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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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consciencia perceptora ponía alternativamente en el sujeto y en el objeto: el momento<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> coseidad indiferente expresándose en una multiplicidad <strong>de</strong> diferencias<br />

subsistentes —<strong>la</strong>s materias <strong>de</strong> <strong>la</strong> física o propieda<strong>de</strong>s sensibles materializadas— y el<br />

momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa única excluyendo <strong>de</strong> sí misma toda multiplicidad. Dichos momentos<br />

se presentaban en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> ser para otro y <strong>de</strong> ser para sí. El fracaso <strong>de</strong> Ir<br />

percepción afectaba a <strong>la</strong> imposibilidad <strong>de</strong> pensarlos conjuntamente. Pero el resultado <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> dialéctica anterior, aunque era negativo para <strong>la</strong> consciencia inmersa en <strong>la</strong><br />

experiencia, se nos aparece a nosotros como algo positivo. «Pero el resultado tiene en<br />

sí <strong>la</strong> significación positiva <strong>de</strong> que en él se pone <strong>de</strong> un modo inmediato como <strong>la</strong> misma<br />

esencia <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong>l ser para sí y <strong>de</strong>l ser para otro, <strong>la</strong> oposición absoluta.» 251 Dicho<br />

resultado concierne tanto al contenido como a <strong>la</strong> forma. La expansión en el médium <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s diferencias y <strong>la</strong> contradicción en <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong>l ser para sí constituyen todos los<br />

contenidos que, en lo sucesivo, pue<strong>de</strong>n presentarse a <strong>la</strong> consciencia. Sólo que <strong>la</strong> expansión<br />

y <strong>la</strong> contracción ya no pue<strong>de</strong>n ser ais<strong>la</strong>das una <strong>de</strong> <strong>la</strong> otra y puestas aparte; es<br />

precisamente su unidad lo que constituye <strong>la</strong> incondicionalidad <strong>de</strong> lo universal. «Ante<br />

todo, está c<strong>la</strong>ro que esos momentos, por el hecho <strong>de</strong> que sólo tienen su ser en esta<br />

universalidad, no pue<strong>de</strong>n ya mantenerse aparte el uno <strong>de</strong>l otro, sino que son<br />

esencialmente <strong>la</strong>dos que se suprimen en ellos mismos y sólo se pone el tránsito <strong>de</strong>l uno<br />

al otro.» 252 El citado tránsito era el mismo movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia perceptora<br />

que, ora atribuía a <strong>la</strong> cosa <strong>la</strong> unidad exclusiva para reservarse a sí misma <strong>la</strong> diversidad<br />

<strong>de</strong> los aspectos coexistentes, ora atribuía dicha diversidad a su objeto y se reservaba<br />

exclusivamente <strong>la</strong> unidad. Pero este movimiento no era para el<strong>la</strong> un objeto, mientras<br />

que ahora es su objeto. Así, pues, conoce el tránsito que nosotros sólo conoceremos<br />

cuando rehagamos <strong>la</strong> experiencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia perceptora. Lo. esencial es seña<strong>la</strong>r<br />

que lo dado ahora a <strong>la</strong> consciencia transformada en entendimiento es precisamente ese<br />

tránsito —esa conexión— que antes pasaba a su <strong>la</strong>do sin que lo supiera y que, por<br />

consiguiente, era exterior a sus momentos. Ahora bien, el tránsito aparece primero<br />

como si tuviera una forma objetiva, y será para el<strong>la</strong> <strong>la</strong> juerza. Frente a <strong>la</strong> cosa que no<br />

tiene vincu<strong>la</strong>ción o en<strong>la</strong>ce con <strong>la</strong> multitud <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s, <strong>la</strong> fuerza sólo tiene<br />

sentido en tanto que se manifiesta y pone fuera <strong>de</strong> sí lo que está en su interior. La<br />

fuerza expresa, pues, <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong>l tránsito <strong>de</strong> un momento a otro, pero para el<br />

entendimiento todavía es objeto. «Pero <strong>la</strong> consciencia en ese movimiento tenía<br />

únicamente como contenido <strong>la</strong> esencia objetiva y no <strong>la</strong> consciencia como tal; así, para<br />

el<strong>la</strong>, el resultado <strong>de</strong>be ser puesto en una significación objetiva y <strong>la</strong> consciencia, una vez<br />

más, como lo que se repliega <strong>de</strong> lo que ha <strong>de</strong>venido, <strong>de</strong> tal manera que lo que ha<br />

<strong>de</strong>venido es para el<strong>la</strong>, como objetivo, <strong>la</strong> esencia.» 253<br />

«Entre <strong>la</strong>s cosas tangibles, visibles, perceptibles en todos los sentidos aparece<br />

una realidad y, <strong>de</strong> pronto, se zafa, se escon<strong>de</strong>, se hace imperceptible. Nosotros <strong>la</strong><br />

creemos cognoscible por sus efectos e incognoscible en su naturaleza. Entonces<br />

construimos un ente <strong>de</strong> razón que se l<strong>la</strong>ma fuerza y que, a su vez, se manifiesta<br />

consumiéndose y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> gastada <strong>de</strong>viene invisible para consumirse.» 254 Así es <strong>la</strong><br />

fuerza: unidad <strong>de</strong> sí misma y <strong>de</strong> su exteriorización. Al poner <strong>la</strong> fuerza lo que ponemos<br />

es precisamente <strong>la</strong> unidad misma, es <strong>de</strong>cir, el concepto. «En otros términos: <strong>la</strong>s<br />

diferencias puestas en su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia pasan inmediatamente a su unidad y su unidad<br />

251 Phénoménologie, I, p. 110 (Fenomenología, p. 83)<br />

252 Phénoménologie, I, p. 111 (Fenomenología, p. 83)<br />

253 Phénoménologie, I, p. 110 (Fenomenología, p. 82). Es muy notable que aquello que el entendimiento<br />

percibe como ser sea <strong>la</strong> propia reflexión <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia anterior (<strong>la</strong> consciencia perceptora); pero, como<br />

<strong>la</strong> consciencia fenoménica olvida siempre su <strong>de</strong>venir, ignora que dicho objeto es el<strong>la</strong> misma; no se conoce<br />

todavía como tránsito <strong>de</strong> un término a otro.<br />

254 Cf. ANDER, artículo citado, p. 328.

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