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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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consciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> efectividad, <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia, o como se lo quiera<br />

<strong>de</strong>nominar. Y este puro <strong>de</strong>ber y saber es relegado más allá; nunca llegamos a tener su<br />

intuición aunque constantemente tendamos a ello. En términos mo<strong>de</strong>rnos se podría <strong>de</strong>cir<br />

que <strong>la</strong> filosofía kantiana inaugura una filosofía <strong>de</strong>l «valor moral» y que este término, a<br />

<strong>la</strong> vez más allá <strong>de</strong>l sí mismo y que sólo es por y para el sí mismo, resulta ser<br />

precisamente el valor y no <strong>la</strong> verdad especu<strong>la</strong>tiva; pero, justamente, este valor, como<br />

universal abstracto, es lo que <strong>Hegel</strong> critica a esta concepción <strong>de</strong>l mundo. Con evi<strong>de</strong>nte<br />

comp<strong>la</strong>cencia, enumera <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>damente <strong>la</strong>s contradicciones sin pensamiento en <strong>la</strong>s<br />

cuales se cae cuando uno se mete por ese camino. Tales contradicciones se presentan<br />

como <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zamientos equívocos. Se va a obrar, se pone o se emp<strong>la</strong>za 1015 una tesis,<br />

pero, para obrar y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber obrado, se <strong>la</strong> <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>za inconscientemente. Cuando<br />

se es víctima <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zamientos conservamos todavía una cierta honestidad<br />

intelectual, pero llega un momento en que ya no se pue<strong>de</strong> ser víctima <strong>de</strong> ellos. El<br />

<strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zamiento, que entonces ya es equívoco, se convierte en disimulo e incluso en<br />

hipocresía. Para evitarlo <strong>la</strong> consciencia moral tendrá que volver <strong>de</strong> su representación<br />

moral al sí mismo como Sí mismo concreto: <strong>de</strong>berá conce<strong>de</strong>rse lo que Kant le niega:<br />

una intuición <strong>de</strong> sí misma; y será <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong>l espíritu que tiene en esta certeza su<br />

verdad inmanente. No cabe duda <strong>de</strong> que <strong>la</strong> dialéctica reaparece en esta nueva situación,<br />

pero también es verdad que presentará otro carácter. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l<br />

conjunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología, esta exposición <strong>de</strong>l kantismo sirve <strong>de</strong> puente entre el<br />

espíritu alienado, es <strong>de</strong>cir, que se opone a <strong>la</strong> sustancia, y el espíritu cierto <strong>de</strong> sí mismo,<br />

es <strong>de</strong>cir, que tiene su verdad en el saber <strong>de</strong> sí mismo. En esta perspectiva, <strong>la</strong> filosofía<br />

kantiana aparece como un intermediario. En el<strong>la</strong> el espíritu está expuesto como lo que<br />

no pue<strong>de</strong> tener el objeto más allá <strong>de</strong> sí mismo y que, a pesar <strong>de</strong> lo cual, se hal<strong>la</strong> obligado<br />

a ponerlo constantemente fuera <strong>de</strong> sí.<br />

Vamos a esbozar el juego <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zamientos efectuados por <strong>la</strong> consciencia<br />

en <strong>la</strong> concepción moral <strong>de</strong>l mundo siguiendo los diversos postu<strong>la</strong>dos que hemos<br />

expuesto ya. Partimos <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong> que hay una consciencia moral existente,<br />

consciencia que tiene por objeto el puro <strong>de</strong>ber y lo quiere efectivamente, pero su esencia<br />

lo opone a <strong>la</strong> naturaleza o al ser ahí concreto que es afirmado como in<strong>de</strong>pendiente en<br />

sus leyes. El primer postu<strong>la</strong>do preten<strong>de</strong> que en sí los dos términos coinci<strong>de</strong>n; pero<br />

cuando <strong>la</strong> consciencia moral obra —y no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> obrar— no se toma en serio<br />

este sí mismo. «Pues el obrar no es otra cosa que <strong>la</strong> actualización <strong>de</strong>l fin moral interior,<br />

no es otra cosa que <strong>la</strong> producción <strong>de</strong> una efectividad <strong>de</strong>terminada por e) fin o <strong>la</strong> armonía<br />

<strong>de</strong>l fin moral y <strong>de</strong> <strong>la</strong> efectividad misma.» 1016 Antes <strong>de</strong> obrar puedo creer en esta<br />

armonía, pero cuando obro <strong>la</strong> actualizo; al entregarme en cuerpo y alma a <strong>la</strong> acción<br />

experimento incluso <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> este acuerdo que yo situaba más allá. Por tanto,<br />

<strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zo <strong>la</strong> tesis según <strong>la</strong> cual dicho acuerdo está siempre más allá; en <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong><br />

este acuerdo experimento lo que se <strong>de</strong>nomina propiamente el goce que se me negaba y<br />

que siempre <strong>de</strong>bía estar más allá.<br />

Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber actuado puedo comprobar, ciertamente, <strong>la</strong><br />

insignificancia <strong>de</strong> mi realización particu<strong>la</strong>r con respecto al objetivo final; <strong>la</strong> obra es<br />

contingente y el fin <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón va mucho más allá <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> esta acción singu<strong>la</strong>r.<br />

Es este objetivo final <strong>de</strong>l universo lo que hay que poner como en sí. «Como <strong>de</strong>be<br />

1015 Empleamos el verbo «emp<strong>la</strong>zar», en <strong>la</strong> acepción <strong>de</strong> «poner una cosa en <strong>de</strong>terminado lugar», para<br />

mantener <strong>la</strong> corre<strong>la</strong>ción entre «p<strong>la</strong>cer» y «<strong>de</strong>p<strong>la</strong>cer» existente en el texto francés. También sería posible<br />

traducir aquí el término «p<strong>la</strong>cer» por el castel<strong>la</strong>no «p<strong>la</strong>cear» (publicar o hacer manifiesta una cosa). (N.<br />

<strong>de</strong>l T.)<br />

1016 Phénoménologie. II. P. 157 (Fenomenología, p. 361).

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