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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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verdad, es en una unidad inseparable tanto el absoluto movimiento y <strong>la</strong> negatividad <strong>de</strong><br />

su manifestación como su esencia satisfecha en sí misma y su positivo reposo. Pero<br />

sometidos en general a <strong>la</strong> <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l extrañamiento, estos dos momentos se<br />

alejan el uno <strong>de</strong>l otro como una consciencia duplicada.» 897 El contenido forma parte <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> fe como una verdad inmóvil, como una esencia puesta más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> intelección; a <strong>la</strong><br />

intelección pertenece el movimiento <strong>de</strong>l sí mismo que se vuelve contra toda objetividad.<br />

De un <strong>la</strong>do, el espíritu se percibe como una verdad igual a sí misma, es pura positividad;<br />

<strong>de</strong> otro <strong>la</strong>do, el espíritu es el sí mismo que penetra todo contenido para re<strong>de</strong>cirlo a sí<br />

mismo, es <strong>la</strong> negatividad absoluta, el sí mismo universal. Estos dos <strong>la</strong>dos son idénticos,<br />

pues el concepto es <strong>la</strong> diferencia absoluta que, en tanto que tal, es <strong>la</strong> diferencia <strong>de</strong> sí<br />

mismo, o sea, no es ninguna diferencia, pero se presentan aquí en su oposición, y esta<br />

oposición aparece como <strong>la</strong> más profunda posible.<br />

Así, pues, lo que estudia <strong>Hegel</strong> es <strong>la</strong> lucha <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe y <strong>de</strong> <strong>la</strong> intelección. Los dos<br />

términos se presentan recíprocamente como un retorno <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura; <strong>la</strong> fe es<br />

una huida <strong>de</strong> este mundo, <strong>la</strong> intelección universal es su resultado. El sí mismo que<br />

atravesando el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura se ha elevado a <strong>la</strong> universalidad. Las diferencias <strong>de</strong><br />

naturaleza que separan a los individuos han sido superadas. Ya no hay diferencias<br />

originarias, sino so<strong>la</strong>mente diferencias <strong>de</strong> magnitud, volunta<strong>de</strong>s más o menos po<strong>de</strong>rosas.<br />

En todas el espíritu es el mismo universal adquirido por <strong>la</strong> cultura, y ese espíritu se<br />

reve<strong>la</strong> como el sí mismo. De una parte, el sí mismo reduce todo lo que es objetivo al ser<br />

para sí <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia; <strong>de</strong> otra parte, el ser para sí tiene <strong>la</strong> significación <strong>de</strong> un<br />

universal, «<strong>la</strong> intelección <strong>de</strong>viene propiedad <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s autoconsciencias». El yo, tal<br />

como aparecerá en <strong>la</strong> filosofía alemana, en <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> Kant o <strong>de</strong> Fichte, es <strong>de</strong>scubierto<br />

ya aquí por nosotros. El i<strong>de</strong>alismo expresará en un sistema filosófico el triunfo <strong>de</strong>l sí<br />

mismo universal. Ninguna cosa en sí podrá oponérsele, sino que va a penetrar todo<br />

contenido que pretenda valer fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconsciencia; compren<strong>de</strong>rá ese contenido y<br />

al compren<strong>de</strong>rlo lo convertirá en un momento <strong>de</strong> él mismo. Igualmente, el yo no será<br />

propiedad exclusiva <strong>de</strong> tal o cual individuo <strong>de</strong>terminado: será universal en cada uno.<br />

Antes <strong>de</strong> ver cómo se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong> en sistemas filosóficos esta reducción <strong>de</strong>l ser al yo<br />

tenemos ante nosotros <strong>la</strong> exigencia <strong>de</strong>l sí mismo universal, como resultado <strong>de</strong>l proceso<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura. Su universalidad todavía no es más que una pura intención. «Así, pues,<br />

esta pura intelección es el espíritu que dirigiéndose a toda consciencia proc<strong>la</strong>ma: Debéis<br />

ser para vosotras mismas lo que sois en vosotras; <strong>de</strong>béis ser racionales.» 898<br />

Pero precisamente esta intelección encuentra frente a sí eL mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe que se<br />

presenta como una objetividad irreductible, un contenido contaminado por aquello <strong>de</strong><br />

que huye. Entra, pues, en lucha contra ese contenido con el pretexto <strong>de</strong> actualizar <strong>la</strong><br />

libertad <strong>de</strong> espíritu. Esa lucha ha tenido lugar en <strong>la</strong> historia durante los siglos XVI y<br />

XVIII; con el Renacimiento y <strong>la</strong> Reforma en e1 siglo XVI, con <strong>la</strong> Ilustración en el siglo<br />

XVIII. <strong>Hegel</strong> se refiere principalmente al conflicto entre <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> Aufkärung. Resulta<br />

extraño que <strong>la</strong> Reforma no ocupe más espacio en <strong>la</strong> Fenomenología, e incluso parece<br />

que en dicha obra no hay ninguna alusión c<strong>la</strong>ra a esa Reforma que, según <strong>la</strong> expresión<br />

<strong>de</strong> nuestro filósofo, fue «<strong>la</strong> revolución <strong>de</strong> los alemanes». En realidad, el proceso <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Reforma ha sido comprendido por <strong>Hegel</strong> como una primera etapa en <strong>la</strong> liberación <strong>de</strong>l<br />

espíritu. En su Filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia compara a Lutero con Sócrates y dice que con<br />

Lutero «el espíritu empieza a entrar <strong>de</strong> nuevo en sí mismo» y se eleva a «una<br />

897 Phénoménologie, II, p. 67 (Fenomenología, p. 313).<br />

898 Phénoménologie, II, p. 93. Por otra parte, <strong>Hegel</strong> caracteriza el movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia creyente<br />

re<strong>la</strong>cionándolo con el mundo real; en lugar <strong>de</strong> pensarlo como vano y satisfacerse en esta vanidad, <strong>la</strong><br />

consciencia creyente intenta alcanzar «<strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong> su unión con <strong>la</strong> esencia», pero esta unión no se<br />

realiza nunca, al menos para <strong>la</strong> consciencia singu<strong>la</strong>r (Phénoménoiogie, II, p. 90) (Fenomenología, p. 317).

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