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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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intuición que <strong>de</strong> sí mismo tiene lo divino (<strong>la</strong> <strong>de</strong>l espíritu corno sujeto que hace<br />

historia). 674 En el cristianismo, precisamente. Dios aparece representado como sujeto,<br />

pero todavía no es más que una representación. Es necesario progresar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta<br />

representación al concepto, es <strong>de</strong>cir, a) espíritu como sujeto que se aliena en <strong>la</strong> historia<br />

y a <strong>la</strong> vez se sabe como sí mismo en esta alienación. «El concepto en su verdad, es<br />

<strong>de</strong>cir, en su unidad con su alienación.» 675 A quien correspon<strong>de</strong> ser este concepto es a <strong>la</strong><br />

filosofía, al saber absoluto. ¿Cuál es el significado concreto <strong>de</strong> esa tesis? ¿Implica acaso<br />

<strong>la</strong> completa <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión en un humanismo? ¿Qué significado tiene<br />

respecto al problema <strong>de</strong> Dios? Eso es justamente lo que estudiaremos más tar<strong>de</strong> al<br />

interpretar los textos mencionados. De momento, y en cualquier caso, nos parece que<br />

queda aquí probado que <strong>la</strong> Fenomenología <strong>de</strong>l espíritu no es tránsito <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Estado a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a religiosa, como creía Rosenzweig.<br />

Lo que sí es cierto es que el <strong>de</strong>senvolvimiento <strong>de</strong> los diferentes momentos <strong>de</strong>l<br />

espíritu tiene un sentido y que ese sentido correspon<strong>de</strong>, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, a una evolución<br />

histórica. Primero, el espíritu es consi<strong>de</strong>rado como sustancia y al final <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo<br />

se le toma como sujeto e incluso como sujeto creador <strong>de</strong> su historia. Pues bien, <strong>la</strong><br />

ciudad antigua <strong>de</strong> <strong>la</strong> que ha sido pensamiento <strong>la</strong> república p<strong>la</strong>tónica ignoró esta<br />

subjetividad, esta reflexión en sí <strong>de</strong>l espíritu. En cambio, el mundo mo<strong>de</strong>rno, a <strong>la</strong> vez en<br />

su cultura burguesa (el término burgués se opone al término ciudadano en el sentido<br />

antiguo) y en su religión (fe en un más allá radicalmente cortado <strong>de</strong>l mundo terrestre,<br />

cuyo fundamento constituye), ha <strong>de</strong>scubierto esa subjetividad. Era necesario que el<br />

espíritu reflexionase sobre sí mismo para que pasara a ser realmente lo que era<br />

so<strong>la</strong>mente en sí, para que asumiera su ser y se <strong>de</strong>scubriese como su autor. Y en efecto,<br />

<strong>la</strong> citada reflexión ha tenido lugar en una historia, es el paso <strong>de</strong>l mundo antiguo al<br />

mundo mo<strong>de</strong>rno y contemporáneo. El Estado ya no pue<strong>de</strong> ser hoy simplemente el<br />

Estado sustancial <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad antigua, sino que ha pasado a ser un espíritu cierto <strong>de</strong> sí<br />

mismo que se expresa en <strong>la</strong> actividad histórica <strong>de</strong> un Napoleón, mientras que subsiste<br />

todavía un mundo burgués en don<strong>de</strong> cada cual, aunque cree trabajar para sí mismo,<br />

irabaja para todos. Lo que nos ofrece <strong>la</strong> Fenomenología <strong>de</strong>l espíritu es el tránsito <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

sustancia al sujeto, <strong>de</strong>l espíritu verda<strong>de</strong>ro al espíritu cierto <strong>de</strong> sí mismo. 676 Si <strong>Hegel</strong> no<br />

hab<strong>la</strong> efectivamente <strong>de</strong>l Estado en el último capítulo <strong>de</strong>l espíritu no es porque el Estado<br />

haya <strong>de</strong>saparecido como forma suprema <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>l mundo y haya <strong>de</strong>jado su puesto<br />

a un sujeto moral o a una alma contemp<strong>la</strong>tiva, sino porque en ese capítulo se apunta<br />

so<strong>la</strong>mente al nuevo aspecto que el espíritu cobra cuando se capta como sujeto. Por<br />

consiguiente, mejor que <strong>la</strong> interpretación <strong>de</strong> Rosenzweig preferimos <strong>la</strong> <strong>de</strong> un reciente<br />

comentarista, Martin Büsse, quien, en vez <strong>de</strong> oponer <strong>la</strong>s tesis <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología a <strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Filosofía <strong>de</strong>l Derecho, cree po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>mostrar que <strong>la</strong>s diferencias entre ambas obras<br />

ponen <strong>de</strong> manifiesto principalmente una diferencia <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista. Lo que <strong>la</strong><br />

674<br />

Phénoménologie, II, p. 299: «Nicht nur die Anschautung; <strong>de</strong>s Göttlichen, son<strong>de</strong>rn die<br />

Selbstanschauung <strong>de</strong>sselben».<br />

675<br />

Phénoménologie, II, p. 299. Esta reconciliación que <strong>Hegel</strong> opera en el «saber absoluto» es <strong>la</strong> más<br />

difícil <strong>de</strong> todas, si es cierto que el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l cristianismo es «que <strong>la</strong> Iglesia y el Estado, servicio divino y<br />

vida, operación espiritual operación en el mundo, no pue<strong>de</strong>n coincidir» (NOHL, op. cit., p. 342).<br />

676<br />

Hay que distinguir el ser para sí como forma absoluto <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a (opuesto al ser en sí como objetividad<br />

aún no absorbida en esta forma) y el ser para sí como segundo momento <strong>de</strong> toda dialéctica (opuesto al ser<br />

en sí como primer momento). En efecto, el espíritu objetivo es en sí respecto al espíritu subjetivo en el<br />

primer sentido, pero en el segundo sentido es el espíritu subjetivo el que es en sí, el primer momento <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

dialéctica. Lo que permite compren<strong>de</strong>r cómo <strong>la</strong> Fenomenología es el tránsito <strong>de</strong>l en sí al para, sí, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

sustancia al sujeto, es el primer sentido. El segundo sentido permite compren<strong>de</strong>r los <strong>de</strong>sarrollos <strong>de</strong> los<br />

diferentes momentos <strong>de</strong>l sistema. La Fenomenología capta esta forma absoluta <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a; reduce toda <strong>la</strong><br />

sustancia a esta forma absoluta: «El ser para sí es <strong>la</strong> pura certeza <strong>de</strong> sí mismo, el puro concepto existente<br />

para sí mismo como Universalidad infinita» (Enciclopedia, III, p. 439).

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