12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

contento y escuchaba sin pestañear su divertido anecdotario. Nunca<br />

Cipriano se había visto tan halagado, y, por primera vez en su vida,<br />

dilataba el final <strong>de</strong> sus historias que, en su timi<strong>de</strong>z innata, siempre<br />

había tendido a resumir.<br />

Y doña Leonor reía fácilmente pero con discreción, sin estrépito, sin<br />

risotadas explosivas, como con una vibración monocor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l velo <strong>de</strong>l<br />

paladar. A pesar <strong>de</strong> su contención, lloraba riendo, y sus lágrimas<br />

animaban a Cipriano que nunca había valorado su sentido <strong>de</strong>l<br />

humor. Enlazaba un relato con otro y a la cuarta visita había<br />

agotado el filón <strong>de</strong> sus anécdotas impersonales y, sin solución <strong>de</strong><br />

continuidad, inició el repertorio <strong>de</strong> las protagonizadas por él o sus<br />

allegados. Las historias <strong>de</strong> don Segundo, “el Perulero”, o las <strong>de</strong> su<br />

esposa “la Reina <strong>de</strong>l Páramo”, <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>naron en doña Leonor<br />

verda<strong>de</strong>ros ataques <strong>de</strong> hilaridad. Se <strong>de</strong>sternillaba sin<br />

<strong>de</strong>scomponerse, atildadamente, con un ligero cloqueo, sujetándose<br />

<strong>de</strong>licadamente el estómago con sus manos chatas y cuidadas. Y<br />

Cipriano, una vez lanzado, no se paraba en barras: el sobrenombre<br />

<strong>de</strong> su mujer, “la Reina <strong>de</strong>l Páramo”, provenía <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que<br />

esquilaba borregos con mayor rapi<strong>de</strong>z y <strong>de</strong>streza que los pastores <strong>de</strong><br />

Torozos. Por su parte, su padre recibía a las visitas con un mo<strong>de</strong>lo<br />

<strong>de</strong> calzas acuchilladas que los lansquenetes habían puesto <strong>de</strong> moda<br />

allá por el año 25 en Valladolid. Doña Leonor reía y reía y Cipriano,<br />

ebrio <strong>de</strong> éxito, le contaba con buen humor que el doctor Galache le<br />

había recomendado un preparado <strong>de</strong> escorias <strong>de</strong> plata y acero para<br />

aumentar su fertilidad.<br />

Una tar<strong>de</strong>, animado por la atención <strong>de</strong> doña Leonor, le confió su<br />

pequeño secreto:<br />

—¿Sabía vuesa merced que yo nací el mismo día que la Reforma?<br />

—No le entiendo, Salcedo.<br />

—Quiero <strong>de</strong>cir que yo nacía en Valladolid al mismo tiempo que<br />

Lutero estaba fijando sus tesis en la iglesia <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong><br />

Wittenberg.<br />

—¿Es posible o bromea vuesa merced?<br />

—<strong>El</strong> 31 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1517 exactamente. Mi tío me lo contó.<br />

—¿Estaba usted pre<strong>de</strong>stinado entonces?<br />

—En ocasiones he estado a punto <strong>de</strong> admitir esa superchería.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!