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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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da <strong>la</strong> impresión <strong>de</strong> estar preso en el pensamiento, pero esta influencia sigue siendo<br />

superficial; en realidad, <strong>la</strong> forma en su universalidad se opone al contenido en su <strong>de</strong>terminación<br />

particu<strong>la</strong>r, y esta reflexión, que es el resultado <strong>de</strong>l estoicismo, constituye <strong>la</strong><br />

base <strong>de</strong> toda liberación escéptica. En efecto, el estoicismo se limita a afirmar <strong>la</strong><br />

coherencia <strong>de</strong>l pensamiento en todos los diversos contenidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia. La<br />

autoconsciencia libre se eleva así por encima <strong>de</strong> <strong>la</strong> confusión <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y conserva para<br />

sí <strong>la</strong> impasibilidad sin vida que tanto se ha admirado en el sabio estoico; pero <strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong>terminaciones siguen siendo lo que son, el pensamiento se extien<strong>de</strong> allí y se afirma él<br />

mismo; <strong>la</strong>s <strong>de</strong>terminaciones son, y su ser particu<strong>la</strong>r, arbitrariamente elevado a <strong>la</strong> altura<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> universalidad <strong>de</strong>l pensamiento, se conserva en su particu<strong>la</strong>ridad. El dogmatismo se<br />

muestra en este pensamiento que, <strong>de</strong> esta manera, erige arbitrariamente en dogma tal o<br />

cual <strong>de</strong>terminación. En dicho estadio el pensamiento puro no tiene en él su propio<br />

contenido. «El estoicismo caía en <strong>la</strong> perplejidad cuando se le interrogaba, según <strong>la</strong><br />

expresión <strong>de</strong> entonces, sobre el criterio <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad en general, es <strong>de</strong>cir, hab<strong>la</strong>ndo con<br />

propiedad, sobre el contenido <strong>de</strong>l pensamiento mismo. Ante <strong>la</strong> pregunta qué cosa es<br />

buena y verda<strong>de</strong>ra, daba por respuesta, una vez más, el pensamiento mismo sin<br />

contenido: lo verda<strong>de</strong>ro y lo bueno <strong>de</strong>be consistir en <strong>la</strong> racionalidad. Perfecta igualdad<br />

<strong>de</strong>l pensamiento consigo mismo no es más que <strong>la</strong> forma pura en <strong>la</strong> cual nada se<br />

<strong>de</strong>termina; <strong>de</strong> este modo, <strong>la</strong>s expresiones universales <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro y lo bueno, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

sabiduría y <strong>la</strong> virtud, en <strong>la</strong>s cuales necesariamente el estoicismo tiene que <strong>de</strong>tenerse, no<br />

cabe duda <strong>de</strong> que son edificantes en general; pero como, en realidad, no pue<strong>de</strong>n<br />

conducir a ninguna ampliación <strong>de</strong>l contenido, no tardan en originar el hastío.» 384<br />

Así, pues, aquí el pensamiento libre sigue siendo formal; formal en el sentido <strong>de</strong><br />

que habiendo <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s diferencias vitales <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>l puro pensamiento,<br />

es capaz <strong>de</strong> superar todas <strong>la</strong>s diferencias y encontrar en el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> esencialidad <strong>de</strong>l pensamiento;<br />

pero entonces <strong>la</strong> forma afecta superficialmente a un contenido que, a pesar <strong>de</strong><br />

todo, conserva su especificidad y tien<strong>de</strong> a afirmarse como un contenido que continúa<br />

estando dado. De <strong>la</strong> misma manera, en el mundo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, el reconocimiento jurídico<br />

transforma <strong>de</strong> hecho <strong>la</strong> posesión en propiedad; pero esta transformación no hace otra<br />

cosa que dar el hábito d <strong>la</strong> universalidad a un mundo que conserva su contingencia. Las<br />

diferencias <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, <strong>la</strong>s diferencias <strong>de</strong> situación, se mantienen cuando el pensamiento,<br />

reflejándose en sí mismo, se <strong>de</strong>termina como forma pura. Este contenido dado, que a<br />

pesar <strong>de</strong> todo sigue siendo impermeable al pensamiento, es el ser otro que al término <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> experiencia <strong>de</strong>l dogmatismo acaba resurgiendo «como <strong>la</strong> <strong>de</strong>terminabilidad que se ha<br />

hecho permanente». 385<br />

El estoicismo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> representar <strong>la</strong> primera noción <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad como<br />

pensamiento. La obstinación era <strong>la</strong> permanencia <strong>de</strong>l yo en una <strong>de</strong>terminación concreta,<br />

una forma particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> servidumbre. El obstinado no se hal<strong>la</strong> elevado por encima <strong>de</strong><br />

una situación vital <strong>de</strong> <strong>la</strong> que sigue siendo prisionero; no encuentra el puro yo, sino el yo<br />

vincu<strong>la</strong>do todavía a una Naturaleza que él no ha hecho. Su meta es un objetivo ajeno<br />

presentado por <strong>la</strong> Naturaleza; su <strong>de</strong>seo y su trabajo siguen estando limitados a una<br />

esfera particu<strong>la</strong>r. «La expansión multiforme <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida distinguiéndose en sí misma, <strong>la</strong><br />

singu<strong>la</strong>rización y <strong>la</strong> confusión <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida son el objeto sobre el cual el <strong>de</strong>seo j el trabajo<br />

ejercen su actividad.» 386 El estoico sabe tener una voluntad universal; no quiere tal cosa<br />

<strong>de</strong>terminada sino que se quiere a sí mismo en todo contenido. Ello no obstante, <strong>la</strong><br />

dualidad <strong>de</strong> este contenido, que no engendra el pensamiento, y <strong>de</strong> este pasado igual a sí<br />

mismo no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> manifestarse al fin. Tal es el escepticismo que, en cambio,<br />

384 Phénoménologie, l, p. 171 (Fenomenología, p. 124).<br />

385 Phénoménologie, I, p. 171 (Fenomenología, p. 124).<br />

386 Phénoménologie, I, p. 169 (Fenomenología, pp. 122-123).

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