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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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<strong>la</strong> naturaleza. «La misma pa<strong>la</strong>bra creación —dice <strong>Hegel</strong>— es una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

representación», y el filósofo se a<strong>de</strong>cua a ese lenguaje representativo cuando hab<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

un reino <strong>de</strong>l puro pensamiento anterior a <strong>la</strong> creación <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza y <strong>de</strong> un espíritu<br />

finito. Este modo <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r es <strong>de</strong>spreciativo. De aquí que no se pueda <strong>de</strong>cir que <strong>Hegel</strong><br />

<strong>de</strong>duce <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>l logos, a menos que se cambie el sentido usual <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

<strong>de</strong>ducción. Ahora es el momento <strong>de</strong> explicar <strong>la</strong> mencionada paradoja según <strong>la</strong> cual<br />

<strong>Hegel</strong> reduce <strong>la</strong> filosofía a <strong>la</strong> lógica y supera, al mismo tiempo, esta reducción. El logos<br />

no es sin <strong>la</strong> naturaleza ni <strong>la</strong> naturaleza sin el logos, lo mismo que el ser no es sin <strong>la</strong> nada<br />

ni <strong>la</strong> nada sin el ser. Uno y otra son el todo, puesto que uno y otra son ellos mismos y<br />

más que ellos mismos; y es en tanto que tales como son el espíritu. 1260 El logos es el<br />

todo que se niega como naturaleza, <strong>la</strong> abstracción <strong>de</strong>l puro pensamiento que se pone<br />

como puro pensamiento y que, en esta posición <strong>de</strong> sí mismo, excluye <strong>la</strong> naturaleza.<br />

Ahora bien, hemos dicho ya que esta abstracción —que es <strong>la</strong> negatividad misma— no<br />

era obra so<strong>la</strong>mente <strong>de</strong> un entendimiento humano, sino que se daba en el seno mismo <strong>de</strong><br />

lo absoluto. Lo absoluto sólo existe en esta negatividad (que, en tanto que pura, es <strong>de</strong>cir,<br />

yendo hasta <strong>la</strong> negación <strong>de</strong> <strong>la</strong> negación, es el sí mismo). Por tanto, si lo absoluto se pone<br />

como logos es que se niega como naturaleza y, por eso mismo, opone a sí mismo <strong>la</strong><br />

naturaleza: al excluir <strong>de</strong> sí mismo a <strong>la</strong> naturaleza, <strong>la</strong> presupone y <strong>la</strong> lleva en él mismo.<br />

Asimismo, por su parte, <strong>la</strong> naturaleza es el todo que se niega como logos y, por tanto, se<br />

opone y presupone dicho logos. A ello se <strong>de</strong>be el que «<strong>la</strong> naturaleza sea un espíritu<br />

oculto»; en sí es el logos, pero que en <strong>la</strong> naturaleza está como extrañado <strong>de</strong> sí mismo.<br />

Tal vez se nos diga que esas fórmu<strong>la</strong>s son ininteligibles; en este caso, empero, lo<br />

ininteligible es lo que <strong>Hegel</strong> l<strong>la</strong>ma el concepto, que es «lo que sigue siendo sí mismo en<br />

su ser otro», <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad que es al mismo tiempo una contradicción y que es una con.<br />

tradición justamente por ser una i<strong>de</strong>ntidad, una igualdad <strong>de</strong> lo que se distingue. El<br />

concepto hegeliano es como «este conjunto <strong>de</strong> todos los conjuntos» que se contiene a sí<br />

mismo, lo universal que sigue siendo él mismo en su particu<strong>la</strong>rización y se encuentra a<br />

sí mismo en esta parte <strong>de</strong> él. No hay que pensar <strong>la</strong> naturaleza y el logos como dos<br />

especies en el seno <strong>de</strong> un género que fuera su subsuelo, <strong>de</strong> manera que <strong>la</strong> negación <strong>de</strong>l<br />

logos, en vez <strong>de</strong> dar <strong>la</strong> naturaleza, diera simplemente el no logos y se confesara<br />

incapacitado para esa virtud creadora que <strong>Hegel</strong> conce<strong>de</strong> a <strong>la</strong> negación especu<strong>la</strong>tiva. El<br />

logos es el espíritu, es el todo, lo universal que, sin embargo, hace abstracción <strong>de</strong> sí<br />

mismo en tanto que logos. Es esta negación <strong>de</strong> sí <strong>la</strong> que pone al logos y que sólo tiene<br />

una virtud creadora por el hecho <strong>de</strong> ser una negación interior, una negación <strong>de</strong> sí o,<br />

dicho con otras pa<strong>la</strong>bras, por el hecho <strong>de</strong> ser el movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> negatividad que<br />

constituye el sujeto. Por eso, igualmente, el logos es más que él mismo y contiene en sí<br />

a <strong>la</strong> naturaleza; por eso es toda <strong>la</strong> filosofía y no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, sin embargo, que <strong>Hegel</strong><br />

reduzca <strong>la</strong> filosofía al formalismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Lógica. El todo (lo que <strong>Hegel</strong> l<strong>la</strong>ma universal)<br />

es siempre inmanente a cada una <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>terminaciones (lo que l<strong>la</strong>ma particu<strong>la</strong>r), pero<br />

es él mismo y no un entendimiento extraño quien se <strong>de</strong>termina negándose y se<br />

reconstituye por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> negación <strong>de</strong> <strong>la</strong> negación que es el sí mismo o <strong>la</strong><br />

singu<strong>la</strong>ridad auténtica. Así, pues, no hay lugar para hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> una causalidad <strong>de</strong>l logos<br />

que originara <strong>la</strong> naturaleza, «pues si no hubiera aquí más que 'puros pensamientos no<br />

habría pensamiento», ni <strong>de</strong> una <strong>de</strong>ducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza en el sentido <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>ducción analítica, ni tampoco <strong>de</strong> una <strong>de</strong>ducción matemática en <strong>la</strong> cual, según <strong>Hegel</strong>,<br />

<strong>la</strong> abstracción <strong>de</strong> <strong>la</strong> prueba es obra <strong>de</strong>l espíritu que conoce y no <strong>de</strong>l movimiento mismo<br />

1260 El logos es <strong>la</strong> unidad inmediata (y, por tanto, simple y abstracta) <strong>de</strong>l ser y <strong>de</strong>l sí mismo: esta unidad<br />

inmediata sólo es tal por el hecho <strong>de</strong> que se opone a lo que niega, a <strong>la</strong> mediación necesaria, <strong>la</strong> naturaleza;<br />

y en esta mediación <strong>la</strong> unidad vuelve a encontrarse como unidad concreta, el espíritu.

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