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Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet

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LA VIOLENCIA EN LAS REGIONES<br />

<strong>La</strong>s muertes continuaron en Usibamba, don<strong>de</strong> en distintas fechas <strong>de</strong> ese mismo año fueron asesinados los<br />

comuneros Aquilino Samaniego, César Damián Macha y Juan Inga, mientras que Pedro Canchumanya Mananí,<br />

Amando Aquino Macha y Carlos Damián Damián fueron secuestrados por los sen<strong>de</strong>ristas. En el anexo <strong>de</strong><br />

San Blas, los subversivos congregaron a los comuneros en la Escuela Estatal <strong>de</strong> Menores y realizaron un «juicio<br />

popular» que concluyó con el asesinato <strong>de</strong> Vidal Pare<strong>de</strong>s Ballasco, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la comunidad. El mismo<br />

día, otro grupo <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ristas incursionó en el anexo <strong>de</strong> Angasmayo y asesinó a un ingeniero apellidado Maraví,<br />

que trabajaba en el proyecto Coyllor, y al propietario <strong>de</strong>l único restaurante <strong>de</strong>l lugar.<br />

Uno <strong>de</strong> los últimos asesinatos ocurrió dos años <strong>de</strong>spués, el 5 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1991, cuando cinco personas encapuchadas<br />

ingresaron a la casa <strong>de</strong> Emiliano Inga Quispealaya, ex teniente gobernador <strong>de</strong> Quero, a quien<br />

torturaron y luego asesinaron <strong>de</strong> cinco balazos. <strong>La</strong> víctima era presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> irrigación Alwin.<br />

Esta ola <strong>de</strong> asesinatos y <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s productivas <strong>de</strong> las SAIS, así como <strong>de</strong> la infraestructura<br />

pública y <strong>de</strong> muchas propieda<strong>de</strong>s particulares, obligó a muchos comuneros a rematar los bienes comunales,<br />

repartiéndose el dinero y los animales restantes para retirarse hacia la capital <strong>de</strong> la provincia o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento.<br />

El mejor ejemplo <strong>de</strong> este éxodo lo encontramos en Quero, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> 210 comuneros sólo<br />

quedaron veinticinco.<br />

<strong>La</strong> acción militar y las rondas: 1989-1992<br />

El éxodo <strong>de</strong> comuneros se inició en 1987 pero se acentuó en 1989, a medida que la violencia se incrementaba.<br />

Ese mismo año se <strong>de</strong>splegó una ofensiva militar y policial que ejecutaba acciones punitivas basándose en la<br />

información acumulada por los agentes <strong>de</strong> inteligencia <strong>de</strong>splegados en la zona.<br />

El MRTA como coartada<br />

En 1989, tanto la Policía como el Ejército ingresaron a la zona <strong>de</strong> manera esporádica, intentando contrarrestar el<br />

avance sen<strong>de</strong>rista. En estas incursiones iniciales utilizaron —según todos los indicios acumulados— la estrategia<br />

<strong>de</strong> presentarse como militantes <strong>de</strong>l MRTA, organización que no tuvo presencia en la zona ni realizó nunca una<br />

incursión en ella y cuyos métodos, a<strong>de</strong>más, diferían mucho <strong>de</strong> los «ajusticiamientos» que hubo en Cunas.<br />

En efecto, el día 30 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1989, en el anexo <strong>de</strong> San Pedro <strong>de</strong> Sulcán, personas vestidas <strong>de</strong> paisanas<br />

—al parecer policías— ingresaron al anexo y realizaron pintas a favor <strong>de</strong> la lucha armada, afirmando ser integrantes<br />

<strong>de</strong>l MRTA. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> los comuneros se encontraba en una faena comunal en un lugar ubicado a 4<br />

km <strong>de</strong> distancia. <strong>Los</strong> supuestos integrantes <strong>de</strong>l MRTA congregaron a los pocos comuneros que quedaban en el<br />

pueblo —en su mayoría ancianos y niños— a un costado <strong>de</strong>l colegio secundario San Pedro. Luego los encerraron<br />

en la iglesia <strong>de</strong> la localidad y pretendieron quemarlos vivos. Sin embargo, la falta <strong>de</strong> combustible hizo que<br />

<strong>de</strong>sistieran <strong>de</strong> su propósito. Del grupo <strong>de</strong> comuneros congregados, fueron separados Lopecino Calixto Inga,<br />

Magno Inga Mucha, Dacio Castillo y Justo Inga Inga, quienes poco <strong>de</strong>spués fueron asesinados. <strong>Los</strong> presuntos<br />

emerretistas indagaron por Justo Inga <strong>La</strong>zo, pero encontraron a Justo Inga Inga, estudiante <strong>de</strong>l instituto San<br />

Agustín <strong>de</strong> Cajas, quien fue asesinado. Justo Inga <strong>La</strong>zo —capturado posteriormente— purga una con<strong>de</strong>na <strong>de</strong><br />

veinte años por <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> terrorismo y traición a la Patria.<br />

<strong>La</strong> coartada contrasubversiva <strong>de</strong> utilizar el nombre <strong>de</strong>l MRTA tuvo su ejemplo mayor en la zona el 4 <strong>de</strong> noviembre<br />

<strong>de</strong> 1989, día en el cual alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treinta personas fuertemente armadas y con el rostro cubierto con<br />

pasamontañas tomaron la capital <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Jarpa, don<strong>de</strong> ingresaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diversos puntos dando vivas al<br />

MRTA. De inmediato, reunieron a los pobladores en la plaza <strong>de</strong> armas. Una vez reunidos los separaron en pelotones<br />

<strong>de</strong> hombres, mujeres, niños y ancianos. Uno <strong>de</strong> los encapuchados, con una lista en la mano, llamó por su<br />

nombre a varios comuneros. Entre los nombrados figuraban Nicolás Reyes Pariona, el profesor Simeón Clemente<br />

Salvatierra, Uberto Macha Solano, Isidora Solano Carhuamaca y Román Quispe Solano, agente municipal <strong>de</strong>l<br />

barrio <strong>La</strong> Unión. <strong>Los</strong> cinco fueron introducidos en la casa <strong>de</strong> Pelayo Yauri Hinostroza, ubicada en la plaza principal.<br />

A los <strong>de</strong>más se les or<strong>de</strong>nó que se tendieran en el piso. Tiempo <strong>de</strong>spués, los encapuchados abandonaron la<br />

casa don<strong>de</strong> fueron asesinados los comuneros <strong>de</strong>tenidos. Mientras esto ocurría, otros encapuchados saqueaban<br />

las tiendas <strong>de</strong>l lugar. <strong>Los</strong> comuneros presumen que los atacantes eran militares, porque todos, sin excepción,<br />

«tenían porte militar», estaban armados con el mismo tipo <strong>de</strong> fusil y uno <strong>de</strong> ellos fotografiaba lo que ocurría en<br />

TOMO IV PÁGINA 133

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