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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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esencial.; 846 por eso, el honor, ganado por esta alienación —el sentido personal <strong>de</strong> lo<br />

universal—, es una mezc<strong>la</strong> equívoca <strong>de</strong> orgullo y virtud. Cuando el noble no muere<br />

efectivamente en el combate, no hay nada que pruebe que <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> su nobleza sea<br />

algo diferente <strong>de</strong>l amor propio <strong>de</strong> que hab<strong>la</strong>ba La Rochefoucauld a principios <strong>de</strong>l siglo<br />

XVIII. ¿El ser para sí, <strong>la</strong> voluntad que, como forma <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad, todavía no se ha<br />

sacrificado, es el espíritu interior <strong>de</strong> los Estados que, hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong>l bien universal, se<br />

resena su bien particu<strong>la</strong>r y se inclina a convertir esta retórica acerca <strong>de</strong>l bien universal<br />

en un sustitutivo <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción.» 847 Ha sido en Alemania principalmente don<strong>de</strong> el régimen<br />

feudal se ha prolongado hasta impedir <strong>la</strong> completa realización <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Estado.<br />

Este espíritu interior ha violentado su verda<strong>de</strong>ro espíritu público. Por el contrario, en<br />

Francia, como <strong>Hegel</strong> había mostrado ya en su estudio sobre «el Reich alemán» 848 , el<br />

régimen feudal pudo <strong>de</strong>sembocar en <strong>la</strong> monarquía absoluta y en <strong>la</strong> efectiva realización<br />

<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Estado. En este sentido, cuando el heroísmo <strong>de</strong>l servicio no llega hasta <strong>la</strong><br />

muerte efectiva no se pue<strong>de</strong> saber realmente si <strong>la</strong> consciencia noble no se i<strong>de</strong>ntifica en<br />

el fondo con <strong>la</strong> consciencia vil «siempre dispuesta a rebe<strong>la</strong>rse».<br />

Así, pues, para que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Estado exista como un sí mismo personal hay<br />

que suponer una alienación más elevada que <strong>la</strong> <strong>de</strong>l ser ahí natural. Esta alienación<br />

manifiesta al mismo tiempo un momento esencial <strong>de</strong>l espíritu, el lenguaje. En <strong>la</strong><br />

alienación <strong>de</strong>l ser ahí natural <strong>la</strong> consciencia noble sólo pue<strong>de</strong> probar su nobleza por<br />

medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte. Pero <strong>la</strong> muerte no es más que una negación <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza.<br />

Cuando <strong>la</strong>s autoconsciencias vivas querían probarse recíprocamente su verdad como<br />

puro ser para sí, tenían que morir combatiendo; por eso, <strong>la</strong> muerte era al mismo tiempo<br />

el fin <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong>l reconocimiento. Por consiguiente, hay que hal<strong>la</strong>r una alienación <strong>de</strong>l sí<br />

mismo en <strong>la</strong> cual «el ser para sí se dé tan completamente como en el muerto,<br />

preservándose a sí mismo en dicha alienación». 849 Tal negación sólo pue<strong>de</strong> ser una<br />

negación espiritual que conserva al tiempo que niega, una Aufhebung. Ahora bien,<br />

¿cómo superar aquí <strong>la</strong> alternativa —posición, negación—, que es <strong>la</strong> misma propuesta<br />

por <strong>la</strong> naturaleza, a no ser <strong>de</strong>scubriendo una exterioridad <strong>de</strong>l yo <strong>de</strong> tal suerte que siga<br />

siendo el yo en su exterioridad? Eso es, justamente, el lenguaje para <strong>Hegel</strong>. De aquí que<br />

el lenguaje permita compren<strong>de</strong>r el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura o el mundo extrañado <strong>de</strong> sí. En<br />

<strong>la</strong> alienación <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia noble que acabarnos <strong>de</strong> estudiar el lenguaje no era aún,<br />

en su contenido, más que el consejo comunicado por el bien universal. Pero el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

Estado continuaba sin voluntad frente al consejo y era incapaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir entre <strong>la</strong>s<br />

diversas opiniones sobre el bien universal. Todavía no era gobierno y, por consiguiente,<br />

aún no era <strong>de</strong> verdad po<strong>de</strong>r efectivo <strong>de</strong>l Estado.<br />

El lenguaje como <strong>la</strong> efectividad <strong>de</strong>l extrañamiento o <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura. La monarquía<br />

absoluta <strong>de</strong> Luis XIV. En el lenguaje como lenguaje, el yo —este yo singu<strong>la</strong>r— pue<strong>de</strong><br />

pasar a ser externo a sí mismo, pasar a <strong>la</strong> universalidad, y, recíprocamente, lo universal<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>venir yo. Hasta ahora el lenguaje sólo ha sido consi<strong>de</strong>rado en su contenido; en<br />

el mundo ético ha servido para traducir <strong>la</strong> esencia bajo su aspecto <strong>de</strong> ley y <strong>de</strong> dirección;<br />

en el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> alienación <strong>de</strong>l ser natural que acabamos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar, ha expresado<br />

<strong>la</strong> esencia como consejo. En cambio, ahora el lenguaje va a <strong>de</strong>sempeñar un papel en<br />

tanto que lenguaje. Es su misma forma <strong>de</strong> lenguaje <strong>la</strong> que realizará lo que hay que<br />

realizar. «Aquí recibe como contenido <strong>la</strong> forma que él mismo es; por tanto, tiene valor<br />

como lenguaje. Es <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong>l hab<strong>la</strong>r como tal <strong>la</strong> que realiza lo que hay que<br />

846<br />

Phénoménologie, II. p. 67 (Fenomenología, p. 298).<br />

847<br />

Phénoménologie, II, p. 68 (Fenomenología, p. 299).<br />

848<br />

Este estudio se encuentra en el tomo VII <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Obras <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong> (ed. Lasson), p. 3: Die Verfassung<br />

Deutsch<strong>la</strong>nds.<br />

849<br />

Phénoménologie, II, p. 68 (Fenomenología, p. 299).

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