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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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hegeliano es <strong>de</strong> distinto tipo; se toma en serio <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad, con respecto a <strong>la</strong><br />

cual Schelling no vio el partido que podía sacar. «En cambio, el conocimiento científico<br />

exige que uno se abandone a <strong>la</strong> vida <strong>de</strong>l objeto o, lo que es lo mismo, que se tenga<br />

presente y que se exprese <strong>la</strong> necesidad interior <strong>de</strong> ese objeto» 41 . Aquí el objeto <strong>de</strong>l<br />

filósofo es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, el saber <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia común, pero <strong>de</strong>be tomar ese saber tal<br />

como se da y no intervenir en él. Por ahí es por don<strong>de</strong> el i<strong>de</strong>alismo subjetivo que<br />

admitía aun Schelling para <strong>la</strong> segunda ciencia <strong>de</strong> su filosofía, <strong>la</strong> que parte <strong>de</strong> lo<br />

subjetivo, queda superado siendo también un i<strong>de</strong>alismo objetivo. No se trata en este<br />

caso <strong>de</strong> un juego <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bras. La diferencia es profunda, por lo cual vale <strong>la</strong> pena insistir.<br />

Para Schelling, como para Fichte, a pesar <strong>de</strong> su teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> lo subjetivo y<br />

<strong>de</strong> lo objetivo en el saber, el i<strong>de</strong>alismo trascen<strong>de</strong>ntal es un «saber <strong>de</strong>l saber en tanto que<br />

es puramente subjetivo». El retorno a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad se efectuará luego <strong>de</strong> una manera más<br />

o menos artificial. Para <strong>Hegel</strong> <strong>la</strong>s cosas sen distintas. La consciencia es consi<strong>de</strong>rada tal<br />

como se da, y se da como una referencia a lo otro, objeto, mundo o Naturaleza. Es muy<br />

cierto que este saber <strong>de</strong> lo otro es un autosaber. Pero no es menos verdad que este<br />

autosaber es un saber <strong>de</strong> lo otro, <strong>de</strong>l mundo. Así, pues, en los varios objetos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

consciencia <strong>de</strong>scubrimos lo que el<strong>la</strong> misma es: «el mundo es el espejo en que volvemos<br />

a encontrarnos». No se trata, pues, <strong>de</strong> oponer el saber <strong>de</strong>l saber al saber <strong>de</strong> lo otro; se<br />

trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir su i<strong>de</strong>ntidad. Y esto representa una nueva forma <strong>de</strong> estudiar <strong>la</strong><br />

consciencia y sus metamorfosis, como indica justamente Hartmann. «Este nuevo<br />

camino es el <strong>de</strong>scubrimiento propio <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong>, un novum en <strong>la</strong> filosofía, un camino <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

concepción <strong>de</strong> sí <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia en sus transformaciones sobre el fundamento <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

concepción <strong>de</strong> sus objetos en sus transformaciones.» 42 Queremos concebir <strong>la</strong><br />

consciencia, preguntamos lo que para el<strong>la</strong> es el mundo, lo que <strong>la</strong> consciencia da como<br />

su verdad. En su objeto <strong>de</strong>scubrimos <strong>la</strong> propia consciencia objetivamente y, en <strong>la</strong><br />

historia <strong>de</strong> sus objetos, es su propia historia lo que vamos a leer. Inversamente, y esto<br />

tiene que ver con el i<strong>de</strong>alismo subjetivo, <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>be <strong>de</strong>scubrir que esta historia<br />

es <strong>la</strong> suya y que, al concebir su objeto, se concibe .a sí misma. Al término <strong>de</strong> esta<br />

fenomenología, el saber <strong>de</strong>l saber no se opondrá a ninguna otra cosa; en efecto, será, <strong>de</strong><br />

acuerdo con <strong>la</strong> propia evolución <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia, autosaber y saber <strong>de</strong>l objeto. Y como<br />

este objeto, lo Absoluto <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong>, es el espíritu en su riqueza plenaria, se podrá <strong>de</strong>cir<br />

que es el espíritu el que se sabe a sí mismo en <strong>la</strong> consciencia y que <strong>la</strong> consciencia se<br />

sabe como espíritu. En tanto que saber <strong>de</strong> sí mismo, no será lo Absoluto más allá <strong>de</strong><br />

toda reflexión, sino lo Absoluto que reflexiona sobre sí. En este sentido, será Sujeto y<br />

no ya so<strong>la</strong>mente Substancia. 43<br />

Precisamente en este punto <strong>la</strong> filosofía hegeliana, como fenomenología, difiere <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

reflexión kantiana y también <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alismo transcen<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Schelling. Hemos citado<br />

antes un texto <strong>de</strong> Schelling que <strong>de</strong>fine el i<strong>de</strong>alismo transcen<strong>de</strong>ntal como punto <strong>de</strong> vista<br />

<strong>de</strong>l saber <strong>de</strong>l saber en tanto que puramente subjetivo. Schelling empieza, efectivamente,<br />

por suponer <strong>la</strong> autoconsciencia filosófica —lo que <strong>Hegel</strong> l<strong>la</strong>ma ciencia— y muestra<br />

cómo <strong>la</strong> consciencia común, reflexionando sobre sí misma, <strong>de</strong>be alcanzar <strong>la</strong> ciencia ya<br />

p<strong>la</strong>nteada. Se trata <strong>de</strong> medir el saber empírico con <strong>la</strong> verdad filosófica, «pero en el punto<br />

en que <strong>la</strong> ciencia únicamente surge, ni el<strong>la</strong> misma ni alguna otra cosa se justifica como<br />

<strong>la</strong> esencia o como en el en sí y sin ello ningún examen parece posible». 44<br />

41 Phénoménologie, I. p. 47.<br />

42 N. Hartmann, op. cit., II, p. 80.<br />

43 Cf. el prólogo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología (ed. francesa, 1, p. 17): «Según mi manera <strong>de</strong> ver, que se justificará<br />

únicamente en <strong>la</strong> presentación <strong>de</strong>l sistema, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> este punto esencial: aprehen<strong>de</strong>r y expresar lo<br />

verda<strong>de</strong>ro no como sustancia; sino precisamente también como Sujeto»; y (p. 21): «La necesidad <strong>de</strong><br />

representar lo Absoluto como sujeto...» (Fenomenología, p. 151.<br />

44 Phénoménologie, I, p. 72 (Fenomenología, p. 56).

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