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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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inversión <strong>de</strong> forma inmediata, <strong>la</strong> pérdida <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>l sí mismo». 794 Por eso el ser<br />

ahí <strong>de</strong> este mundo es igualmente obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia «una obra en <strong>la</strong> cual ésta no<br />

se reconoce a sí misma».<br />

En el mundo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho (privado) el contenido, reunido en <strong>la</strong> dominación <strong>de</strong>l<br />

amo <strong>de</strong>l mundo, aparece ante el sí mismo como un contenido contingente y<br />

absolutamente exterior. Dicho contenido, resultante <strong>de</strong> los elementos dislocados, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

individualida<strong>de</strong>s singu<strong>la</strong>res, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> negarse a sí mismo y <strong>de</strong> transformarse. Pero su<br />

<strong>de</strong>venir es precisamente el movimiento <strong>de</strong>l sí mismo que, gracias a su alienación, acaba<br />

dando una consistencia y un or<strong>de</strong>n a este contenido. Produce <strong>la</strong> sustancia espiritual<br />

como su obra, «pero esta efectividad exterior que el soberano <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho<br />

toma en él no es sólo <strong>la</strong> esencia elemental que se presenta <strong>de</strong> un modo contingente al sí<br />

mismo, sino que es tara: bien su trabajo más bien negativo que positivo; adquiere su ser<br />

ahí por <strong>la</strong> propia alienación <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia, su renuncia a su esencia<br />

[Entwesung]». 795 Con ello llegamos al segundo punto, el proceso <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura por<br />

medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> alienación. El sí mismo inmediato —insu<strong>la</strong>r—, <strong>la</strong> persona privada <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>recho, que se cree en sí y para sí, <strong>de</strong>scubre su propia indigencia; toma consciencia <strong>de</strong><br />

una «miseria <strong>de</strong>l mundo». Esta toma <strong>de</strong> consciencia parece resultar <strong>de</strong> <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong><br />

una dominación que se ejerce sobre el<strong>la</strong>; en realidad, es el<strong>la</strong> misma <strong>la</strong> que es este mundo<br />

y se <strong>de</strong>struye a sí misma. Pero entonces el sí mismo inmediato se <strong>de</strong>spoja <strong>de</strong> su<br />

inmediatez, se cultiva, aliena su <strong>de</strong>recho natural para conquistar <strong>la</strong> sustancialidad. De<br />

este modo constituye <strong>la</strong> sustancia. Dicha sustancia, en su ser ahí, es <strong>la</strong> alienación<br />

misma, <strong>de</strong>l sí mismo; en efecto, adquiere una consistencia y una permanencia gracias al<br />

movimiento <strong>de</strong>l sí mismo que renuncia a su estado inmediato y pone <strong>la</strong> sustancia como<br />

sí mismo. «Sin embargo, esta actuación y este <strong>de</strong>venir mediante los cuales <strong>la</strong> sustancia<br />

se hace efectiva son el extrañamiento mismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad, pues el sí mismo que<br />

vale en sí y para sí inmediatamente, es <strong>de</strong>cir, sin extrañamiento, no tiene sustancia y es<br />

el juguete <strong>de</strong> esos tumultuosos elementos. Por tanto, su sustancia es su propia alienación<br />

y <strong>la</strong> alienación es <strong>la</strong> sustancia o <strong>la</strong>s potencias espirituales que se or<strong>de</strong>nan en un mundo y<br />

se mantienen <strong>de</strong> este modo.» 796<br />

Así es como <strong>la</strong> sustancia se hace espíritu —en el doble movimiento <strong>de</strong>l sí mismo<br />

hacia <strong>la</strong> esencia y <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia hacia el sí mismo—, es <strong>de</strong>cir, unidad autoconsciente <strong>de</strong>l<br />

sí mismo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia. Ello no obstante, por el hecho <strong>de</strong> este proceso <strong>de</strong> alienación,<br />

los dos términos siguen siendo recíprocamente ajenos, o, al menos, su verda<strong>de</strong>ra unidad<br />

se pone más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia efectiva. Esta unidad se da en <strong>la</strong> fe. «El espíritu es<br />

consciente <strong>de</strong> una efectividad objetiva, libre para sí. En contraste con esta consciencia<br />

se hal<strong>la</strong> <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong>l sí mismo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia; frente a <strong>la</strong> consciencia efectiva está <strong>la</strong><br />

consciencia pura.» 797 Así, pues, <strong>la</strong> consciencia que el espíritu tiene <strong>de</strong> él mismo es ahora<br />

doble. Por una parte, el espíritu se encuentra en un mundo objetivo, pero <strong>la</strong> exigencia <strong>de</strong><br />

una unidad <strong>de</strong>l sí mismo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia está siempre puesta, no realizada en este mundo<br />

don<strong>de</strong> el espíritu en el movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura continúa siendo ajeno a sí mismo; <strong>la</strong><br />

unidad se da, por tanto, más allá <strong>de</strong> este mundo. La consciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad es <strong>la</strong><br />

consciencia pura y no <strong>la</strong> consciencia real. «La presencia tiene su oposición<br />

inmediatamente en su más allá, que es su pensamiento y su ser-pensado; inversamente,<br />

éste tiene su oposición en el más acá, que es su efectividad que se le ha hecho<br />

extraña.» 798<br />

794 Phénoménologie, II. P. 49 (Fenomenología, p. 286).<br />

795 Phénoménologie, II, p. 50 (Fenomenología, p. 287).<br />

796 Phénoménologie, II. p. 51 (Fenomenología, p. 287).<br />

797 Phénoménologie, II. p. 51 (Fenomenología, p. 287).<br />

798 Phénoménologie, II, p. 51 (Fenomenología, pp. 287-288).

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