poblados enteros hechos por el PCP-SL y por las fuerzas militares:<br />
Pujas, Umaru, Acomarca, Cayara, Huancasancos, Lucanamarca, son sólo algunos <strong>de</strong> los nombres más conocidos<br />
<strong>de</strong> una larga lista <strong>de</strong> asesinatos colectivos que aceleraron una emigración masiva <strong>de</strong> sus pobladores.<br />
A la constante presencia <strong>de</strong> las Fuerzas Armadas y Policiales, que hacían patrullajes sostenidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
numerosas bases contrasubversivas instaladas en la zona, en 1992 se sumaron la captura <strong>de</strong> Abimael Guzmán<br />
y la creación <strong>de</strong> algunos CAD tardíos. A fines <strong>de</strong> 1992, el PCP-SL estaba militarmente <strong>de</strong>rrotado, lo que se<br />
acentuó con los acuerdos <strong>de</strong> paz propuestos al gobierno por Guzmán, aunque en la selva <strong>de</strong>l río Apurímac-<br />
Ene la facción <strong>de</strong> ‘Feliciano’ –«SL Rojo»– mantuvo su intención <strong>de</strong> continuar la lucha armada.<br />
Al parecer, mientras ‘Feliciano’ se resguardaba en la selva <strong>de</strong> los militares, cuadros sen<strong>de</strong>ristas <strong>de</strong> su facción<br />
fueron enviados a la zona <strong>de</strong> Vilcashuamán para intentar recomponer las bases <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>l comité zonal<br />
Cangallo-Fajardo. Así, la guerra continuó a través <strong>de</strong> algunos episodios sangrientos. Destaca el asesinato<br />
<strong>de</strong> quienes intentaban organizar los CAD en sus comunida<strong>de</strong>s y los retornantes que intentaban romper todo<br />
vínculo con el PCP-SL, estableciendo relaciones estrechas con el Ejército y el Estado a través <strong>de</strong>l apoyo a obras<br />
<strong>de</strong> infraestructura. Así, en 1995 Miguel Rivera –lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> Pujas, aquella que participó en el<br />
asalto <strong>de</strong>l PCP-SL al fundo Ayzarza en 1980– murió asesinado, y otros comuneros que empezaron a formar un<br />
CAD que transportaba autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Huancasancos –y sus custodios militares– volaron por los aires en las<br />
alturas <strong>de</strong> esa provincia: murieron diecisiete personas.<br />
El 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1992, en el paraje <strong>de</strong> Challhuamayo, ocurrió una <strong>de</strong> las emboscadas más sangrientas en<br />
esta zona, cuando fue dinamitado un vehículo <strong>de</strong> la municipalidad <strong>de</strong> Huancasancos en el que viajaban diecisiete<br />
personas, entre ellas el alcal<strong>de</strong> gestor <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> provincialización <strong>de</strong> Huancasancos, el subprefecto,<br />
el fiscal provincial, el juez <strong>de</strong> paz, el gerente <strong>de</strong> la microrregión, el conductor, un capitán <strong>de</strong>l Ejército y diez<br />
soldados que brindaban seguridad a las autorida<strong>de</strong>s. Todos perecieron en el acto. Este hecho <strong>de</strong> violencia,<br />
junto con el asesinato por el PCP-SL, al mes siguiente, <strong>de</strong> ocho personas en la comunidad <strong>de</strong> Pallcca, fue uno<br />
<strong>de</strong> los últimos. Casi como el epílogo aislado <strong>de</strong> un ciclo <strong>de</strong> violencia cerrado dos años atrás, en junio <strong>de</strong> 1994<br />
se registró el asesinato por el PCP-SL <strong>de</strong> Manuel Barrientos García, alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Sacsamarca.<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los acuerdos <strong>de</strong> paz propuestos por Guzmán, las normas que facilitaban el arrepentimiento,<br />
las acciones militares y las <strong>de</strong> los CAD, <strong>de</strong>bemos reconocer al final <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> violencia en esta zona el papel<br />
jugado por los retornantes, agredidos también por el PCP-SL, sobre todo en 1992. Éstos fueron importantes<br />
agentes <strong>de</strong> cambio, pues a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> convertirse muchos <strong>de</strong> ellos en integrantes <strong>de</strong> los CAD, realizaron trámites<br />
para que el Estado incrementase su presencia en la zona a través <strong>de</strong> programas sociales e inversiones en<br />
infraestructura básica, como construcción <strong>de</strong> postas médicas, refacción <strong>de</strong> colegios, etcétera. Si la marginación<br />
<strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esta zona fue una <strong>de</strong> las principales razones para que el PCP-SL obtuviera una importante<br />
adhesión a su propuesta <strong>de</strong> nuevo or<strong>de</strong>n, al final <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> violencia las <strong>de</strong>mandas al Estado eran casi<br />
las mismas <strong>de</strong> siempre, pero los <strong>de</strong>mandantes eran ahora, a<strong>de</strong>más, víctimas <strong>de</strong>l conflicto armado interno.<br />
TOMO IV PÁGINA 56