12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—”Corcel”, no le esperes. “<strong>El</strong> Niño” no va contigo esta noche —dijo.<br />

Pero, <strong>de</strong> pronto, en el extremo <strong>de</strong>l dormitorio, se produjo un gran<br />

revuelo. Al leve resplandor que subía <strong>de</strong>l río divisó a “el Corcel” en<br />

camisón, corriendo entre las dos filas <strong>de</strong> camas para meterse<br />

finalmente en la suya. Sintió su salvaje aliento, sus palabrotas, su<br />

dureza viril, sus brazos <strong>de</strong>smañados abrazándole, y entonces<br />

Cipriano, con gran serenidad, flexionó la pierna, le propinó un<br />

rodillazo en los testículos y le empujó con todas sus fuerzas hasta<br />

arrojarle fuera <strong>de</strong> la cama. Durante unos minutos se escucharon los<br />

quejidos <strong>de</strong> “el Corcel” en el suelo, como los <strong>de</strong> un perro apaleado.<br />

En el dormitorio había una tensión que se cortaba. Paulatinamente<br />

“el Corcel” se incorporó y le dijo a Cipriano en la penumbra con las<br />

manos en el vientre:<br />

—Mañana, en el recreo, te espero en el patio.<br />

En el patio, en la esquina que formaba con el gimnasio, a cubierto <strong>de</strong><br />

miradas indiscretas, se dirimían las peleas entre los escolares. <strong>El</strong><br />

pleno <strong>de</strong>l alumnado se reunía allí, ante un <strong>de</strong>safío, ro<strong>de</strong>ando a los<br />

contendientes. Por si los alicientes fueran pocos, era la primera vez<br />

que “el Corcel” peleaba en el colegio. Nadie había osado nunca<br />

enfrentarse a él. La actitud <strong>de</strong> los luchadores esta mañana era<br />

distinta. Mientras “el Corcel”, con sus brazos largos y <strong>de</strong>sgarbados,<br />

aspiraba a hacer presa en el cuello <strong>de</strong> “Mediarroba” y voltearle, éste<br />

le esperaba a distancia, sin <strong>de</strong>jarle aproximar. A Cipriano le daba<br />

ventaja su viveza. En lo que “el Corcel” levantaba un brazo, los<br />

puñitos pequeños y duros como piedras <strong>de</strong> Salcedo se disparaban<br />

tres veces sobre la nariz <strong>de</strong> su adversario. Los compañeros<br />

observaban la pelea en silencio. A veces, un comentario: ¿te fijas<br />

cómo pega “Mediarroba”? Y Claudio, “el Obeso”, trataba <strong>de</strong> explicar<br />

a todos, uno por uno, que “Mediarroba” cargaba con los muertos <strong>de</strong>l<br />

Hospital <strong>de</strong> la Misericordia sin ayuda <strong>de</strong> nadie y tenía unos<br />

músculos <strong>de</strong> acero. Cipriano lanzó su puño <strong>de</strong>recho una vez más<br />

sobre el rostro bobalicón <strong>de</strong> “el Corcel” y éste empezó a sangrar por<br />

la nariz.<br />

Claudio, “el Obeso”, volvió a repetir que “Mediarroba” tenía mucha<br />

fuerza, y éste daba vueltas en torno al grandullón y se agachaba,<br />

esquivándole, cada vez que trataba <strong>de</strong> asirle por el cuello. “<strong>El</strong><br />

Corcel” resistió un par <strong>de</strong> puñetazos más. Era como ver<br />

representada, al cabo <strong>de</strong>l tiempo, la <strong>de</strong>sigual lucha <strong>de</strong> David contra<br />

Goliat. Y David era aquel muchachito reducido, bajo para su edad,<br />

pero con una agilidad pasmosa y una dureza <strong>de</strong> mármol. <strong>El</strong> sayo <strong>de</strong><br />

“el Corcel” se llenaba <strong>de</strong> sangre y, entre dientes, provocaba a su<br />

rival llamándole enano y cacho cabrón, pero “Mediarroba” no caía

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!