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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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ecomendable. Es un colegio serio porque los Diputados <strong>de</strong> la<br />

Cofradía nos hemos empeñado en que lo sea y hemos puesto en la<br />

dirección a un maestro competente.<br />

A la doctrina, por la mañana, a toque <strong>de</strong> campana, acu<strong>de</strong>n chicos <strong>de</strong><br />

toda condición e, incluso, en el resto <strong>de</strong> las clases, admiten alumnos<br />

<strong>de</strong> pago. ¿No podría ser ésta la mejor solución para Cipriano?<br />

Don Bernardo <strong>de</strong>negó obstinadamente:<br />

—A mi hijo hay que enveredarlo. Su niñera lo ha mimado <strong>de</strong>masiado.<br />

Y esto se acabó. Lo meteré interno y no disfrutará siquiera <strong>de</strong><br />

vacaciones; pero para ingresar en el Hospital necesito tu concurso.<br />

¿Estás dispuesto a prestármelo?<br />

Intelectualmente don Ignacio estaba a cien codos <strong>de</strong> su hermano<br />

pero carecía <strong>de</strong> personalidad para imponerse. Al día siguiente visitó<br />

la Cofradía que administraba el centro, y, cuando habló <strong>de</strong> la<br />

generosa disposición <strong>de</strong> su hermano, no encontró más que buenas<br />

palabras, lo mismo que en la reunión <strong>de</strong> diputados <strong>de</strong>l jueves<br />

siguiente, que votó la admisión <strong>de</strong>l pequeño. Por esta vía y mediante<br />

el compromiso <strong>de</strong> pagar el mantenimiento <strong>de</strong> su hijo, las becas <strong>de</strong><br />

tres compañeros y cooperar generosamente al Arca <strong>de</strong> las Limosnas,<br />

Cipriano fue admitido en el centro.<br />

Minervina lloró hasta quedarse seca cuando le fue comunicada la<br />

noticia pero, por primera vez, su llanto no se contagió al pequeño.<br />

<strong>El</strong> temor que su padre le inspiraba podía más que cualquier otro<br />

argumento y el proyecto <strong>de</strong> alejarse <strong>de</strong> su casa y convivir con otros<br />

muchachos, le resultaba audaz y apetecible. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> su padre<br />

<strong>de</strong> no verle “ni en verano” acrecía su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> alejarse <strong>de</strong> aquellos<br />

ojos cortantes que habían entenebrecido su infancia. Por otro lado,<br />

el hecho <strong>de</strong> que don Bernardo hubiera hablado <strong>de</strong> conservar a<br />

Minervina en su puesto, le infundía cierta seguridad, no había<br />

cortado la retirada. La chica volvió a <strong>de</strong>rramar lágrimas en la<br />

Tenería, junto al río, frente al colegio. Besó y estrujó a Cipriano<br />

varias veces antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarle escapar, con un fardillo en cada mano,<br />

y <strong>de</strong>saparecer por la doble puerta. Entonces tuvo la sensación <strong>de</strong><br />

haberle perdido para siempre.<br />

<strong>El</strong> edificio <strong>de</strong>l colegio no era gran<strong>de</strong> pero contaba con tres amplios<br />

<strong>de</strong>sahogos: la capilla, el dormitorio y el patio <strong>de</strong> juegos.

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