Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN TERCERA CAPÍTULO 1<br />
dijimos al inicio, <strong>de</strong>l corredor que significaba la cuenca <strong>de</strong>l Tulumayo. Se intentó compensar la falta <strong>de</strong> combatientes<br />
recurriendo a los pobladores que formaban parte <strong>de</strong> la fuerza local en las bases <strong>de</strong> apoyo, pero éstos<br />
tenían muy poca experiencia —o ninguna— en combate. El reclutamiento <strong>de</strong> jóvenes a la fuerza fue incrementándose<br />
para suplir la falta <strong>de</strong> combatientes.<br />
Otra explicación <strong>de</strong>l cambio es el incremento <strong>de</strong> las incursiones <strong>de</strong>l Ejército en Comas y Cochas. En junio<br />
<strong>de</strong> 1989, una patrulla <strong>de</strong>l Ejército compuesta por cuarenta soldados, aproximadamente, al mando <strong>de</strong>l capitán<br />
‘Davis’, llegó a la comunidad <strong>de</strong> Cochas y preguntó a los pobladores dón<strong>de</strong> estaban los subversivos. Éstos<br />
respondieron que <strong>de</strong>sconocían su para<strong>de</strong>ro, y los militares replicaron: «Nosotros venimos a cuidarlos a uste<strong>de</strong>s<br />
y no tienen por qué preocuparse». En cumplimiento <strong>de</strong> su oferta, los militares se instalaron en el local<br />
municipal durante algunos días, incursionando en diferentes comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Cochas. En muchas <strong>de</strong> ellas no<br />
encontraron a nadie, pues ante el solo rumor <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> los militares la población se escondía en los<br />
cerros por el temor <strong>de</strong> posibles represalias. A<strong>de</strong>más, los subversivos advirtieron a los pobladores que cualquier<br />
tipo <strong>de</strong> colaboración con el Ejército sería sancionada con la pena máxima.<br />
El tercer factor en el cambio <strong>de</strong>l actuar sen<strong>de</strong>rista está relacionado con las limitaciones que impusieron<br />
en muchas comunida<strong>de</strong>s y poblados <strong>de</strong>l Tulumayo con respecto a los cultivos: la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> sembrar sólo<br />
para el autoconsumo y <strong>de</strong> no comerciar se cumplió por el terror impuesto. «No hay que dar <strong>de</strong> comer al<br />
Estado caduco», fue la sentencia sen<strong>de</strong>rista. Para octubre <strong>de</strong> 1989, los pobladores no tenían qué sembrar y la<br />
escasez <strong>de</strong> alimentos era general. «El hambre crecía día a día. Ya se vivió tal <strong>de</strong>sesperación... caótica. Ya no<br />
había nada que comer».<br />
<strong>Los</strong> pobladores organizados en rondas: la historia cambia. 1990-1992<br />
Estos factores fueron creando las condiciones para la sublevación <strong>de</strong> los pobladores contra el «nuevo or<strong>de</strong>n»<br />
sen<strong>de</strong>rista, pero los intentos <strong>de</strong> oposición iniciales se pagaron con la vida. Así, en octubre <strong>de</strong> 1989 fue <strong>de</strong>saparecido<br />
por los sen<strong>de</strong>ristas Valuis Maraví, poblador <strong>de</strong> Andas, Cochas, quien propuso a sus vecinos <strong>de</strong>nunciar<br />
a los sen<strong>de</strong>ristas. Unos días <strong>de</strong>spués, en la madrugada <strong>de</strong>l 11 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1989, un grupo numeroso <strong>de</strong> militantes<br />
sen<strong>de</strong>ristas, armados y encapuchados, ingresaron a Runatullo y asesinaron a Emilio Kamel Llacua,<br />
Rigoberto Pariona, Andrés Unchupaico y Antonio Barja, acusados <strong>de</strong> «oponerse al partido».<br />
Al igual que en las zonas altas <strong>de</strong>l Canipaco y Cunas, la oposición al or<strong>de</strong>n sen<strong>de</strong>rista también fue alentada<br />
por el Ejército, como se constata en noviembre <strong>de</strong> 1989, cuando una patrulla militar visitó la comunidad <strong>de</strong> Pusacpampa,<br />
reunió a la población y la instó a organizarse en rondas campesinas. «Uste<strong>de</strong>s saben quiénes mataron<br />
a su gente. Agárrenlos y mátenlos. Hagan justicia uste<strong>de</strong>s mismos. Nosotros los garantizamos. Mátenlos igual».<br />
<strong>La</strong> muerte <strong>de</strong> los pobladores <strong>de</strong> Runatullo, en octubre, causó estupor entre los pobladores <strong>de</strong> Talhuis,<br />
quienes cansados <strong>de</strong> abusos, acosados por el hambre y las amenazas <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong>cidieron sublevarse y acabar<br />
con los insurgentes. En los días siguientes, algunos pobladores y autorida<strong>de</strong>s locales se reunieron con la<br />
intención <strong>de</strong> organizarse para enfrentar a los subversivos. Con ese fin, se pusieron en contacto con pobladores<br />
<strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Runatullo, Torolumi, Todos los Santos, Marayniyoq y Villa Muchca. A fines <strong>de</strong> diciembre<br />
<strong>de</strong> 1989, los pobladores <strong>de</strong> esas comunida<strong>de</strong>s se reunieron en Talhuis. Allí acordaron en forma unánime<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> las incursiones sen<strong>de</strong>ristas y encargaron a un grupo pequeño <strong>de</strong> comuneros la tarea <strong>de</strong><br />
visitar el fuerte Cáceres –ubicado en la ciudad <strong>de</strong> Concepción– para solicitar apoyo militar.<br />
<strong>Los</strong> militares se mostraron incrédulos ante el pedido <strong>de</strong> ayuda para acabar con la subversión en el Tulumayo.<br />
Su escepticismo se basaba en la imagen que tenían <strong>de</strong>l Tulumayo, consi<strong>de</strong>rado como «zona roja» controlada<br />
por las fuerzas <strong>de</strong>l PCP-SL. Pero el apoyo fue acordado, y un contingente <strong>de</strong>l Ejército, fuertemente<br />
armado, marchó junto a la <strong>de</strong>legación <strong>de</strong> pobladores hasta Talhuis. Allí, el oficial al mando <strong>de</strong> los militares<br />
exhortó a la población para que se organizara en rondas campesinas –tal y como los campesinos <strong>de</strong> Cajamarca<br />
se habían organizado para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> los abigeos– como la única manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotar a los subversivos.<br />
El rumor <strong>de</strong> la organización <strong>de</strong> los pobladores <strong>de</strong> Talhuis y otros poblados para luchar contra los subversivos<br />
se difundió entre las comunida<strong>de</strong>s y poblados vecinos <strong>de</strong> Cochas. El 19 <strong>de</strong> enero, los pocos pobladores<br />
que aún quedaban en el pueblo <strong>de</strong> Cochas acordaron «plantar una ban<strong>de</strong>ra blanca y organizar las rondas<br />
campesinas» y dirigirse al pueblo <strong>de</strong> Tunzo. Allí, junto con pobladores <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Parco, Huancamanta,<br />
Lucmayo y Macon (anexos <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong> Cochas), y Comas, Talhuis, y Racracalla (anexos <strong>de</strong>l distri-<br />
TOMO IV PÁGINA 138