12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Dos camas aquí? —preguntó irritada—. ¿Es eso todo lo que se te<br />

ocurre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>vanarme los sesos para a<strong>de</strong>centar el<br />

dormitorio?<br />

Destrozarlo con una cama auxiliar.<br />

¡Eso! ¡He ahí la sugerencia <strong>de</strong>l gran hombre!<br />

Teo, en la pendiente, era como un alud, cada vez adquiría mayor<br />

fuerza y extensión. Alcanzado este extremo, Cipriano vaciló: ¿<strong>de</strong>bía<br />

acatar su sugerencia o disentir?<br />

Él no ignoraba que <strong>de</strong> aceptar su juicio sin lucha, el tema inicial <strong>de</strong><br />

la confrontación, generalmente nimio, podría <strong>de</strong>rivar hacia otro más<br />

personal y explosivo. Y, en el caso <strong>de</strong> optar por el enfrentamiento,<br />

cabía que la exasperación <strong>de</strong> su esposa, en un increscendo<br />

previsible, terminara pasando <strong>de</strong> las palabras a los hechos. Cipriano<br />

no olvidaba que, en la crisis que precedió a la visita al doctor<br />

Galache, Teo le había amenazado una noche en la cama, incluso<br />

llegó a atenazarle la garganta con sus blancas manos po<strong>de</strong>rosas.<br />

Des<strong>de</strong> ese momento había adoptado ante ella una postura ambigua<br />

no exenta <strong>de</strong> prevención. Es lo que había hecho esta mañana al<br />

advertir su alejamiento: ni aceptar a ojos cerrados, ni discrepar<br />

tajantemente, sino esperar que las cosas madurasen por sí solas.<br />

Trató <strong>de</strong> amansarla con palabras amables, pero ella siguió con sus<br />

<strong>de</strong>stemplanzas. Tan sólo se apaciguó el enfrentamiento cuando Teo<br />

le condujo a un viejo trastero contiguo que acababa <strong>de</strong> habilitar<br />

para dormitorio:<br />

—¿Qué te parece? Crisanta y yo lo hemos dispuesto para ti.<br />

Cipriano miraba acongojado el ventanuco, la otomana en un rincón,<br />

junto a la arqueta que iba a hacer las veces <strong>de</strong> mesilla <strong>de</strong> noche,<br />

don<strong>de</strong> <strong>de</strong> momento reposaba un can<strong>de</strong>labro <strong>de</strong> plata. Una esterilla<br />

como posapié, un armario <strong>de</strong> pino, dos sillas <strong>de</strong> cuero y un árbol<br />

para colgar la ropa constituían todo el mobiliario. Cipriano pensó<br />

que había sido expulsado <strong>de</strong>l paraíso pero, al propio tiempo, tenía la<br />

solución inmediata <strong>de</strong>l problema al alcance <strong>de</strong> la mano. Claudicó:<br />

—Está bien —dijo—, es suficiente. Después <strong>de</strong> todo la ostentación<br />

resulta superflua en un dormitorio.<br />

Teo sonreía. Cipriano había sabido valorar su esfuerzo. Le condujo<br />

hasta la puerta <strong>de</strong> la alcoba. A la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l marco, adherida a la<br />

pared, había una hoja <strong>de</strong> papel, don<strong>de</strong> ella había transcrito una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!