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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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una. De todas formas, es imposible quedarse aquí, pues, ¿cómo íbamos a distinguir entonces<br />

una cosa <strong>de</strong> otra? Si <strong>la</strong> cosa es una, ello se <strong>de</strong>be a que es discernible <strong>de</strong> cualquier<br />

otra y precisamente no es discernible por el hecho <strong>de</strong> que es una en sí, sino porque<br />

tiene propieda<strong>de</strong>s H particu<strong>la</strong>res que <strong>la</strong> <strong>de</strong>terminan <strong>de</strong> una manera completa. Esta<br />

completa <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa es lo que Leibniz pensaba con el principio <strong>de</strong> los<br />

indiscernibles y, por lo <strong>de</strong>más, en <strong>la</strong> filosofía kantiana ora <strong>la</strong> materia aparecía como lo<br />

que <strong>de</strong>termina <strong>la</strong> forma, ora <strong>la</strong> forma como lo que <strong>de</strong>termina <strong>la</strong> materia, siendo el i<strong>de</strong>al<br />

precisamente <strong>la</strong> <strong>de</strong>terminación complexa <strong>de</strong>l objeto que, según Maimón, no es más que<br />

una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón.<br />

En el segundo caso, al cual nos envía el primero, <strong>de</strong>bemos cargar nosotros con<br />

<strong>la</strong> unidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa y atribuir<strong>la</strong> necesariamente a <strong>la</strong> diversidad. En efecto, si <strong>la</strong> cosa<br />

está <strong>de</strong>terminada es que está <strong>de</strong>terminada en el<strong>la</strong> misma y esta completa <strong>de</strong>terminación<br />

no es posible sin una diversidad intrínseca. La cosa no pue<strong>de</strong> tener una so<strong>la</strong> propiedad,<br />

pues entonces no sería diferente. En su polémica con Locke, Leibniz vio mejor que<br />

aquél que <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción no era extrínseca, sino intrínseca, que <strong>la</strong> cosa única tenía <strong>la</strong><br />

diversidad en su seno al ser discernible en sí <strong>de</strong> cualquier otra. «Pero <strong>la</strong> verdad es que<br />

todo cuerpo es alterable e incluso siempre alterado actualmente <strong>de</strong> manera que él<br />

mismo difiere dé cualquier otro.» 244 Sólo si <strong>la</strong> diversidad está en <strong>la</strong> cosa, tiene en el<strong>la</strong> <strong>la</strong><br />

forma <strong>de</strong> una multiplicidad indiferente, y somos nosotros quienes introducimos <strong>la</strong><br />

unidad, hipótesis inversa a <strong>la</strong> prece<strong>de</strong>nte, como se ve. La «cosa en sí» es b<strong>la</strong>nca, cúbica,<br />

sápida, etc., pero su unidad es únicamente obra nuestra. Lo que une <strong>la</strong>s propieda<strong>de</strong>s es<br />

un acto <strong>de</strong>l espíritu uniforme en todas <strong>la</strong>s percepciones. «El acto <strong>de</strong> indicar en un uno<br />

esta multiplicidad <strong>de</strong> términos es obra nuestra y <strong>de</strong>bemos evitar <strong>de</strong>jar coincidir esos términos<br />

en <strong>la</strong> cosa misma.» 245 Por eso <strong>de</strong>cimos, <strong>la</strong> cosa es b<strong>la</strong>nca en tanto que no es<br />

cúbica, no es sápida en tanto que es b<strong>la</strong>nca. Por medio <strong>de</strong>l en tanto que le evitamos <strong>la</strong><br />

contradicción y nos reservamos el acto <strong>de</strong> poner en un uno esas propieda<strong>de</strong>s o, mejor<br />

aún, esas materias libres. «De esta manera <strong>la</strong> cosa es elevada al verda<strong>de</strong>ro también y en<br />

vez <strong>de</strong> ser un uno, es una colección <strong>de</strong> materias, pasa a ser so<strong>la</strong>mente el sustrato que <strong>la</strong>s<br />

reúne,»<br />

Reflexionando sobre esta doble experiencia es <strong>de</strong>cir, sobre nuestra primera<br />

reflexión en <strong>la</strong> aprehensión <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa, <strong>de</strong>scubrimos que nosotros hacemos<br />

alternativamente tanto <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa como <strong>de</strong> nosotros mismos ora el puro uno, sin<br />

multiplicidad, ora el también resuelto en materias in<strong>de</strong>pendientes unas <strong>de</strong> otras. De<br />

aquí <strong>la</strong> consecuencia <strong>de</strong> que <strong>la</strong> primera reflexión se convierte en objeto <strong>de</strong> nuestra<br />

según ia reflexión y se nos aparece como inherente a <strong>la</strong> cosa misma; es <strong>la</strong> cosa que se<br />

refleja en sí y es para sí misma diferente <strong>de</strong> lo que es para otro (precisamente para<br />

nuestra consciencia). Ora es una, cuando se muestra como múltiple, ora es múltiple,<br />

cuando se muestra como una: incluye en sí una verdad opuesta a el<strong>la</strong>, es una<br />

contradicción que consiste en ser a <strong>la</strong> vez para sí y para otro. Esta nueva oposición en el<br />

campo <strong>de</strong> <strong>la</strong> forma (ser-para-sí, ser-para-otro) sustituye a <strong>la</strong> oposición en el campo <strong>de</strong>l<br />

contenido (ser uno, ser múltiple). Pero ¿no se <strong>la</strong> pue<strong>de</strong> evitar y mantener todavía <strong>la</strong><br />

verdad limpia <strong>de</strong> toda contradicción salvando <strong>la</strong> coherencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa? Hemos dicho<br />

que <strong>la</strong> cosa es para sí y para otro —dos seres distintos— y que es para sí algo distinto<br />

<strong>de</strong> lo que es para otro. Esto es: <strong>la</strong> cosa <strong>de</strong>viene pensable como una multitud <strong>de</strong> cosas o<br />

<strong>de</strong> mónadas que excluyen <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> contradicción refiriéndo<strong>la</strong> a su mutua re<strong>la</strong>ción. De<br />

esta manera el monismo se convierte en un pluralismo y en <strong>la</strong> dialéctica hegeliana<br />

expuesta <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong>masiado con<strong>de</strong>nsada y oscura en el capítulo <strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción<br />

po<strong>de</strong>mos presentir un proceso que estará representado en todos los estadios <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

244 LEIBNIZ, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Lib. II, capítulo XXVII.<br />

245 Phénoménologie, I, p. 101 (Fenomnología, p. 77).

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