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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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también el ojo con que yo le veo; mi ojo y su ojo son uno solo; si Dios no fuera, yo no<br />

sería y si yo no fuera, Dios no sería.» Pero <strong>la</strong>s más importantes premoniciones <strong>de</strong>l<br />

pensamiento hegeliano <strong>la</strong>s encontramos en el místico y teólogo alemán Boehme. En un<br />

texto <strong>de</strong> su Historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía, <strong>Hegel</strong> opone a Boehme y Spinoza, En Spinoza, Dios<br />

es so<strong>la</strong>mente sustancia; no es concebido como subjetividad, como sujeto, como<br />

Moïté. 1133 En cambio, lo que busca Boehme es un Dios como vida personal, como<br />

sujeto y saber <strong>de</strong> sí mismo. El místico alemán buscó toda su vida en sí mismo, en <strong>la</strong><br />

historia <strong>de</strong> su subjetividad, un reflejo <strong>de</strong> Dios. El hombre <strong>de</strong> Paracelso era microcosmos,<br />

el <strong>de</strong> Boehme es microtheos. El Mysterium magnum, el <strong>de</strong>seo y <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong><br />

manifestar su misterio. «Toda <strong>la</strong> teología <strong>de</strong> Boehme —ha escrito Boutroux— es un<br />

análisis <strong>de</strong> <strong>la</strong>s condiciones <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> persona absoluta.» Des<strong>de</strong> luego, hay que<br />

<strong>de</strong>cir persona. Dios no es el abismo (Ungrund), <strong>la</strong> fuente inconsciente <strong>de</strong> todo lo que es;<br />

es el saber <strong>de</strong> sí mismo, se engendra en sí mismo y se encuentra, es tiempo y eternidad a<br />

<strong>la</strong> vez. Su Moïté es ya lo que <strong>Hegel</strong> l<strong>la</strong>ma el concepto, el sí mismo absoluto.<br />

Resulta imposible acusar a <strong>Hegel</strong> <strong>de</strong> panteísmo en el sentido vulgar cuando el<br />

panteísmo hace <strong>de</strong>saparecer uno <strong>de</strong> los términos <strong>de</strong> <strong>la</strong> oposición en el otro. La<br />

autoconsciencia en Dios supone <strong>la</strong> finitud; y, por su parte, <strong>la</strong> finitud <strong>de</strong>be reconciliarse<br />

con lo infinito divino, superarse en él. Para <strong>Hegel</strong>, Dios es <strong>la</strong> verdad que se sabe a sí<br />

misma, y este saber <strong>de</strong> sí que el hombre tiene <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong> estar al margen <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

vida divina. Pero aun cuando <strong>Hegel</strong> vuelve a pensar el misticismo, no es un místico<br />

como los anteriormente citados. Po<strong>de</strong>mos preguntarnos, pues, si <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> Dios, su<br />

saber <strong>de</strong> sí, no va a expresarse completamente en el saber que el hombre tiene <strong>de</strong> él<br />

mismo como «autoconsciencia universal». La interpretación <strong>de</strong> Feuerbach, que en vez<br />

<strong>de</strong> absorber al hombre en Dios, absorbe a Dios en el hombre, ¿sería, por tanto, <strong>la</strong><br />

consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía hegeliana <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión? «El hombre —dirá Feuerbach— es<br />

el centro <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, y no el espíritu absoluto <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong>; no soy yo sino <strong>la</strong> religión<br />

quien adora al hombre, aunque ésta —o, mejor dicho, <strong>la</strong> teología— no quiera confesarlo;<br />

es <strong>la</strong> propia religión <strong>la</strong> que afirma: Dios es el hombre, el hombre es Dios. No soy<br />

yo, sino <strong>la</strong> religión, quien se niega a admitir un Dios abstracto, un puro ens rationis y <strong>la</strong><br />

prueba está en que le hace convertirse en hombre.» 1134<br />

Pero aun cuando <strong>Hegel</strong> parece inclinarse hacia este humanismo, rechaza esa<br />

completa reducción <strong>de</strong> Dios al hombre. Mantiene siempre una cierta y necesaria<br />

superación <strong>de</strong>l hombre. El gran dolor <strong>de</strong>l hombre —una forma <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia<br />

<strong>de</strong>sgraciada— es quedarse reducido únicamente a él mismo, haber absorbido lo divino<br />

en sí mismo. Si el propio Dios ha muerto ¿qué queda? Pensamiento profundo que<br />

anuncia <strong>la</strong> temática <strong>de</strong> Nietzsche o <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger sobre <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> Dios y sobre <strong>la</strong><br />

necesidad que el hombre tiene <strong>de</strong> transcen<strong>de</strong>rse.<br />

Entre el misticismo, en el cual <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> <strong>la</strong> Humanidad es un momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida<br />

divina, <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia divina, antropología filosófica, que reduce Dios al hombre,<br />

¿cuál <strong>la</strong> solución <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong>? Místico no lo es, ciertamente, aunque interprete y aproveche<br />

<strong>la</strong>s fórmu<strong>la</strong>s <strong>de</strong> algunos místicos viendo en el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> su propia dialéctica; pero<br />

tampoco es su solución <strong>la</strong> antropología en el sentido feuerbachiano. <strong>Hegel</strong> hab<strong>la</strong> <strong>de</strong>l<br />

divino hombre universal que ha sucedido al Dios hombre, pero su pensamiento<br />

permanece en el equívoco y abre <strong>la</strong> puerta a <strong>la</strong>s diversas interpretaciones <strong>de</strong> sus<br />

1133 HEGEL, S. Werke (1844), XV: Vorlesungen über die Geschichte <strong>de</strong>r Philosophie, Drítter Teil, pp. 273<br />

y ss. <strong>Hegel</strong> cita a Boehme, en <strong>la</strong> Fenomenología, a propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong> «cólera <strong>de</strong> Dios» (II, p. 279).<br />

1134 FEUERBACH, La esencia <strong>de</strong>l cristianismo: «El Dios que se ha hecho hombre no reve<strong>la</strong> sino que el<br />

hombre se ha hecho Dios» (trad. francesa, op. cit., p. 77). «La consciencia que el hombre tiene <strong>de</strong> Dios es<br />

<strong>la</strong> consciencia que tiene <strong>de</strong> él mismo, pero el hombre no lo sabe. La religión es <strong>la</strong> primera, aunque<br />

indirecta, consciencia que el hombre tiene <strong>de</strong> él mismo» (op. cit., p. 52). El hombre, dice también <strong>Hegel</strong>,<br />

es el hogar espiritual <strong>de</strong>l universo (Universum).

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