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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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como una potencia que todavía no se ha convertido en acto; entonces consiste en<br />

«dones, capacida<strong>de</strong>s, fuerzas» que, bien utilizadas por <strong>la</strong> virtud, son mesuradas por el<br />

curso <strong>de</strong>l mundo. Estas disposiciones aún no efectuadas son «un instrumento pasivo<br />

que, gobernado por <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> <strong>la</strong> individualidad libre, es completamente indiferente<br />

para el uso que <strong>de</strong> él se hace y <strong>de</strong>l cual pue<strong>de</strong> también abusarse para producir una<br />

realidad efectiva que es su <strong>de</strong>strucción; una materia sin vida, privada <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

propia que pue<strong>de</strong> formarse flexiblemente <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s maneras e incluso para su propia<br />

corrupción». 602 Ahora bien, es sólo en el curso <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha como esas disposiciones que<br />

<strong>de</strong> otro modo quedarían «<strong>de</strong>trás, no se sabe dón<strong>de</strong>, como una consciencia durmiente»,<br />

se actualizan <strong>de</strong> hecho; gracias a <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong> individualidad actuante pasan <strong>de</strong> ser en<br />

sí a ser realida<strong>de</strong>s efectivas para <strong>la</strong> consciencia. La virtud que acepta el combate <strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong>scubre en todas partes ya actualizadas en figuras varias; «<strong>la</strong> consciencia virtuosa<br />

entra en lucha contra el curso <strong>de</strong>l mundo como contra algo opuesto al bien. Con todo,<br />

lo que el curso <strong>de</strong>l mundo ofrece a <strong>la</strong> consciencia en esta lucha es lo universal, no<br />

so<strong>la</strong>mente como universal abstracto, sino como universal vivificado por <strong>la</strong><br />

individualidad siendo para otro, o como el bien efectivamente real. Así, pues, siempre<br />

que <strong>la</strong> virtud entra en contacto con el curso <strong>de</strong>l mundo alcanza posiciones que son <strong>la</strong><br />

esencia <strong>de</strong>l bien mismo, <strong>de</strong>l bien que como en sí <strong>de</strong>l curso <strong>de</strong>l mundo se hal<strong>la</strong><br />

indisolublemente mezc<strong>la</strong>do con todas <strong>la</strong>s manifestaciones <strong>de</strong>l curso <strong>de</strong>l mundo y tiene<br />

su ser ahí en <strong>la</strong> efectiva realidad <strong>de</strong> éste». 603 Así, pues, o bien, como hemos dicho, <strong>la</strong><br />

virtud está indisolublemente mezc<strong>la</strong>da al curso <strong>de</strong>l mundo y entonces el bien que el<strong>la</strong><br />

se propone es un bien ya existente, un bien que pertenece a <strong>la</strong> sustancia ética, o bien se<br />

separa <strong>de</strong> aquél y establece una distinción que <strong>de</strong>be seguir siendo verbal; es una fe que<br />

no pue<strong>de</strong> conducir a ninguna presencia auténtica. La lucha iniciada entre <strong>la</strong> virtud y el<br />

curso <strong>de</strong>l mundo manifiesta, por tanto, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad concreta <strong>de</strong> los dos términos y ello<br />

porque <strong>Hegel</strong> ha puesto dicha virtud en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> «dones, capacida<strong>de</strong>s, fuerzas» que<br />

sólo son actuales por el hecho <strong>de</strong> <strong>la</strong> individualidad. Igualmente, en <strong>la</strong> «visión moral <strong>de</strong>l<br />

mundo» veremos que el gran hombre —el que hace <strong>la</strong> historia, como César o<br />

Napoleón— es una actualización <strong>de</strong>l universal. La consciencia <strong>de</strong>l «ayuda <strong>de</strong> cámara<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> moralidad» pue<strong>de</strong> explicar c<strong>la</strong>ramente su acción por motivos mezquinos y bajos<br />

—motivos que también forman parte <strong>de</strong> su acción fin tanto que dicha acción es acción<br />

<strong>de</strong> una individualidad particu<strong>la</strong>r—, pero esta explicación es parcial. «El gran hombre<br />

es lo que ha hecho y se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cir que él ha querido lo que ha hecho <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma<br />

manera que ha hecho lo que ha querido.» Es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada consciencia virtuosa <strong>la</strong> que se<br />

engaña al iluminar esta acción con una luz <strong>de</strong>sfavorable, y es también el<strong>la</strong> <strong>la</strong> que se reve<strong>la</strong><br />

mezquina. A<strong>de</strong>más, a) juzgar no actúa, y preten<strong>de</strong> que aceptemos su juicio<br />

inoperante como una acción.<br />

Al término <strong>de</strong> su experiencia, <strong>la</strong> virtud <strong>de</strong>scubre que <strong>la</strong> pretendida oposición entre <strong>la</strong><br />

individualidad para sí, que sería el fenómeno, y el en sí <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro, es<br />

una oposición irrelevante. El en sí se realiza para <strong>la</strong> consciencia a través <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

operación <strong>de</strong> <strong>la</strong> individualidad y, por lo tanto, es inseparable <strong>de</strong> su manifestación. Al<br />

haber puesto concretamente el en sí como una disposición, como una virtualidad<br />

distinta <strong>de</strong> su actualización, <strong>Hegel</strong> se facilitaba el trabajo. No hay disposición separada<br />

<strong>de</strong>l acto que dé a éste una significación concreta o entonces se trata <strong>de</strong> una abstracción<br />

y <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> virtud <strong>de</strong>scansa sobre esta abstracción sin realidad. Así, pues, el<br />

curso <strong>de</strong>l mundo no es tan malo como parecía, puesto que es <strong>la</strong> realización <strong>de</strong> una<br />

virtud que en otro caso dormiría para siempre jamás sin hacer aparición en el mundo.<br />

Curso <strong>de</strong>l mundo y virtud no se oponen ya como en el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> esta<br />

602 Phénoménologie, I, p. 315 (Fenomenología, p. 277).<br />

603 Phénoménologie, I, p. .316 (Fenomenología, pp. 227-228).

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