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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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ser para sí <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia, y, por tanto, su acción irá dirigida a <strong>la</strong> masa todavía<br />

inconsciente pero que tiene en sí <strong>la</strong> virtualidad necesaria para sufrir su influencia. La<br />

consciencia ingenua y <strong>la</strong> autoconsciencia sólo se diferencian por el hecho <strong>de</strong> que <strong>la</strong> una<br />

es en sí y <strong>la</strong> otra es para sí. Justamente por eso <strong>la</strong> comunicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> Aufkärung se<br />

efectúa a través <strong>de</strong> todo el cuerpo social sin encontrar seria resistencia. Penetra <strong>la</strong><br />

sustancia <strong>de</strong> <strong>la</strong> masa, se insinúa en el<strong>la</strong> y se convierte en una doctrina universal. En el<br />

espíritu se produce una revolución incluso antes <strong>de</strong> que haya podido tomar c<strong>la</strong>ra<br />

consciencia <strong>de</strong> ello. <strong>Hegel</strong> cita aquí <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Di<strong>de</strong>rot en Le neveu <strong>de</strong> Rameau: «El<br />

Dios extranjero se coloca humil<strong>de</strong>mente en el altar junto al ídolo <strong>de</strong>l país, poco a poco<br />

se va haciendo dueño <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación hasta que un buen día agarra por el codo a su<br />

compañero y ¡catacrás!, el ídolo al suelo.» 920 El contagio que <strong>de</strong>scribe obliga a pensar<br />

en el texto <strong>de</strong> Beaumarchais sobre <strong>la</strong> calumnia: «El mal es hecho, germina, trepa,<br />

camina, va tomando fuerza <strong>de</strong> boca en boca como un diablo y luego, <strong>de</strong> golpe y porrazo,<br />

sin saber cómo, <strong>la</strong> calumnia se levanta, silba, se hincha y crece a ojos vistas.» «Ahora<br />

—dice <strong>Hegel</strong>— como espíritu invisible e imperceptible, se insinúa en todas <strong>la</strong>s partes<br />

nobles y <strong>la</strong>s penetra, en seguida se hace dueña <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s vísceras y <strong>de</strong> todos los<br />

miembros <strong>de</strong>l ídolo inconsciente; y una buena mañana, cuyo mediodía no está<br />

manchado <strong>de</strong> sangre, si <strong>la</strong> infección ha ca<strong>la</strong>do en todos los órganos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida espiritual,<br />

so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> memoria conserva todavía como una historia pasada no se sabe cómo <strong>la</strong><br />

forma muerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> anterior encarnación <strong>de</strong>l espíritu; y <strong>la</strong> nueva serpiente <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría<br />

elevada a adoración <strong>de</strong>l pueblo sólo se ha <strong>de</strong>spojado así, sin dolor, <strong>de</strong> una piel<br />

marchita.» 921 Es inútil que los po<strong>de</strong>res constituidos intenten luchar contra este contagio<br />

epidémico; cuando empren<strong>de</strong>n <strong>la</strong> lucha se dan cuenta <strong>de</strong>l mal, pero el mal ya está hecho.<br />

La comunicación <strong>de</strong> esta pura intelección es comparable a «<strong>la</strong> expansión <strong>de</strong> un vapor en<br />

una atmósfera que no oponga resistencia». A partir <strong>de</strong> ese momento ya no hay en <strong>la</strong><br />

masa espiritual una fe sólida que oponer realmente a <strong>la</strong> razón, dos adversarios en lucha,<br />

puesto que el propio adversario ha sido ganado por el contagio; sus argumentos están<br />

inspirados por el espíritu <strong>de</strong> aquel a quien combate. Es el mismo espíritu el que se<br />

encuentra en ambos campos. De <strong>la</strong> confiada fe <strong>de</strong>l pasado no queda más que un<br />

recuerdo profundamente oculto en <strong>la</strong> «textura» <strong>de</strong>l espíritu. Pero, cuando este nuevo<br />

espíritu se ha extendido y ha infectado toda <strong>la</strong> sustancia, muestra a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l día su<br />

naturaleza exacta y el significado <strong>de</strong> su conflicto con <strong>la</strong> fe. Es retrospectivamente como<br />

pue<strong>de</strong>n ser juzgados los argumentos y ac<strong>la</strong>rado su alcance. Creyendo criticar lo otro, <strong>la</strong><br />

pura intelección se ha criticado a sí misma. Se enzarza en una polémica sin darse<br />

cuenta <strong>de</strong> que se ha negado a sí misma en tanto que pura intención y pura intelección.<br />

Oposición entre intelección y fe. El estudio <strong>de</strong> esta polémica y <strong>de</strong> su importancia es<br />

uno <strong>de</strong> los análisis más atrayentes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología. El libre pensamiento, <strong>la</strong> pura<br />

intelección, como dice <strong>Hegel</strong>, se propone librar al espíritu humano <strong>de</strong> un error<br />

fundamental cuyo origen es difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir. En efecto error no es sino lo Irracional.<br />

En el objeto <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> Aufklärung <strong>de</strong>scubre un mundo inconcebible, ajeno a <strong>la</strong> razón,<br />

un ser-otro cuya alteridad resulta irreductible. Pero ¿cómo pue<strong>de</strong> ser que lo irracional<br />

haya pasado a ser objeto <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia y, precisamente, un objeto en el cual aquel<strong>la</strong><br />

ha visto su ser más intimo? ¿Cómo ha sido posible un error tal? La pura intelección se<br />

comporta negativamente para con este objeto <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, pero eso prueba que para el<strong>la</strong> hay<br />

otro absoluto. Ahora bien, <strong>la</strong> pura intelección, <strong>la</strong> razón, es <strong>la</strong> categoría: «Esto significa<br />

que el saber y el objeto <strong>de</strong>l saber son lo mismo. Así lo que <strong>la</strong> pura intelección anuncia<br />

como su otro, lo que anuncia como error o mentira, no pue<strong>de</strong> ser sino el<strong>la</strong> misma; sólo<br />

920<br />

Debe tenerse en cuenta que Di<strong>de</strong>rot aplica estas pa<strong>la</strong>bras a <strong>la</strong> acción <strong>de</strong> los jesuitas que tratan <strong>de</strong><br />

convertir infieles.<br />

921<br />

Phénoménologie, II, p. 98 (Fenomenología, p. 321).

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