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Génesis y estructura de la 'Fenomenología del Espíritu' de Hegel

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con el modo <strong>de</strong> <strong>la</strong> alienación se presentan, por consiguiente, a <strong>la</strong> consciencia creyente<br />

bajo <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tres personas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Trinidad. Lo representado aquí es, ciertamente,<br />

el contenido <strong>de</strong>l espíritu en sí y para sí, pero so<strong>la</strong>mente representado, es <strong>de</strong>cir que <strong>la</strong><br />

consciencia creyente no siente <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong>l tránsito <strong>de</strong> un momento a otro, <strong>de</strong>l<br />

movimiento por medio <strong>de</strong>l cual <strong>la</strong> sustancia se hace sujeto, se actualiza y se conserva,<br />

en el seno <strong>de</strong> esta actualidad, en su substancialidad. La Trinidad cristiana se da para el<strong>la</strong><br />

en el elemento <strong>de</strong> <strong>la</strong> representación. Cada persona es consi<strong>de</strong>rada en su unidad<br />

inalterable, y el tránsito <strong>de</strong> una persona a otra aparece como un acontecimiento<br />

ininteligible. La consciencia creyente sabe que «Dios se hizo hombre y que habitó entre<br />

nosotros», pero ese <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> <strong>la</strong> sustancia divina no es un <strong>de</strong>venir necesario, <strong>la</strong><br />

expresión misma <strong>de</strong> <strong>la</strong> sustancia como espíritu: «Sólo para nosotros constituye una<br />

necesidad el que esas personas formen una serie; en cambio, para <strong>la</strong> fe, su diferencia es<br />

una diversidad estática y su movimiento un acontecimiento.» La consciencia creyente<br />

todavía forma parte <strong>de</strong>l mundo real en tanto que su objeto. Dios, participa también en<br />

este mundo a través <strong>de</strong> su hijo; ello no obstante, como <strong>Hegel</strong> había indicado ya a<br />

propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada, cuya subjetividad se opone a <strong>la</strong> objetividad <strong>de</strong><br />

esta fe, <strong>la</strong> participación citada no basta para reabsorber el momento <strong>de</strong>l más allá.<br />

Aunque Dios se hizo carne y vivió entre nosotros, a pesar <strong>de</strong> ello, siguió siendo en esa<br />

encarnación una realidad extraña «y el más allá no hizo más que recibir <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l alejamiento en el espacio y en el tiempo». 892<br />

Al elevarse <strong>de</strong> forma inmediata por encima <strong>de</strong> este mundo real, <strong>la</strong> consciencia<br />

creyente lo lleva todavía en sí. Por eso, piensa su esencia, pero no sabe que es un<br />

pensamiento; se <strong>la</strong> aparece el contenido <strong>de</strong>l espíritu en sí y para sí, pero lo hace todavía<br />

como un mundo, como otro mundo, otra realidad positiva diferente <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y que no<br />

sabe <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> ha salido. La fe presenta aquí <strong>la</strong> positividad, <strong>la</strong> autoridad exterior que<br />

<strong>de</strong>nunciará <strong>la</strong> crítica <strong>de</strong>l siglo XVIII y que el <strong>Hegel</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> Vida <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Berna, <strong>de</strong><br />

acuerdo en este punto con <strong>la</strong> Aufklärung, iba a consi<strong>de</strong>rar como una impureza: «Cuando<br />

juzgáis como vuestra más alta ley los estatutos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia y <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong>l Estado, estáis<br />

<strong>de</strong>sconociendo <strong>la</strong> dignidad y el po<strong>de</strong>r que representa para el hombre creer que él mismo<br />

es el concepto <strong>de</strong> <strong>la</strong> divinidad.» 893 El mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, precisamente en tanto que es otro<br />

mundo, no es el pensamiento <strong>de</strong>l espíritu, no es el espíritu en sí y para sí tal como se da<br />

en <strong>la</strong> religión. <strong>Hegel</strong> distingue aquí sutilmente entre fe y religión. La religión, o sea, el<br />

espíritu que se eleva hasta <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong> su propio contenido, encontrará al término<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Fenomenología su dialéctica particu<strong>la</strong>r; será consi<strong>de</strong>rada come <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> consciencia<br />

<strong>de</strong> sí mismo por parte <strong>de</strong>l espíritu absoluto. Ahora no es más que un momento<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l espíritu alienado, el momento que se opone a <strong>la</strong> efectividad y, por eso<br />

mismo, todavía no es más que una fe.<br />

Dicha fe es diferente <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada. La consciencia <strong>de</strong>sgraciada<br />

era <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> <strong>la</strong> subjetividad más profunda y, <strong>de</strong>bido a ello, no alcanzaba <strong>la</strong><br />

objetividad. Su contenido no estaba puesto aún como <strong>la</strong> sustancia <strong>de</strong>l espíritu, sólo era<br />

ardientemente <strong>de</strong>seado, y <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada no era más que <strong>la</strong> nostalgia <strong>de</strong>l<br />

alma; no el pensamiento <strong>de</strong>l espíritu, sino el fervor piadoso, <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong>l alma hacia<br />

el pensamiento (Andacht). «Su pensamiento, como fervor, sigue siendo el tumulto sin<br />

forma <strong>de</strong> <strong>la</strong>s campanas o un cálido escape <strong>de</strong> vapores, un pensamiento musical que no<br />

892 Phénoménologie, II, p. 91 (Fenomenología, p. 316). <strong>Hegel</strong> presentó ya esta dialéctica <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

encarnación <strong>de</strong> Dios a propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong> consciencia <strong>de</strong>sgraciada (Phénoménologie, I, p. 180). Volverá a<br />

tratar sobre ello en los textos <strong>de</strong>dicados a <strong>la</strong> «religión reve<strong>la</strong>da» y verá en el alejamiento espacio-temporal<br />

una manifestación sensible <strong>de</strong> <strong>la</strong> mediación: «Pasado y alejamiento son sólo <strong>la</strong> forma imperfecta» <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

mediación (Phénoménologie, II, p. 270)<br />

893 NOHL. op. cit., p. 89.

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