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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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inmutable, mientras que en el concepto su objeto esencial era so<strong>la</strong>mente lo inmutable<br />

abstracto privado <strong>de</strong> figura.» Ahora es necesario que <strong>la</strong> consciencia se aparte <strong>de</strong> ese<br />

estado <strong>de</strong> separación que caracterizaba el concepto <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada y que<br />

realice en el<strong>la</strong> misma <strong>la</strong> unidad en que se ha convertido bajo <strong>la</strong> forma <strong>de</strong>l Cristo<br />

histórico. Justamente por ello «dicha consciencia <strong>de</strong>be elevar hasta el ser uno absoluto<br />

su inicial re<strong>la</strong>ción exterior con lo inmutable figurado que es como <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con una<br />

realidad efectiva ajena». 426 Los discípulos vieron en Cristo <strong>la</strong> realización <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad<br />

tan buscada por el mundo judío y por sus profetas, pero para ellos esta unidad es<br />

todavía una verdad ajena a su propia consciencia. Cristo está allí en el espacio y en el<br />

tiempo; en él lo inmutable se ha convertido en «singu<strong>la</strong>ridad pensante»,<br />

autoconscicncia, pero está situado aún ante <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada como «uno<br />

sensible y opaco, con toda <strong>la</strong> rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una cosa efectiva». 427 Esta unidad que es <strong>la</strong><br />

esencia y el objeto <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia es puesta fuera <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, es una presencia que<br />

todavía no es presencia perfecta y auténtica, sino que sigue estando <strong>la</strong>strada por una<br />

imperfección que es una oposición». En <strong>la</strong> parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología <strong>de</strong>dicada a <strong>la</strong><br />

«religión reve<strong>la</strong>da», así como en <strong>la</strong>s Lecciones sobre <strong>la</strong> filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, <strong>Hegel</strong><br />

volverá a tratar <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Cristo para los discípulos, una presencia que todavía<br />

no es <strong>la</strong> inmanencia <strong>de</strong>l espíritu. Los trabajos <strong>de</strong> juventud contienen igualmente<br />

numerosos estudios preliminares sobre este punto. 428<br />

La consciencia <strong>de</strong>sgraciada es consi<strong>de</strong>rada entonces <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma forma que lo era <strong>la</strong><br />

autoconsciencia: en sí, para sí, en sí y para sí. En tanto que pura consciencia, <strong>de</strong>bemos<br />

consi<strong>de</strong>rar lo que constituye su esencia y cómo <strong>la</strong> alcanza; en tanto que ser para sí, <strong>la</strong><br />

vemos manifestarse en <strong>la</strong> negación <strong>de</strong>l más acá como <strong>de</strong>seo y trabajo; finalmente,<br />

vemos <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> todo este proceso en <strong>la</strong> consciencia que el<strong>la</strong> toma <strong>de</strong> su ser para sí,<br />

en el ascetismo y <strong>la</strong> resignación cristiana.<br />

Como pura consciencia, su objeto es para el<strong>la</strong> <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong> lo inmutable y <strong>de</strong> lo<br />

singu<strong>la</strong>r, pero no se re<strong>la</strong>ciona con su esencia <strong>de</strong> una manera pensante, sino que es el<br />

sentimiento <strong>de</strong> dicha unidad sin ser todavía su concepto. Por eso su esencia todavía le<br />

es ajena, no ha rebasado completamente <strong>la</strong> dualidad característica <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia<br />

<strong>de</strong>sgraciada. En tanto que sentimiento, sin duda es dualidad superada; no es ni el<br />

pensamiento abstracto <strong>de</strong>l estoico, ni <strong>la</strong> pura inquietud escéptica. Pero en tanto que no<br />

es el concepto, el pensamiento auténtico <strong>de</strong> ese sentimiento <strong>de</strong> sí, vuelve a caer<br />

incesantemente en su estado <strong>de</strong> división y <strong>de</strong> separación consigo misma. El alma <strong>de</strong>l<br />

discípulo tiene c<strong>la</strong>ramente <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> que ha sido conocida y reconocida por un Dios<br />

que es él mismo un alma singu<strong>la</strong>r, pero esa certeza es so<strong>la</strong>mente sentimiento, es una<br />

nostalgia como <strong>la</strong> Sehnsucht <strong>de</strong> Jacobi, un fervor piadoso (Andacht) que únicamente va<br />

en <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong>l pensamiento, sin ser él pensamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia. El sentimiento<br />

que esta consciencia tiene <strong>de</strong> lo divino, justamente porque no es más que sentimiento,<br />

es un sentimiento quebrado, roto; no se encuentra a sí mismo o no se posee como una<br />

verdad auténtica, una verdad que fuera inmanente a <strong>la</strong> autoconsciencia y que fuera su<br />

propio saber. En Cristo, el alma cristiana conoce lo divino como singu<strong>la</strong>ridad pensante,<br />

pero todavía no lo conoce como singu<strong>la</strong>ridad universal. «Buscado como singu<strong>la</strong>r no es<br />

una singu<strong>la</strong>ridad universal y pensada, no es concepto, sino que es algo singu<strong>la</strong>r como<br />

objeto, algo efectivamente real, objeto <strong>de</strong> <strong>la</strong> certeza sensible inmediata y, por<br />

consiguiente, objeto <strong>de</strong> naturaleza tal que ya ha <strong>de</strong>saparecido.» 429<br />

426 J. Wahl escribe muy justamente: «Es esa re<strong>la</strong>ción externa lo que habrá que transformar <strong>de</strong> tal manera<br />

que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Dios <strong>de</strong> los judíos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Dios cristiano, tengamos el Espíritu» (op. cit., p. 192).<br />

427 Phénoménologie, I, p. 180.<br />

428 Cf, por ejemplo, NOHL, op. cit., pp. 243 y ss.<br />

429 Phénoménologie, I, pp. 183-184 (Fenomenología, p. 133).

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