El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba
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Erasmo <strong>de</strong>fendía, y que la Conferencia y el pueblo se habían<br />
colocado frente a él. Pero entonces saltó a la palestra el maestro<br />
Ciruela, que por su posición y su apellido se había hecho popular, y<br />
manifestó que admitía que Erasmo <strong>de</strong> Rotterdam tuviera algunos<br />
errores pero que sus libros, en conjunto, habían aportado mucha luz<br />
sobre los cuatro evangelios y las epístolas <strong>de</strong> los Apóstoles. Era un<br />
pulso tenso el que se libraba en la Conferencia y la villa parecía una<br />
enorme caja <strong>de</strong> resonancia. Pero los principales adversarios <strong>de</strong><br />
Erasmo eran las ór<strong>de</strong>nes religiosas que él había puesto en solfa en<br />
su libro “Enchiridion”. Su lectura levantaba ampollas entre los<br />
frailes y las protestas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los púlpitos menu<strong>de</strong>aban, con lo que la<br />
agitación era mayor cada día y la masa iletrada pedía que la obra<br />
<strong>de</strong> Erasmo fuera con<strong>de</strong>nada a la hoguera. La disputa creció hasta<br />
límites <strong>de</strong> violencia cuando el maestro Margalho <strong>de</strong>nunció una<br />
mañana que Virués estaba en contacto con Erasmo y le informaba<br />
por carta, cada día, <strong>de</strong> los avatares <strong>de</strong> la Conferencia. Virués<br />
<strong>de</strong>fendió su <strong>de</strong>recho a comunicarse con el holandés objeto <strong>de</strong> la<br />
controversia y con esta paladina <strong>de</strong>claración los ánimos se<br />
encresparon.<br />
Los dos bandos, entre los alumnos <strong>de</strong>l colegio, llegaron a las manos<br />
una mañana en el recreo, en que unos y otros daban vivas y mueras<br />
y exigían la hoguera para el titular <strong>de</strong> la posición contraria.<br />
La pelea fue muy violenta y <strong>de</strong> ella salieron tres alumnos<br />
<strong>de</strong>scalabrados camino <strong>de</strong> la enfermería. <strong>El</strong> padre Arnaldo y “el<br />
Escriba” les hablaron al día siguiente <strong>de</strong>l respeto y la comprensión<br />
hacia el prójimo y les regañaron. Daba la impresión, sin embargo,<br />
que la controversia se iba inclinando <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Erasmo y en contra<br />
<strong>de</strong> Lutero y el resultado parecía satisfacer al Papa y al Emperador.<br />
Y cuando los erasmistas, y en especial Carranza <strong>de</strong> Miranda,<br />
refutaron brillantemente la proposición <strong>de</strong> los frailes sobre el libre<br />
albedrío y las indulgencias, apoyándose en la propia obra<br />
erasmiana, la Biblia y los textos <strong>de</strong> los Santos Padres, la discusión<br />
quedó <strong>de</strong>cidida.<br />
Por aquellos días Valladolid se sintió sobresaltada por una<br />
preocupación <strong>de</strong> otro signo: un criado <strong>de</strong>l mariscal <strong>de</strong> Frómista que<br />
venía <strong>de</strong> camino, herido <strong>de</strong> una seca <strong>de</strong> pestilencia, infeccionó por<br />
contagio a tres criadas <strong>de</strong>l mariscal, todas ellas mozas, y los cuatro<br />
fallecieron en pocos días. Paralelamente, la sanidad <strong>de</strong>claró un<br />
enfermo <strong>de</strong> pestilencia en Herrera <strong>de</strong> Duero y una mujer en Dueñas.<br />
En pocas horas, en las esquinas <strong>de</strong> las calles, florecieron hogueras<br />
don<strong>de</strong> se quemaban tomillo, romero y flor <strong>de</strong> cantueso con objeto <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>purar el ambiente aunque las gentes caminaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> días<br />
tapándose la boca con el pañuelo. <strong>El</strong> Concejo nombró una Junta <strong>de</strong>