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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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Mientras, las dos chicas <strong>de</strong> Peñaflor preparaban la merienda para<br />

las seis. Ordinariamente, don Segundo no aparecía por la casa<br />

hasta esa hora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> encerrar a las ovejas en los establos.<br />

Entonces, el señor Centeno terciaba en la conversación, contaba las<br />

peripecias <strong>de</strong>l día y volvía una y otra vez a su vieja obsesión: el<br />

zamarro <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> conejo. Cipriano le llevaba la corriente y, a su<br />

vez, le insinuaba la posibilidad <strong>de</strong> hacerse cargo <strong>de</strong>l transporte <strong>de</strong><br />

sus vellones <strong>de</strong>splazando a los moriscos <strong>de</strong> Segovia. Una cosa por la<br />

otra, condicionaba. Don Segundo se rascaba dubitativo la cabeza,<br />

pero su ilusión por entrar en el negocio <strong>de</strong> los zamarros terminó por<br />

imponerse:<br />

—Está bien —le dijo una tar<strong>de</strong>—, yo le cedo el transporte y la venta<br />

<strong>de</strong> mis vellones y vuesa merced firma conmigo una comandita para<br />

explotar el conejo para zamarros y ropillas aforradas. Va en interés<br />

<strong>de</strong> los dos.<br />

—De acuerdo —respondió Salcedo.<br />

Y en el acto firmaron el trato, según el cual don Segundo Centeno,<br />

nacido en Sevilla y resi<strong>de</strong>nte en Peñaflor <strong>de</strong> Hornija, cedía el<br />

transporte y venta <strong>de</strong> los vellones <strong>de</strong> diez mil ovejas, <strong>de</strong> su<br />

propiedad, a don Cipriano Salcedo, doctor en Leyes y terrateniente<br />

en Valladolid, y, al propio tiempo, ambos acordaban explotar las<br />

pieles <strong>de</strong> tres mil conejos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> La Manga, que<br />

don Segundo se comprometía a suministrar anualmente a don<br />

Cipriano para su utilización en el negocio <strong>de</strong> zamarros y ropillas<br />

aforradas <strong>de</strong> acuerdo con los precios <strong>de</strong>l mercado.<br />

Después <strong>de</strong> firmar, don Segundo puso sobre la mesa una jarra <strong>de</strong><br />

vino <strong>de</strong> Cigales y los tres brindaron por el buen éxito <strong>de</strong> la empresa.<br />

Esa noche, Cipriano Salcedo cenó en La Manga y pernoctó en<br />

Villanubla, en la fonda <strong>de</strong> Florencio. La noticia <strong>de</strong> la compra <strong>de</strong><br />

conejos sorprendió a Estacio <strong>de</strong>l Valle, quien le hizo ver que el<br />

zamarro forrado <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> conejo no constituía ninguna novedad.<br />

En Segovia los fabricaban los moriscos y, en el Páramo, los<br />

utilizaban los pastores y labrantines <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo inmemorial.<br />

Salcedo, que no había firmado los tratos pensando en incrementar<br />

su fortuna, replicó que eso no importaba, que el negocio consistía en<br />

hacerlo mejor y más barato que la competencia y ganarle por la<br />

mano. Cipriano se acostó con la sensación adventicia <strong>de</strong> que la<br />

firma <strong>de</strong> los contratos le otorgaba algún <strong>de</strong>recho sobre Teodomira. Y<br />

cuando “Relámpago” le trasladó al monte a la mañana siguiente y<br />

se vio a solas con la muchacha encarando el fuego <strong>de</strong>l hogar, la<br />

atrajo hacia sí y la besó en la boca. Tenía unos labios gruesos, duros

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