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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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es el en sí, uno el mundo como es para otro, el otro, por el contrario, como es para<br />

sí.» 289 Así, en el evangelio, lo que se honra en este mundo es <strong>de</strong>spreciado en el otro, lo<br />

que parece po<strong>de</strong>roso es débil, <strong>la</strong> oculta sencillez <strong>de</strong> corazón es en sí superior a <strong>la</strong> virtud<br />

aparente. En el sermón <strong>de</strong>ja montaña, Cristo opone constantemente <strong>la</strong> apariencia —«Se<br />

os ha dicho»— a <strong>la</strong> realidad profunda —«Pero yo os digo»—; <strong>Hegel</strong> recoge esa<br />

oposición <strong>de</strong> lo externo y lo interno dándole toda su extensión. Lo que parece dulce es<br />

en sí amargo, el polo norte <strong>de</strong> un imán es en su en sí suprasensible polo sur e,<br />

inversamente, el polo <strong>de</strong>l oxígeno se convierte en el polo <strong>de</strong>l hidrógeno. Pero <strong>de</strong> esos<br />

ejemplos, tomados en préstamo a <strong>la</strong> ciencia <strong>de</strong> su tiempo, <strong>Hegel</strong> pasa a ejemplos<br />

espirituales que, en nuestra opinión, ponen <strong>de</strong> manifiesto el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> esta<br />

dialéctica. Se trata particu<strong>la</strong>rmente <strong>de</strong> <strong>la</strong> célebre dialéctica <strong>de</strong>l crimen y <strong>de</strong>l castigo que<br />

nos hace recordar sus estudios teológicos <strong>de</strong> juventud. El castigo parece una venganza<br />

que se ejerce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera sobre el criminal; en realidad el castigo es castigo <strong>de</strong> sí por sí<br />

mismo. Aquello que parece una coacción, visto superficialmente, es una liberación, en<br />

un sentido profundo. El sentido oculto es lo inverso <strong>de</strong> su sentido aparente. Mejor aún:<br />

el castigo que parece <strong>de</strong>shonrar a un hombre «en el mundo invertido, se convierte en <strong>la</strong><br />

gracia y el perdón que salvaguarda <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>l hombre y le <strong>de</strong>vuelve el honor». 290<br />

Piense el lector en el célebre libro <strong>de</strong> Dostoievski, y no será <strong>la</strong> única vez que <strong>la</strong><br />

dialéctica hegeliana sugiere intuiciones <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>das más tar<strong>de</strong> por el novelista ruso.<br />

La diferencia entre el fenómeno y <strong>la</strong> esencia, entre sentido aparente y sentido<br />

oculto, se ha hecho tan profunda que se <strong>de</strong>struye a sí misma. En efecto, es <strong>la</strong> oposición<br />

absoluta, <strong>la</strong> oposición en sí misma, o sea, <strong>la</strong> contradicción. «Con esto lo interior es<br />

asumido como fenómeno. En efecto, el primer mundo suprasensible era so<strong>la</strong>me: te <strong>la</strong><br />

elevación inmediata <strong>de</strong>l mundo percibido al elemento universal; como copia, tenía su<br />

necesario original en el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción, que aún retenía para sí el principio <strong>de</strong>l<br />

cambio y <strong>de</strong> <strong>la</strong> alteración. El primer reino <strong>de</strong> <strong>la</strong>s leyes carecía <strong>de</strong> este principio, pero lo<br />

adquiere ahora como mundo invertido.» 291 Ahora cada <strong>de</strong>terminación se auto<strong>de</strong>struye y<br />

pasa a ser su otra; es pensada como infinitud, es <strong>de</strong>cir, se <strong>de</strong>struye en algo así como un<br />

tránsito al límite <strong>de</strong> sí misma, tránsito al límite cuya técnica fue establecida por <strong>Hegel</strong><br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su primera lógica <strong>de</strong> Jena. 292 Sólo que <strong>la</strong> lógica <strong>de</strong> <strong>la</strong> infinitud únicamente tiene<br />

sentido a condición <strong>de</strong> no realizar <strong>de</strong> nuevo los dos mundos opuestos en dos elementos<br />

sustanciales: «Aquí ya no están presentes tales oposiciones entre lo interior y lo<br />

exterior, entre el fenómeno y lo suprasensible como oposiciones entre realida<strong>de</strong>s<br />

efectivas <strong>de</strong> dos tipos. Las diferencias repelidas ya no se reparten <strong>de</strong> nuevo en dos<br />

sustancias que serían sus soportes y les proporcionarían una sustancia separada<br />

mediante <strong>la</strong> cual el entendimiento salido <strong>de</strong> lo interior volvería a caer en su posición<br />

prece<strong>de</strong>nte.» 293 El propio fenómeno es negatividad, diferencia <strong>de</strong> sí consigo mismo. «El<br />

crimen efectivamente real tiene su inversión y su en sí, como posibilidad, en <strong>la</strong><br />

intención como tal, pero no en una buena intención, pues <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> <strong>la</strong> intención es<br />

so<strong>la</strong>mente el hecho misino. Y, según su contenido, el crimen tiene su reflexión en sí<br />

mismo o su inversión en <strong>la</strong> pena efectivamente real; ésta constituye <strong>la</strong> reconciliación <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> ley con <strong>la</strong> realidad efectiva que se le opone en el crimen, La pena efectivamente real<br />

tiene, finalmente, su realidad efectiva invertida en el<strong>la</strong> misma; en efecto, <strong>la</strong> pena es una<br />

actualización <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> tal modo que <strong>la</strong> actividad que tiene como pena se suprime a sí<br />

289 Phénoménologie, I, p. 133 (Fenomenología, p. 99).<br />

290 Phénoménologie, I. p. 133 (Fenomenología, p. 99).<br />

291 Phénoménologie. I, p. 132 (Fenomenología, p. 98).<br />

292 Cf. nuestro artículo: Vie et prise <strong>de</strong> conscience <strong>de</strong> <strong>la</strong> vie dans <strong>la</strong> philosophie hégélienne d'Jena, en<br />

«Revue <strong>de</strong> Métaphysique et <strong>de</strong> Morale», 1936, p. 50.<br />

293 Phénoménologie, I. pp. 133-134 (Fenomenología, p. 99).

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