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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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SEXTA PARTE<br />

DEL SABER DEL Sí DEL ESPÍRITU AL ESPÍRITU ABSOLUTO<br />

I. La concepción moral <strong>de</strong>l mundo<br />

El espíritu cierto <strong>de</strong> sí es el espíritu que se ha elevado por encima <strong>de</strong>l espíritu<br />

sustancial u objetivo y que ha pasado a ser saber <strong>de</strong> sí mismo. El espíritu se sabe a sí<br />

mismo y este sábeles su esencia; es como <strong>la</strong> autoconsciencia que se eleva por encima <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> vida siendo el saber <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Antes <strong>de</strong> mostrar cómo es que este espíritu (subjetivo)<br />

está capacitado para una nueva inmediatez, convirtiéndose en espíritu activo y creador,<br />

tenemos que entrar en una dimensión nueva, <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> subjetividad; dimensión nueva que<br />

correspon<strong>de</strong> a <strong>la</strong> concepción moral <strong>de</strong>l mundo, al i<strong>de</strong>alismo alemán <strong>de</strong> Kant y <strong>de</strong> Fichte.<br />

La crítica <strong>de</strong> <strong>la</strong> concepción moral <strong>de</strong>l mundo nos llevará a <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong>l espíritu activo<br />

(Gewissen), pero al mismo tiempo nos conducirá a <strong>la</strong> reconciliación <strong>de</strong> este espíritu<br />

activo (y, por tanto, siempre culpable) con el espíritu universal. Tal reconciliación será<br />

el saber que el espíritu tiene <strong>de</strong> sí no ya como espíritu subjetivo sin más, sino como<br />

espíritu absoluto. Con ello entramos en <strong>la</strong> fenomenología <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión.<br />

Así, pues, <strong>de</strong>bemos abandonar <strong>la</strong> tierra en que el espíritu seguía siendo objetivo<br />

y <strong>la</strong> libertad absoluta intentaba realizarse inmediatamente para consi<strong>de</strong>rar otra en <strong>la</strong> cual<br />

<strong>la</strong> libertad cobra profundidad como subjetividad moral, el saber <strong>de</strong> sí. El sujeto moral<br />

sustituye <strong>de</strong> momento al ciudadano revolucionario, <strong>la</strong> concepción moral <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong><br />

Kant y <strong>de</strong> Fichte ocupa el puesto <strong>de</strong> El contrato social <strong>de</strong> Rousseau. Sucesivamente<br />

iremos estudiando: 1. a) La concepción moral <strong>de</strong>l mundo; b) <strong>la</strong>s antinomias <strong>de</strong> esta<br />

visión moral y su resolución en <strong>la</strong> consciencia que actúa. 2. El espíritu cierto <strong>de</strong> sí<br />

mismo y su <strong>de</strong>venir creador.<br />

El espíritu que ahora estudiamos es el espíritu cierto <strong>de</strong> sí. Parece que en él se ha<br />

realizado aquello que constituía <strong>la</strong> búsqueda <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> Fenomenología, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l<br />

saber y <strong>de</strong> su objeto. En efecto, mientras que en el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura o <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe el<br />

espíritu como sí mismo singu<strong>la</strong>r tenía su sustancia fuera <strong>de</strong> él mismo, ahora <strong>la</strong> lleva en<br />

sí. Dicha sustancia no es ya una realidad extraña, el po<strong>de</strong>r o <strong>la</strong> riqueza o el cielo, sino<br />

que es el puro <strong>de</strong>ber. Al consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> concepción que Kant y sobre todo Fichte tienen<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> autonomía <strong>de</strong>l sujeto moral, encontramos una a<strong>de</strong>cuación entre <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> sí y <strong>la</strong><br />

verdad que expresa <strong>la</strong> concepción <strong>de</strong> una autoconsciencia universal. El yo no pue<strong>de</strong><br />

querer otra cosa que él mismo. Su fin absoluto está en él, ya no tiene que ver con <strong>la</strong><br />

forma <strong>de</strong> un término extraño. Querer el po<strong>de</strong>r o <strong>la</strong> riqueza, aspirar al cielo como verdad<br />

más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> certeza que el sujeto tiene <strong>de</strong> sí mismo, son ahora volunta<strong>de</strong>s superadas;<br />

el sujeto sólo pue<strong>de</strong> quererse a él mismo en su certeza <strong>de</strong> sí. Esta certeza <strong>de</strong> sí es al<br />

mismo tiempo su verdad. Se busca como sí mismo universal. Por ello su saber <strong>de</strong> sí es<br />

su único objeto —y este objeto se expresa en <strong>la</strong> «concepción moral <strong>de</strong>l mundo» por el<br />

puro <strong>de</strong>ber. «Así, pues, es ahora cuando el saber parece haberse hecho, al fin,<br />

perfectamente igual a su verdad. En efecto, su verdad es este mismo saber, con lo que<br />

ha <strong>de</strong>saparecido toda oposición entre dos <strong>la</strong>dos. Y ha <strong>de</strong>saparecido no sólo para<br />

nosotros o en sí, sino también para <strong>la</strong> misma autoconsciencia.» 984 El centro temático <strong>de</strong>l<br />

sistema kantiano es <strong>la</strong> libertad, como se ve en <strong>la</strong> Crítica <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón práctica. La<br />

autoconsciencia es <strong>la</strong> autonomía <strong>de</strong>l sujeto moral que no pue<strong>de</strong> querer otra cosa que no<br />

984 Phénoménohigie, II. p. 142 (Fenomenología, p. 350).

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