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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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evolvía en él “tortuosos recuerdos”, y don Bernardo convino que así<br />

ocurría en efecto, pero que ésa no era una razón para <strong>de</strong>senten<strong>de</strong>rse<br />

<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> padre. Le brillaban los ojos y él parpa<strong>de</strong>aba para<br />

simular el tósigo, pero don Ignacio, siempre atento a las reacciones<br />

aflictivas <strong>de</strong> su hermano, le habló <strong>de</strong> manera discreta <strong>de</strong> la<br />

conveniencia <strong>de</strong> dar a la criatura una “madre artificial”, vinculada<br />

familiarmente a él, a lo que su hermano replicó que, sin necesidad<br />

<strong>de</strong> vínculos, la joven Minervina, con sus pequeños pechos eficaces y<br />

su cariño, cumplía ese papel a satisfacción <strong>de</strong> todos. No hubo en la<br />

discrepancia fraterna tirantez ni palabras incorrectas. Simplemente<br />

don Bernardo dio la negativa por respuesta.<br />

Algunas tar<strong>de</strong>s, durante la visita <strong>de</strong> su hermano, el viudo quedaba<br />

en silencio, como hipnotizado, mirando el visillo <strong>de</strong> la ventana<br />

oscurecida. Era una <strong>de</strong> sus habituales puestas en escena, pero su<br />

hermano se inquietaba, le preguntaba cosas, le contaba hablillas<br />

para sacarle <strong>de</strong> su pasividad. A don Bernardo le hacía feliz el<br />

<strong>de</strong>sasosiego <strong>de</strong> don Ignacio, el hermano intelectual, la eminencia <strong>de</strong><br />

la familia. La felicidad <strong>de</strong> ser compa<strong>de</strong>cido la experimentaba sobre<br />

todo en relación con su hermano, el número uno, el discreto. Ajeno a<br />

sus fingimientos, don Ignacio seguía con preocupación el extraño<br />

proceso <strong>de</strong> Bernardo. Debes marcarte una tarea, Bernardo, le <strong>de</strong>cía:<br />

algo que te distraiga, que te absorba. No pue<strong>de</strong>s vivir así, mano<br />

sobre mano, con esa tristeza encima. Don Bernardo replicaba que las<br />

cosas marchaban solas y había que <strong>de</strong>jarlas; que el secreto <strong>de</strong> la<br />

vida estribaba en poner las cosas a funcionar y <strong>de</strong>jarlas luego para<br />

que avanzasen a su ritmo. Pero Ignacio argumentaba que tenía el<br />

almacén abandonado y que a Dionisio Manrique le faltaban luces<br />

para sustituirle. Y otro tanto le ocurría con Benjamín Martín, el<br />

rentero <strong>de</strong> Pedrosa, a quien <strong>de</strong>bería visitar al menos para formalizar<br />

el juro <strong>de</strong> doña Catalina. Pero don Bernardo, en principio, no<br />

atendía los consejos <strong>de</strong> su hermano. Únicamente, transcurridos unos<br />

meses, cuando empezó a aburrirse en su papel <strong>de</strong> viudo inconsolable<br />

y a echar <strong>de</strong> menos los vinos en la taberna <strong>de</strong> Garabito, admitió que<br />

el placer <strong>de</strong> ser compa<strong>de</strong>cido no bastaba para llenar una vida.<br />

Entonces empezó a mostrarse más blando y receptivo con su<br />

hermano que, por su parte, había llegado a la conclusión <strong>de</strong> que<br />

únicamente un acontecimiento inesperado, una sacudida, podía<br />

sacar a Bernardo <strong>de</strong> su postración. Y la sacudida se produjo, en<br />

forma <strong>de</strong> correo urgente, una tar<strong>de</strong> en que don Ignacio, como <strong>de</strong><br />

costumbre, animaba a su hermano a cambiar <strong>de</strong> vida. <strong>El</strong> correo<br />

venía <strong>de</strong> Burgos y se trataba <strong>de</strong> una carta <strong>de</strong> don Néstor Maluenda,<br />

el notable comerciante burgalés que en su día tuvo la atención <strong>de</strong><br />

regalarle a su señora una silla <strong>de</strong> partos, <strong>de</strong> tan amargos recuerdos.<br />

Para don Bernardo, que guardaba hacia el comerciante<br />

consi<strong>de</strong>ración y respeto, aquella carta anunciándole la salida <strong>de</strong>

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