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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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En el prólogo a <strong>la</strong> Fenomenología <strong>Hegel</strong> intentará hacer compren<strong>de</strong>r esta base <strong>de</strong> todo<br />

su sistema filosófico y oponer su concepción <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro que incluye en sí <strong>la</strong><br />

mediación a todo sistema que p<strong>la</strong>ntee <strong>la</strong> verdad, lo verda<strong>de</strong>ro como un inmediato, como<br />

un ser, como una sustancia que estuviera más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> mediación. Para <strong>Hegel</strong>, <strong>la</strong><br />

mediación no es algo extraño a lo verda<strong>de</strong>ro, sino que forma parte <strong>de</strong> éste, o, dicho con<br />

otras pa<strong>la</strong>bras, lo verda<strong>de</strong>ro es sujeto y no sustancia. Lo verda<strong>de</strong>ro no es lo inmediato en<br />

cuanto tal, lo que es y sigue siendo igual a sí mismo; «es el auto<strong>de</strong>venir, el círculo que<br />

presupone y tiene en el comienzo su propio fin como objetivo, y que se hace<br />

efectivamente real sólo por medio <strong>de</strong> su actualización <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>da y su fin». 169<br />

No era algo superfluo recordar esos textos antes <strong>de</strong> abordar el estudio <strong>de</strong>l punto<br />

<strong>de</strong> partida <strong>de</strong> todo el <strong>de</strong>sarrollo fenómenológico —<strong>la</strong> consciencia sensible o el saber<br />

inmediato, es <strong>de</strong>cir, el saber <strong>de</strong> lo inmediato. En efecto, en este texto <strong>Hegel</strong> nos muestra<br />

cómo <strong>la</strong> consciencia parte <strong>de</strong> una igualdad que <strong>de</strong>spués será su fin, el objetivo que se<br />

esforzará por alcanzar o recuperar reflexivamente. Dicha igualdad es <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> certeza —<br />

subjetiva— y <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad —objetiva. Todo el <strong>de</strong>sarrollo fenomenológico por completo<br />

se <strong>de</strong>be a este origen y tien<strong>de</strong> a reconstruirle, puesto que «en el comienzo tiene su<br />

propio fin como objetivo». En este sentido habrá que comparar el saber absoluto,<br />

capítulo final <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología, con <strong>la</strong> certeza sensible, capítulo inicial. Pero<br />

mientras que en <strong>la</strong> certeza sensible lo inmediato es, en el capítulo final se ha convertido<br />

en lo que es, se ha actualizado gracias a una mediación interna. En el capítulo inicial,<br />

verdad y certeza son inmediatamente iguales; en el capítulo final, <strong>la</strong> certeza, es <strong>de</strong>cir, ía<br />

subjetividad, se ha puesto a sí misma en el ser como verdad, y <strong>la</strong> verdad, es <strong>de</strong>cir, <strong>la</strong><br />

objetividad, se ha mostrado como certeza, como autoconsciencia. La i<strong>de</strong>ntidad no es ya<br />

inmediata sino que pasa a serlo a través <strong>de</strong> todo el <strong>de</strong>sarrollo anterior. Entonces <strong>la</strong><br />

consciencia pone lo verda<strong>de</strong>ro como sujeto, <strong>la</strong> propia consciencia es lo verda<strong>de</strong>ro. <strong>Hegel</strong><br />

lo expresa <strong>de</strong> otra manera diciendo que lo absoluto es el espíritu que se sabe a sí mismo<br />

como espíritu. 170<br />

Por consiguiente, po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> certeza sensible <strong>de</strong> que parte <strong>la</strong><br />

consciencia como su mayor verdad y como su mayor error a <strong>la</strong> vez. Dicha consciencia<br />

cree poseer el conocimiento más rico, el más verda<strong>de</strong>ro y el más <strong>de</strong>terminado, pero<br />

precisamente allí don<strong>de</strong> se imagina ser el más rico este conocimiento es el más pobre, y<br />

el más falso precisamente cuando se imagina ser el más verda<strong>de</strong>ro, y, sobre todo, el más<br />

in<strong>de</strong>terminado precisamente cuando se imagina que es el más <strong>de</strong>terminado. Ello no<br />

obstante, esta riqueza, esta verdad, esta completa <strong>de</strong>terminación no es pura ilusión; son<br />

únicamente aspectos, son so<strong>la</strong>mente una «doxa». La prueba <strong>de</strong> este enfoque reve<strong>la</strong>rá <strong>la</strong><br />

inversión dialéctica, pero el movimiento <strong>de</strong>l enfoque subsistirá y, a través <strong>de</strong>l calvario<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> mediación, <strong>la</strong> consciencia volverá a encontrar como su propia y cierta verdad <strong>la</strong><br />

i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> que había partido. Al término <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología, a propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

encarnación <strong>de</strong> Dios en el cristianismo, <strong>Hegel</strong> escribirá: «Lo que <strong>de</strong>nominé consciencia<br />

sensible es justamente esta pura abstracción, este pensamiento para el que el ser, lo<br />

inmediato, es. Así, pues, lo ínfimo es al mismo tiempo lo supremo; lo reve<strong>la</strong>do que<br />

emerge enteramente a <strong>la</strong> superficie es justamente por ello lo más profundo.» 171<br />

169 Phénoménologie, I, p. 18 (Fenomenología, p, 16).<br />

170 Fue el cristianismo quien reveló <strong>la</strong> subjetividad <strong>de</strong> lo absoluto o <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro y todo el esfuerza<br />

posterior <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía ha ido dirigido en el sentido <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que «lo absoluto era sujeto». En el<br />

Prólogo a <strong>la</strong> Fenomenología, <strong>Hegel</strong> escribe: «Que <strong>la</strong> sustancia sea esencialmente sujeto es algo que queda<br />

expresado en <strong>la</strong> representación que anuncia lo absoluto como espíritu, el .concepto más elevado<br />

perteneciente a los tiempos mo<strong>de</strong>rnos y a su religión.» Descartes dice que Dios es «causa <strong>de</strong> sí», y<br />

Boehme, <strong>de</strong> una manera todavía ingenua y bárbara, entrevé esta subjetividad y esta vida <strong>de</strong> Dios que es<br />

Mysterium magnum reve<strong>la</strong>ns seipsum.<br />

171 Phénoménologie, II, pp. 267-265 (Fenomenología, p. 440).

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