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Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet

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LA VIOLENCIA EN LAS REGIONES<br />

pro sen<strong>de</strong>ristas, como quiso insinuar en un primer momento el gobierno, que pretendía minimizar la presencia<br />

<strong>de</strong> grupos subversivos en la capital.<br />

En mayo <strong>de</strong> 1988, con motivo <strong>de</strong> la segunda visita <strong>de</strong> Juan Pablo II a Lima, también se registró un incremento<br />

<strong>de</strong> la violencia en la capital. Familiares <strong>de</strong> presos <strong>de</strong>l MRTA tomaron diversas iglesias, mientras elementos<br />

sen<strong>de</strong>ristas colocaron dinamita cerca al Campo Eucarístico <strong>de</strong> San Miguel. Poco antes se había <strong>de</strong>sactivado<br />

un coche bomba cerca <strong>de</strong> la Base Aérea Nº 8.<br />

<strong>La</strong> escalada <strong>de</strong> la violencia <strong>de</strong>l PCP-SL: 1989-1992<br />

Hasta 1989, los apagones y paros armados eran consi<strong>de</strong>rados como acciones alejadas <strong>de</strong> los distritos céntricos<br />

resi<strong>de</strong>nciales, pero el aparente avance <strong>de</strong> la lucha armada frente a la ineficacia <strong>de</strong> la política contrasubversiva<br />

llevó a que la directiva sen<strong>de</strong>rista consi<strong>de</strong>rase propicio expandir y <strong>de</strong>sarrollar el «quinto plan» —<br />

cuyo objetivo era impulsar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> bases <strong>de</strong> apoyo—, centrándose en la construcción <strong>de</strong>l nuevo<br />

po<strong>de</strong>r. Es <strong>de</strong>cir, se buscaba <strong>de</strong>struir el aparato estatal y generar un vacío <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r —incluso mediante el<br />

asesinato <strong>de</strong> dirigentes vecinales— mientras se pretendía <strong>de</strong>mostrar a la población el avance <strong>de</strong> la guerra<br />

popular incrementando las acciones terroristas a través <strong>de</strong> coches bombas y atentados localizados principalmente<br />

en el centro comercial y financiero <strong>de</strong> Lima. Este repunte tuvo lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1989 y alcanzó<br />

su mayor intensidad entre abril <strong>de</strong> 1991 y julio <strong>de</strong> 1992.<br />

A fines <strong>de</strong>l régimen <strong>de</strong> Alan García (1985-1990), la situación económica se caracterizó por una hiperinflación<br />

<strong>de</strong> 60% mensual, una reducción <strong>de</strong> los salarios reales en 50% con respecto a julio <strong>de</strong> 1985 y apenas 107<br />

millones <strong>de</strong> dólares en reservas internacionales. El sistema financiero había visto reducir su intermediación a<br />

la tercera parte <strong>de</strong>l nivel alcanzado en 1982, mientras que la presión tributaria llegó apenas al 4% <strong>de</strong>l PBI y el<br />

déficit fiscal representaba el 12% <strong>de</strong>l PBI. En este escenario, el accionar <strong>de</strong> los grupos subversivos recru<strong>de</strong>ció<br />

notablemente, afectando <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sproporcionada al centro económico y político <strong>de</strong>l país con una resonancia<br />

insospechada, en su mayor parte <strong>de</strong>bido al enfoque sensacionalista <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación, en<br />

el contexto <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> régimen presi<strong>de</strong>ncial y las modificaciones en la estrategia contrasubversiva.<br />

En vísperas <strong>de</strong> las elecciones presi<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> 1990, el MRTA secuestró al empresario Héctor Delgado<br />

Parker, lo que le permitió tener una tribuna momentánea a través <strong>de</strong> Panamericana Televisión. En enero <strong>de</strong><br />

1990, el mismo grupo asesinó en San Isidro al general Enrique López Albújar, ex ministro <strong>de</strong> Defensa. Mientras<br />

tanto, el PCP-SL multiplicaba los asesinatos <strong>de</strong> funcionarios vinculados con el gobierno aprista, como fue<br />

el caso <strong>de</strong> Felipe Santiago Salaverry, ex presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Instituto Peruano <strong>de</strong> Seguridad Social (IPSS).<br />

Todos estos actos fueron generando una percepción <strong>de</strong> caos e incertidumbre generalizada asociada, en medio<br />

<strong>de</strong> apagones continuos, a la crisis económica, que alcanzó, como dijimos, niveles hiperinflacionarios sin antece<strong>de</strong>ntes.<br />

El impacto que tuvieron los atentados subversivos a las instalaciones comerciales y la infraestructura<br />

estatal agravó esta percepción, sin que la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> estados <strong>de</strong> emergencia o la creación <strong>de</strong> comandos políticos<br />

militares mejorase la situación. Por el contrario, se empezaron a manifestar amenazas al periodismo <strong>de</strong> investigación,<br />

uno <strong>de</strong> cuyos prece<strong>de</strong>ntes fue el cierre <strong>de</strong>l programa televisivo Encuentros, conducido por César<br />

Hil<strong>de</strong>brandt, que fue suspendido por las presiones que venían afectando las informaciones sobre el caso <strong>de</strong> Jaime<br />

Ayala. Hil<strong>de</strong>brandt <strong>de</strong>nunció que las Fuerzas Armadas habían obligado a los directivos <strong>de</strong> todos los canales<br />

<strong>de</strong> televisión a evitar que se informase sobre cualquiera <strong>de</strong> los militares involucrados en algún tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>lito.<br />

A partir <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1989, las acciones subversivas se incrementaron en más <strong>de</strong>l 100%, con miras a las acciones<br />

a realizarse a partir <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1990 para impedir las elecciones presi<strong>de</strong>nciales. Esta etapa <strong>de</strong> ascenso se<br />

prolongó hasta agosto <strong>de</strong> 1990, y los principales objetos <strong>de</strong> atentados fueron los centros comerciales y las unida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> transporte en la capital. Se inició un proceso <strong>de</strong> racionamiento eléctrico que afectó la actividad comercial e<br />

industrial. Con el nuevo gobierno <strong>de</strong> Alberto Fujimori, se reactivaron las acciones subversivas en la capital: en<br />

abril <strong>de</strong> 1991 se registraron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> voladuras <strong>de</strong> torres y ataques a agencias bancarias hasta un atentado contra el<br />

local <strong>de</strong>l Instituto Libertad y Democracia dirigido por Hernando <strong>de</strong> Soto, en ese entonces asesor <strong>de</strong> Fujimori.<br />

<strong>La</strong> modalidad <strong>de</strong> los coches bombas sufrió un repliegue entre agosto y septiembre <strong>de</strong> 1992, para luego volver<br />

a ascen<strong>de</strong>r: en noviembre <strong>de</strong> ese año llegaron a catorce y en diciembre a diez, aunque el número <strong>de</strong> víctimas<br />

se redujo consi<strong>de</strong>rablemente. En el balance <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> atentados, se observa que Lima fue el escenario <strong>de</strong> mayores<br />

acciones subversivas en 1992: registró más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> los actos subversivos <strong>de</strong> todo el país. En cuanto a<br />

TOMO IV PÁGINA 339

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