Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel
Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel
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capacidad para serlo.» 549 Un acto realizado tiene un carácter universal, es un <strong>de</strong>lito, un<br />
robo, una obra buena, pero <strong>la</strong>s intenciones, <strong>la</strong>s conjeturas <strong>de</strong>l individuo sobre él mismo<br />
son infinitamente más matizadas, así como todos los <strong>de</strong>talles que puedan sacarse <strong>de</strong> los<br />
rasgos <strong>de</strong>l rostro. No nos hal<strong>la</strong>mos en el ser sino en <strong>la</strong> suposición <strong>de</strong>l esto. Una<br />
psicología <strong>de</strong> este tipo se pier<strong>de</strong> en una infinidad <strong>de</strong> matices, y dichos matices nunca<br />
son suficientes para <strong>de</strong>cir lo interno como tal. Este interior conjeturado es por su<br />
misma naturaleza inefable e inexpresable. El puro interior es maleable y <strong>de</strong>terminable<br />
hasta el infinito, sólo transcien<strong>de</strong> su falsa in<strong>de</strong>terminación por <strong>la</strong> operación. «En <strong>la</strong><br />
operación realizada, esta falsa infinitud es anu<strong>la</strong>da y se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> <strong>la</strong> operación lo<br />
que el<strong>la</strong> es. La operación es esto y su ser no es so<strong>la</strong>mente un signo, sino <strong>la</strong> cosa misma.<br />
Es esto y el hombre individual es lo que es el<strong>la</strong>.» 550 Cualquier otra psicología es<br />
so<strong>la</strong>mente una psicología fantasiosa, fecunda en sutiles e incaptables invenciones. Es<br />
igualmente en <strong>la</strong> operación como el hombre transcien<strong>de</strong> su cuerpo consi<strong>de</strong>rado como<br />
<strong>estructura</strong> inmóvil, como indicación in<strong>de</strong>finidamente interpretable <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> o<br />
podría ser. Cualquier observación <strong>de</strong>l hombre que se aterre a ese falso interior y a esta<br />
interioridad inmediata niega <strong>la</strong> realidad misma <strong>de</strong>l hombre en <strong>la</strong> cual el hombre <strong>de</strong>be<br />
reconocerse y encontrarse. «Sin duda, al confiarse al elemento objetivo, cuando<br />
<strong>de</strong>viene obra, <strong>la</strong> individualidad acepta ser alterada o invertida. Pero lo que constituye<br />
su característica es que <strong>la</strong> operación sea o bien un ser efectivamente real que se<br />
conserva, o bien so<strong>la</strong>mente una supuesta obra que <strong>de</strong>saparece sin <strong>de</strong>jar rastro.» 551<br />
Al criticar a <strong>la</strong> fisiognómica como ciencia, <strong>Hegel</strong> no niega tanto <strong>la</strong> semejanza que<br />
pue<strong>de</strong> existir entre <strong>la</strong> expresión y el alma individual cuanto <strong>la</strong> pretensión <strong>de</strong> conocer al<br />
hombre por medio <strong>de</strong> un análisis <strong>de</strong> sus intenciones sin tener en cuenta sus obras o sus<br />
operaciones. Lo que aquí falsea todo el problema es el método <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón observante<br />
que aís<strong>la</strong> lo interno <strong>de</strong> lo externo y preten<strong>de</strong> luego hacerlos correspon<strong>de</strong>r. Sin embargo,<br />
dicha correspon<strong>de</strong>ncia no rectifica el error inicial que consistió en poner un puro<br />
exterior y un puro interior y en consi<strong>de</strong>rarlos distintos en sí mismos. El cuerpo, en<br />
tanto que objeto, es una exterioridad abstracta; el alma individual, en tanto que sujeto<br />
inoperante, reflejado lejos <strong>de</strong> su operación en el mundo, es incaptable, inapresable.<br />
Aquí se trata, sin más, <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «lo interno es inmediatamente externo y<br />
recíprocamente». Pero <strong>la</strong> razón observante no supone esta dialéctica.<br />
La razón observante <strong>de</strong>scubrirá su error con <strong>la</strong> frenología. Esta falsa ciencia<br />
reve<strong>la</strong>rá mejor que <strong>la</strong> fisiognómica el callejón sin salida en que se ha metido. El cráneo<br />
con sus protuberancias y sus cavida<strong>de</strong>s no es ya un signo expresivo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
individualidad consciente, sino una pura cosa (Ding) y, sin embargo, es en esta cosa<br />
don<strong>de</strong> <strong>la</strong> razón observante preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir <strong>la</strong> exterioridad propia <strong>de</strong>l espíritu. El<br />
absurdo, que no era visible para todos en <strong>la</strong> fisiognómica, es ahora manifiesto. El<br />
instinto <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón va a presentar como resultado <strong>de</strong> todos sus pasos <strong>la</strong> forma <strong>de</strong>l<br />
juicio infinito: «<strong>la</strong> realidad <strong>de</strong>l espíritu es un hueso». 552<br />
No cabe duda <strong>de</strong> que ese juicio intenta ocultarse a sí mismo su propio absurdo<br />
recurriendo a consi<strong>de</strong>raciones pseudocientíficas. Se hab<strong>la</strong>rá <strong>de</strong> fibras cerebrales, se<br />
hará correspon<strong>de</strong>r <strong>la</strong> actividad espiritual con <strong>la</strong>s regiones <strong>de</strong>l cerebro y luego se explicará<br />
que esas regiones <strong>de</strong>l cerebro actúan más o menos sobre <strong>la</strong> caja craneal. Pero basta<br />
reflexionar un poco para darse cuenta <strong>de</strong> <strong>la</strong> ininteligibilidad <strong>de</strong> dichas explicaciones.<br />
¿Por qué una actividad espiritual más <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>da iba a expresarse por medio <strong>de</strong> una<br />
549 Phénoménologie, I, p. 265 (Fenomenología, p. 191).<br />
550 Phénoménologie, I, p. 267 (Fenomenología, p. 192).<br />
551 Phénoménologie, I, p. 268. (Fenomenología, p. 193).<br />
552 Phénoménologie, I, pp. 281 y ss. (Fenomenología, pp. 203 y ss.).