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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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misma, ve en el<strong>la</strong> una caída <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a. Acaba reduciendo <strong>la</strong> Naturaleza a su so<strong>la</strong><br />

manifestación y su espíritu a su ser aparente. Limita cada vez más <strong>la</strong>s importantes i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> éter, luz, fuego a fenómenos empíricos; excluye <strong>la</strong>s analogías especu<strong>la</strong>tivas. 500 La<br />

Naturaleza es consi<strong>de</strong>rada entonces so<strong>la</strong>mente como ser para otro y su espiritualidad<br />

propia <strong>de</strong>saparece; lo que <strong>de</strong> aquí resulta es <strong>la</strong> contingencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón en <strong>la</strong><br />

Naturaleza. Y dicha contingencia, que es contingencia respecto <strong>de</strong>l sentido, <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a,<br />

y no respecto <strong>de</strong> tal o cual explicación empírica posible, acaba llevándole a <strong>la</strong><br />

expresión <strong>de</strong>l concepto en su visión <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza. «La Naturaleza es una razón<br />

contingente» y por ello aparecerá en el cuadro <strong>de</strong> conjunto al que llega <strong>Hegel</strong> al final<br />

<strong>de</strong> este capítulo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología.<br />

Pero cuando se consi<strong>de</strong>ra el ser orgánico, se encuentra en él <strong>la</strong> primera realización<br />

<strong>de</strong>l concepto en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> <strong>la</strong> finalidad, <strong>de</strong>l fin (τελοσ). En realidad el ser orgánico es<br />

el fin real, él mismo es su fin —puesto que se conserva a sí mismo en su re<strong>la</strong>ción con<br />

otro. «Es justamente esta esencia natural en <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> Naturaleza se refleja en el<br />

concepto; y los momentos puestos uno fuera <strong>de</strong> otro en <strong>la</strong> necesidad, los momentos <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> causa y <strong>de</strong>l efecto, <strong>de</strong> lo activo y <strong>de</strong> lo pasivo, están aquí reunidos y reducidos a una<br />

unidad. De esta manera aquí no tenemos algo que emerge so<strong>la</strong>mente como resultado<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad. Al contrario, precisamente porque ese algo que emerge ha regresado a<br />

sí mismo, lo que suce<strong>de</strong> al final, o el resultado, es tanto el primer término que inicia el<br />

movimiento y se presenta a sí mismo como el fin que lo actualiza efectivamente. Lo<br />

orgánico no produce algo, sino que lo único que hace es conservarse o, dicho <strong>de</strong> otra<br />

forma, lo que se produce se hal<strong>la</strong> ya presente al mismo tiempo que se produce.» 501<br />

Hemos citado este significativo texto porque contiene lo esencial <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong><br />

<strong>Hegel</strong> sobre <strong>la</strong> actividad I<strong>de</strong>ológica que es el concepto mismo, <strong>la</strong> autoproducción por sí<br />

mismo, el proceso circu<strong>la</strong>r en el cual el resultado no emerge so<strong>la</strong>mente como un<br />

resultado, sino que lleva <strong>de</strong> nuevo a un primer término q e en el resultado <strong>de</strong>viene<br />

justamente lo que es. La necesidad <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser aquí un vínculo externo, es <strong>la</strong> inmanencia<br />

<strong>de</strong>l sí mismo en su <strong>de</strong>sarrollo, <strong>la</strong> ipseidad. En este sentido, Kant caracterizaba<br />

ya los objetos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza como fines objetivos. «Pero para calificar como fin,<br />

como fin natural por consiguiente, lo que se reconoce como producto <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza<br />

aún tenemos que ir más lejos, si a pesar <strong>de</strong> ello no hay aquí una contradicción. Diría <strong>de</strong><br />

entrada que una cosa existe como fin natural si (aunque en un doble sentido) es causa y<br />

efecto <strong>de</strong> el<strong>la</strong> misma.» 502 El árbol se reproduce a sí mismo en cuanto a <strong>la</strong> especie y se<br />

reproduce como individuo; su i<strong>de</strong>a directriz estaba en el <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> sus partes, que están<br />

organizadas como si el todo fuera inmanente a <strong>la</strong>s partes. Pero aunque Kant consi<strong>de</strong>ró<br />

posible un entendimiento arquetípico que sería capaz tanto <strong>de</strong> ir <strong>de</strong>l todo a <strong>la</strong>s partes<br />

como <strong>de</strong> <strong>la</strong>s partes al todo, negó dicho entendimiento al hombre, por lo que <strong>la</strong> finalidad<br />

no es para nosotros más que una explicación inevitable, válida so<strong>la</strong>mente<br />

«κατ’ανθροπον» y no «κατ’αληθειαν». La existencia <strong>de</strong> fines naturales conduce a una<br />

máxima <strong>de</strong>l juicio reflexionante que no pue<strong>de</strong> tener valor objetivo: «Para nosotros sólo<br />

es permisible esta formu<strong>la</strong> restrictiva: nosotros no po<strong>de</strong>mos concebir y compren<strong>de</strong>r <strong>la</strong><br />

finalidad que <strong>de</strong>be servir <strong>de</strong> base a nuestro conocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> posibilidad interna <strong>de</strong><br />

muchas cosas en <strong>la</strong> Naturaleza más que representándonos <strong>la</strong> Naturaleza y el mundo en<br />

general como un producto <strong>de</strong> una causa inteligente.» Pero entonces el ser vivo organizado<br />

y que se organiza a sí mismo no es captado como <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong>l concepto<br />

en <strong>la</strong> Naturaleza, <strong>la</strong> finalidad no es comprendida verda<strong>de</strong>ramente como este proceso<br />

circu<strong>la</strong>r que es un «<strong>de</strong>venir <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>venido» y que, en opinión <strong>de</strong> <strong>Hegel</strong>, encontramos<br />

500 J. HOFFMEISTER, Op. Cit., p. 77.<br />

501 Phénoménologie, I, p, 217 (Fenomenología, p. 158).<br />

502 KANT, Crítica <strong>de</strong>l juicio, trad. Gibelin, p. 180.

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