Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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El MRTA<br />
LA VIOLENCIA EN LAS REGIONES<br />
Des<strong>de</strong> fines <strong>de</strong> 1987 el MRTA también ingresó —aunque <strong>de</strong> manera esporádica— a algunas comunida<strong>de</strong>s y<br />
poblados <strong>de</strong>l Tulumayo. <strong>Los</strong> pobladores <strong>de</strong> Racracalla recuerdan la incursión, en diciembre <strong>de</strong> 1988, <strong>de</strong> un<br />
grupo <strong>de</strong> militantes <strong>de</strong>l MRTA uniformados y armados con fusiles y otros pertrechos militares, que convocaron<br />
al pueblo a una asamblea en la plaza para <strong>de</strong>cirles que su lucha era «para conquistar el po<strong>de</strong>r para el pueblo»<br />
y que en esa tarea todos tenían «un lugar y un papel que cumplir», instando a las autorida<strong>de</strong>s comunales<br />
y al teniente gobernador a que trabajasen por el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l pueblo. Luego llamó a incorporarse a sus filas a<br />
todos aquellos que estuviesen dispuestos a luchar «para acabar con la explotación <strong>de</strong> los ricos y el hambre que<br />
sufre el pueblo peruano». Por último, compraron víveres en las tiendas y partieron con rumbo a Comas.<br />
Quedaba así claro que la tónica <strong>de</strong>l accionar <strong>de</strong>l MRTA —al menos en el Tulumayo— contrastaba con que<br />
pusieron en práctica los <strong>de</strong>stacamentos armados <strong>de</strong>l PCP-SL. En primer lugar, no reemplazaba –ni menos<br />
amenazaba– a las autorida<strong>de</strong>s locales. En segundo lugar, exhortaba a las autorida<strong>de</strong>s elegidas a que trabajaran<br />
en beneficio <strong>de</strong> su pueblo, y por último, instaba a la población a que se <strong>de</strong>fendiera <strong>de</strong> cualquier ataque que<br />
vulnerara sus <strong>de</strong>rechos. Quizá por ello los pobladores tienen un buen recuerdo <strong>de</strong> los militantes emerretistas<br />
y resaltan las diferencias <strong>de</strong> su comportamiento con el <strong>de</strong> los militantes <strong>de</strong>l PCP-SL.<br />
<strong>La</strong> violencia se expan<strong>de</strong>: 1988-1989<br />
A lo largo <strong>de</strong> 1988, en numerosos poblados <strong>de</strong>l Tulumayo, las autorida<strong>de</strong>s que renunciaron <strong>de</strong>bido a las amenazas<br />
sen<strong>de</strong>ristas fueron reemplazadas por responsables <strong>de</strong> comités populares organizados por el PCP-SL,<br />
cada uno <strong>de</strong> ellos integrado por cinco comisarios: comisario secretario, comisario <strong>de</strong> seguridad, comisario <strong>de</strong><br />
producción, comisario <strong>de</strong> asuntos comunales y comisario <strong>de</strong> organizaciones populares. El cargo <strong>de</strong> comisario<br />
secretario <strong>de</strong>bía recaer en manos <strong>de</strong> un militante <strong>de</strong> la organización, sin embargo, ante la escasez <strong>de</strong> tales militantes,<br />
en ocasiones dicho puesto fue asumido por un poblador.<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>de</strong>signar comisarios y <strong>de</strong>legados, la fuerza principal <strong>de</strong>l PCP-SL recorrió permanentemente el<br />
Tulumayo, visitando y organizando a los poblados <strong>de</strong> los tres distritos. Unas veces transitaban cuarenta hombres,<br />
otras veinte o treinta. Siempre portaban algunas armas <strong>de</strong> guerra y en cada una <strong>de</strong> sus incursiones mostraban<br />
disciplina y entusiasmo ante la inminente victoria <strong>de</strong> la guerra popular. «Ellos <strong>de</strong>cían que "ya estamos<br />
ganando, avanzando, estamos ro<strong>de</strong>ando [la ciudad <strong>de</strong> Lima], si todos salimos en un ratito ya terminamos"».<br />
En los primeros meses <strong>de</strong> 1988, las incursiones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stacamentos <strong>de</strong>l PCP-SL no provocaron el abierto<br />
rechazo <strong>de</strong> importantes sectores en la población <strong>de</strong>l Tulumayo, con la excepción <strong>de</strong> algunas familias <strong>de</strong>dicadas<br />
al comercio que, <strong>de</strong>bido a su mejor posición económica, hubieran podido ser blanco <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> los<br />
subversivos y optaron por migrar a la capital <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Concepción o a la ciudad <strong>de</strong> Huancayo. Es<br />
difícil cuantificar el número <strong>de</strong> personas que emigró <strong>de</strong> la zona durante el primer año <strong>de</strong> presencia activa <strong>de</strong><br />
los grupos sen<strong>de</strong>ristas, sin embargo, se estima que oscila entre 5 y 10% <strong>de</strong> la población total.<br />
El avance en la organización <strong>de</strong> los comités populares en Comas, Cochas y, en menor medida, en Mariscal<br />
Castilla durante 1988 se basaba en el establecimiento <strong>de</strong> algunas bases <strong>de</strong> apoyo en el Tulumayo:<br />
Antes, muchos <strong>de</strong> los que estaban en la fuerza principal andaban con pasamontañas. Luego ya no. No tenían ningún<br />
problema en caminar con el rostro <strong>de</strong>scubierto [...] Ya todos éramos compañeros [...] <strong>La</strong> gente <strong>de</strong> la fuerza<br />
principal jugaba fulbito con los <strong>de</strong> la fuerza local.<br />
Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> 1989 en a<strong>de</strong>lante, los <strong>de</strong>stacamentos subversivos comenzaron a per<strong>de</strong>r la fuerza<br />
y empuje que tan sólo unos meses antes los habían caracterizado. <strong>La</strong> fuerza principal seguía recorriendo la<br />
cuenca <strong>de</strong>l Tulumayo, pero se notaban visibles modificaciones en su composición y estado <strong>de</strong> ánimo. <strong>La</strong>s municiones<br />
escaseaban pero, sobre todo, su grado <strong>de</strong> violencia aumentaba, y los «ajusticiamientos» a los disi<strong>de</strong>ntes<br />
eran hechos con armas blancas. Según testimonios recogidos, cuando las columnas sen<strong>de</strong>ristas arribaban a<br />
alguna comunidad <strong>de</strong> Cochas o <strong>de</strong> Comas, el comentario habitual entre los insurgentes era que no habían<br />
<strong>de</strong>scansado ni comido bien en varios días. Por otra parte, la disminución <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> integrantes <strong>de</strong><br />
estas columnas se hacía evi<strong>de</strong>nte.<br />
Este cambio se explica, en parte, por la pérdida <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus combatientes, entre muertos y heridos,<br />
en enfrentamientos con las Fuerzas Armadas ocurridos en algunas localida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Satipo, prolongación, como<br />
TOMO IV PÁGINA 137