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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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tesis general como en los <strong>de</strong>talles interpretativos. Si bien el proceso general resulta<br />

fácilmente perceptible —aunque <strong>Hegel</strong> experimente constantemente <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> repetirlo<br />

y ponerlo <strong>de</strong> manifiesto con una luz nueva—, los análisis <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle presentan<br />

encabalgamientos constantes. A veces se diría que <strong>Hegel</strong>, olvidando <strong>la</strong> totalidad, se<br />

entretiene en un momento particu<strong>la</strong>r; interpreta entonces diversos acontecimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

historia, trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>sve<strong>la</strong>r su significado y presenta el momento como si fuera <strong>la</strong> esencia<br />

absoluta. Justamente por eso el análisis <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los momentos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir <strong>de</strong>l<br />

espíritu —espíritu ético, espíritu extrañado <strong>de</strong> sí mismo, espíritu cierto <strong>de</strong> él mismo—<br />

<strong>de</strong>be hacerse con carácter particu<strong>la</strong>r, sin olvidar nunca, por otra parte, que lo verda<strong>de</strong>ro<br />

es el todo y que cada uno <strong>de</strong> dichos momentos <strong>de</strong>be su sentido al lugar que ocupa en <strong>la</strong><br />

dialéctica general.<br />

I. El espíritu inmediato<br />

El espíritu inmediato. La emergencia <strong>de</strong>l sí mismo. El espíritu existe en principio<br />

inmediatamente, está ahí como un dato histórico, y este dato es <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> un<br />

pueblo, <strong>de</strong> una comunidad <strong>de</strong> individuos que tienen consciencia <strong>de</strong> sí mismos en esa<br />

totalidad concreta que .es el pueblo. 684 Hemos superado el momento abstracto en que el<br />

individuo, como autoconsciencia, trataba <strong>de</strong> realizar un i<strong>de</strong>al que estaba so<strong>la</strong>mente en él<br />

mismo y se oponía a su mundo. Ahora ese mundo es <strong>la</strong> razón realizada, y <strong>la</strong>.<br />

autoconsciencia no se opone a él, sino que, al contrario, se encuentra en él <strong>de</strong> forma<br />

inmediata. Como al empezar <strong>la</strong> Fenomenología, certeza y verdad parecen idénticas, ti<br />

espíritu es, es <strong>la</strong> sustancia; y <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong> esta sustancia, como certeza singu<strong>la</strong>r,<br />

contrasta so<strong>la</strong>mente con este universal que es su fin y su en sí. Hay, c<strong>la</strong>ro está, una<br />

distinción —<strong>la</strong> misma que implica <strong>la</strong> consciencia—, pero esta distinción entre lo<br />

singu<strong>la</strong>r y lo universal, entre el individuo y el género, no es una oposición. «La<br />

sustancia, como esencia universal y como fin, contrasta consigo misma como<br />

efectividad singu<strong>la</strong>rizada.» Pero el espíritu no es so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> sustancia <strong>de</strong> los<br />

individuos, sino que es también su obra y por eso <strong>la</strong> consciencia singu<strong>la</strong>r actualiza <strong>la</strong><br />

sustancia haciéndo<strong>la</strong> obra suya e, inversamente, <strong>la</strong> sustancia, que en un principio no es<br />

más que un en sí, el espíritu universal abstracto, <strong>de</strong>viene efectiva y viviente en <strong>la</strong> acción<br />

ética. Así se realiza «<strong>la</strong> unidad <strong>de</strong>l sí mismo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> sustancia». 685<br />

La dialéctica hegeliana intenta explicar y justificar <strong>la</strong>s distinciones <strong>de</strong> contenido<br />

que aquí se presentan. Nosotros vamos a limitarnos a reproducir<strong>la</strong> en líneas generales.<br />

Lo que caracteriza el primer momento <strong>de</strong>l espíritu, el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> inmediatez, es que<br />

el sí mismo no aparece todavía como <strong>la</strong> potencia <strong>de</strong> lo negativo que se opone a su ser; <strong>la</strong><br />

autoconsciencia ética, <strong>la</strong> <strong>de</strong> Antígona o Creónte, se adhiere inmediatamente a su acción,<br />

al contenido que se propone actualizar. El sí mismo es una naturaleza ética, un<br />

carácter. Es precisamente <strong>la</strong> propia acción y sólo <strong>la</strong> acción lo que hará emerger al sí<br />

mismo en su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia abstracta y le pondrá libre <strong>de</strong> todo contenido concreto como<br />

persona. En efecto, el término <strong>de</strong> esta dialéctica será <strong>la</strong> resolución <strong>de</strong> <strong>la</strong> «bel<strong>la</strong> vida<br />

ética» en un mundo <strong>de</strong> personas abstractas que valen en sí y para sí. A partir <strong>de</strong> ese<br />

684 Este «dato histórico» es comparable a <strong>la</strong> «naturaleza originaria» que <strong>la</strong> individualidad humana<br />

encuentra en un principio en el<strong>la</strong> —lo que el<strong>la</strong> misma no ha hecho. Es también el problema <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

individualidad lo que vuelve a p<strong>la</strong>ntearse a propósito <strong>de</strong> un pueblo; pero aquí el individualismo es él<br />

mismo un mundo, una totalidad, sin ser por ello <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> figura <strong>de</strong>l cosmopolitismo, que <strong>Hegel</strong><br />

siempre <strong>de</strong>nunciará como incompatible con <strong>la</strong> vitalidad <strong>de</strong>l concepto. Esta individualidad aparecerá como<br />

universal en <strong>la</strong> negación <strong>de</strong> <strong>la</strong> negación —para un pueblo, el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra.<br />

685 Phénoménologie, II, p. 14 (Fenomenología, p. 262).

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