Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel
Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel
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interpreta en su sistema. Por eso dice en el prólogo a <strong>la</strong> Fenomenología: «Es <strong>la</strong> vida<br />
justamente <strong>la</strong> que lleva en sí <strong>la</strong> muerte y se mantiene en <strong>la</strong> muerte misma, que es <strong>la</strong> vida<br />
<strong>de</strong>l espíritu; 710 y a propósito <strong>de</strong>l conflicto que p<strong>la</strong>ntea a los hombres el reconocimiento,<br />
indica que <strong>la</strong> muerte es so<strong>la</strong>mente negación natural que no conserva al tiempo que<br />
niega, que no es <strong>la</strong> aufhebung espiritual. Ahora, al sustituir a <strong>la</strong> naturaleza, <strong>la</strong> familia<br />
eleva <strong>la</strong> muerte a <strong>la</strong> universalidad <strong>de</strong>l espíritu. Justamente por eso, para un hombre <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Antigüedad no hay nada más terrible que no recibir los supremos honores a los que<br />
tiene <strong>de</strong>recho, (el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> lo singu<strong>la</strong>r). 711 Homero cuenta que Héctor suplica a su<br />
enemigo que no le <strong>de</strong>je sin sepultura: «Devuelve mi cuerpo para que los tróvanos y <strong>la</strong>s<br />
troyanas me <strong>de</strong>n <strong>la</strong> parte que me correspon<strong>de</strong> en los honores <strong>de</strong> <strong>la</strong> hoguera.»<br />
Tal es <strong>la</strong> naturaleza ética <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia; pero, en tanto que totalidad concreta, hay<br />
en el<strong>la</strong>, como en <strong>la</strong> ciudad, momentos particu<strong>la</strong>res que son resultado <strong>de</strong> <strong>la</strong> escisión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
consciencia. Aquí volvemos a encontrar <strong>la</strong>s <strong>de</strong>terminaciones <strong>de</strong>scartadas anteriormente,<br />
cuando buscábamos el sentido espiritual <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia. El amor <strong>de</strong>l hombre y <strong>la</strong> mujer es<br />
el momento más elevado <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza. Expresa el reconocimiento natural<br />
e inmediato <strong>de</strong> una autoconsciencia por otra. La familia no es so<strong>la</strong>mente el inmediato<br />
conocimiento <strong>de</strong> sí mismo en otro, que <strong>Hegel</strong> había estudiado caracterizándolo como<br />
amor en sus escritos <strong>de</strong> juventud y que se opone al duro reconocimiento <strong>de</strong>l hombre por<br />
el hombre en el capítulo <strong>de</strong>dicado a <strong>la</strong> autoconsciencia en <strong>la</strong> Fenomenología, sino que<br />
es también conocimiento <strong>de</strong> este ser-reconocido mutuo, elemento sustancial <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida<br />
familiar. Sin embargo, este reconocimiento no es el espíritu efectivo, no es más que su<br />
presentimiento y su imagen. De todas formas, una imagen «posee su efectividad en algo<br />
distinto a el<strong>la</strong>». 712 Así, por ejemplo, el amor <strong>de</strong> los padres hal<strong>la</strong> su ser realizado en algo<br />
exterior, en el hijo. En <strong>la</strong> Filosofía <strong>de</strong> Jena <strong>de</strong> 1805-1806, <strong>Hegel</strong> onecía: «El<br />
crecimiento <strong>de</strong>l hijo es <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> los padres.» 713 Su amor ha pasado a ser otro, «cuyo<br />
<strong>de</strong>venir es esta re<strong>la</strong>ción misma y en el cual <strong>la</strong> citada re<strong>la</strong>ción acaba <strong>de</strong>sapareciendo; el<br />
cambio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s generaciones hal<strong>la</strong> su permanencia en el pueblo». 714 Más tar<strong>de</strong>, en <strong>la</strong><br />
Filosofía <strong>de</strong>l Derecho, <strong>Hegel</strong> expresará <strong>la</strong> misma i<strong>de</strong>a: «En los hijos <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
pareja, que en tanto que sustancial es interioridad y sentimiento, pero que en tanto que<br />
existencia está separada en dos sujetos, se convierte también en una existencia para sí y<br />
en un objeto en tanto que unidad. Les padres aman a los hijos como su amor, como su<br />
ser sustancial. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista natural, <strong>la</strong> existencia inmediata <strong>de</strong> <strong>la</strong> persona <strong>de</strong><br />
los padres <strong>de</strong>viene aquí un resultado, enca<strong>de</strong>namiento que continúa en el progreso<br />
infinito <strong>de</strong> <strong>la</strong>s generaciones que se reproducen y se suponen. Ésa es <strong>la</strong> manera como <strong>la</strong><br />
simplicidad espiritual <strong>de</strong> los penates manifiesta su existencia en tanto que especie en <strong>la</strong><br />
naturaleza finita.» 715 Sin embargo, esas re<strong>la</strong>ciones varias entre marido y mujer, entre padres<br />
e hijos, no son puras re<strong>la</strong>ciones espirituales. Todavía se encuentra en el<strong>la</strong>s <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>sigualdad, <strong>de</strong> manera que el reconocimiento se ve afectado por un elemento <strong>de</strong><br />
naturalidad. El amor <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer no consigue retornar a sí mismo; se<br />
escapa hacia fuera <strong>de</strong> sí en ese otro que es el hijo. Pero, justamente, <strong>la</strong> piedad <strong>de</strong> los<br />
710 Phénoménologie, I. p. 29.<br />
711 Phénoménologie, II, pp. 20 y ss. (Fenomenología, p. 266).<br />
712 Phénoménologie, II. p. 24 (Fenomenología, p. 268).<br />
713 HEGEL, Werke, ed. Lasson-Hoffmeister, t. XX, p. 202: «El amor pasa a ser objeto <strong>de</strong> sí mismo»; se<br />
contemp<strong>la</strong> en otro que es, empero, su negación. «Los salvajes <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> América matan a sus padres,<br />
nosotros hacemos lo mismo.»<br />
714 Phénoménologie, II, p. 24 (Fenomenología, p. 268). En este mundo ético. por tanto, el sí mismo no<br />
existe todavía a no ser como sombra: «Es esto suprimido y, <strong>de</strong> este modo, sí mismo universal, pero su<br />
significación negativa no se ha convertido todavía en esta significación positiva.» En el primer tipo <strong>de</strong>l sí<br />
mismo, <strong>la</strong> persona, tendremos el comienzo <strong>de</strong> su realización (Phénoménologie, II. p. 204).<br />
715 Principios <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, trad. francesa, Gallimard, 1940, p. 147.