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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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sólo lo es para el espíritu que conoce. O, más bien, es espíritu en sí y no para sí.» Aquí<br />

se trata, por consiguiente, <strong>de</strong> volver a encontrar en el dinamismo y el juego <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

fuerzas, en <strong>la</strong> po<strong>la</strong>ridad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuerzas opuestas, una dialéctica cuya significación es<br />

para sí so<strong>la</strong>mente en el espíritu que conoce. Cuando <strong>la</strong>s dos fuerzas se ponen en su<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, su juego reve<strong>la</strong> su inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. «No son como extremos en que<br />

cada uno se mantuviera para sí algo sólido y se transmitiesen so<strong>la</strong>mente uno a otro<br />

cierta propiedad externa en su término común y en su contacto, sino que lo que esas<br />

fuerzas son lo son so<strong>la</strong>mente en dicho término común y en dicho contacto.» 263 Cada<br />

cual <strong>de</strong>saparece en <strong>la</strong> otra y es justamente el movimiento que <strong>la</strong>s hace <strong>de</strong>saparecer lo<br />

que constituye <strong>la</strong> única realidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuerzas que tienen una objetividad sensible.<br />

Entonces ya no queda más que <strong>la</strong> manifestación o el fenómeno (Erscheinung) que no<br />

tiene consistencia o estabilidad en sí mismo, sino que envía a una verdad interna que en<br />

principio parece más allá <strong>de</strong> él. Ahora es el momento <strong>de</strong> recordar un á texto <strong>de</strong>l prólogo<br />

a <strong>la</strong> Fenomenología referente al fenómeno: «La manifestación (el fenómeno) es el<br />

movimiento <strong>de</strong> nacer y perecer, movimiento que propiamente no nace ni perece, sino<br />

que es en sí y constituye <strong>la</strong> efectividad y el movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad.» 264<br />

c) Lo interior o el fondo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas. El entendimiento ha <strong>de</strong>scubierto el<br />

elemento <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad, lo interior o el fondo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas, que se opone a <strong>la</strong><br />

manifestación fenoménica. En principio esta oposición, que reproduce en otro p<strong>la</strong>no <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> fuerza y su exteriorización, carece <strong>de</strong> sentido. Como lo interior es <strong>la</strong> nada <strong>de</strong>l<br />

fenómeno, está más allá <strong>de</strong> él; pero toda <strong>la</strong> dialéctica <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong> ten<strong>de</strong>rá en este punto a<br />

aproximar los dos términos hasta i<strong>de</strong>ntificarlos, i<strong>de</strong>ntificación que se anunciaba ya en<br />

el texto <strong>de</strong>l prólogo que acabamos <strong>de</strong> citar. Lo suprasensible es el fenómeno —como<br />

fenómeno—, es <strong>de</strong>cir, el fenómeno consi<strong>de</strong>rado en su movimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparición. El<br />

gran ardid, <strong>de</strong>cía <strong>Hegel</strong> en una nota personal, es que <strong>la</strong>s cosas sean como son, que no<br />

hay que ir más allá <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s, sino simplemente tomar<strong>la</strong>s en su fenomenalidad, en vez <strong>de</strong><br />

poner<strong>la</strong>s como cosas en sí. La esencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia es manifestarse y <strong>la</strong> manifestación<br />

es manifestación <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia. Así, pues, el término <strong>de</strong> nuestra dialéctica será reunir <strong>de</strong><br />

nuevo lo sensible y lo suprasensible <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> infinitez <strong>de</strong>l concepto absoluto.<br />

Resumiendo los momentos anteriores a propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, <strong>Hegel</strong> escribe:<br />

«La consciencia <strong>de</strong>viene ya, en tanto que es entendimiento, consciencia <strong>de</strong> lo<br />

suprasensible o <strong>de</strong> lo interior <strong>de</strong>l ser-ahí objetivo. Sin embargo, lo suprasensible, lo<br />

eterno, o como quiera l<strong>la</strong>márselo, está privado <strong>de</strong>l sí mismo, en principio no es más que<br />

lo universal que se hal<strong>la</strong> aún muy lejos <strong>de</strong> ser el espíritu que se sabe como espíritu.» 265<br />

En efecto, lo universal se pone primero fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia y <strong>de</strong>l fenómeno como<br />

un posible mundo inteligible sobre el cual po<strong>de</strong>mos pensar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, pero no tener<br />

un conocimiento <strong>de</strong> él. En el capítulo que termina su analítica transcen<strong>de</strong>ntal y que<br />

lleva a <strong>la</strong> distinción <strong>de</strong> fenómenos y noúmenos, Kant insiste sobre el hecho <strong>de</strong> que no<br />

se pue<strong>de</strong> tomar este mundo, el mundo <strong>de</strong>l más acá, como una cosa en sí, sino que, por<br />

el contrario, tan pronto como lo rebasamos, haciendo un uso transcen<strong>de</strong>ntal y no<br />

empírico <strong>de</strong> nuestras categorías, sólo obtenemos un lugar vacío, un noúmeno en el<br />

sentido negativo. Pero ese más allá <strong>de</strong>l fenómeno es, para <strong>Hegel</strong>, una especie <strong>de</strong> ilusión<br />

óptica. El entendimiento hipostasía su propia reflexión, no <strong>la</strong> refleja en el<strong>la</strong> misma y no<br />

ve en <strong>la</strong> Naturaleza el conocimiento <strong>de</strong> sí que en el<strong>la</strong> está implicado. El saber <strong>de</strong>l<br />

fenómeno es un saber <strong>de</strong> sí y, en tanto que tal, tiene una verdad que no está situada más<br />

allá. Sólo que para alcanzar un i<strong>de</strong>alismo semejante se hace necesario que <strong>la</strong> reflexión,<br />

que Kant utiliza en su filosofía crítica, se refleje a sí misma. Objetivando lo «interior<br />

263 Phénoménologie, I, p. 117 (Fenomenología, p. 87).<br />

264 Phénoménologie, I, p. 40 (Fenomenología, p. 32).<br />

265 Phénoménologie, II, p. 203.

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