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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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La liviandad <strong>de</strong> Cipriano, la velocidad <strong>de</strong>l caballo y el dédalo <strong>de</strong><br />

atajos y trochas que había llegado a conocer le permitían llegar a<br />

Pedrosa en poco más <strong>de</strong> dos horas.<br />

Iniciaba el viaje fal<strong>de</strong>ando las colinas, doblaba en la senda <strong>de</strong> Geria<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí, en línea recta, entre los majuelos, atravesaba Villavieja<br />

y Villalar y accedía a Pedrosa por los trigales, sin <strong>de</strong>sviarse. En<br />

algunas gayolas, a la puerta, se sentaba un hombre y un perro<br />

ratonero le ladraba al pasar el caballo. En ocasiones había también<br />

niños que le <strong>de</strong>cían adiós con la mano.<br />

Se alojó en la posada <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong> Baruque y acudió sin <strong>de</strong>mora a<br />

visitar a su rentero. Hacía días que había concebido una i<strong>de</strong>a<br />

luminosa: <strong>de</strong>sarraigar las cepas <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> Villavendimio y plantar<br />

en su lugar una pinada. Era cierto que en la ribera <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l<br />

Duero nadie había osado nunca poner pinos pero la naturaleza <strong>de</strong>l<br />

suelo, floja y arenosa, lo pedía a gritos aquí.<br />

Martín Martín, por añadidura, era un experto en esta clase <strong>de</strong><br />

árboles. Había cultivado el albar con su tío en tierras <strong>de</strong> Olmedo y<br />

conocía las exigencias <strong>de</strong>l pino e incluso los vaivenes <strong>de</strong>l piñón en el<br />

mercado:<br />

—La ventaja <strong>de</strong>l pino sobre las siembras —le dijo— es que el pino<br />

marca las cosechas con dos años <strong>de</strong> antelación.<br />

—¿Marca las cosechas el pino? —inquirió Cipriano.<br />

—Lo que oye, sí señor; hoy recoge vuesa merced la piña hecha, pero<br />

en el árbol queda la perindola o sea la piña <strong>de</strong>l año que viene, que<br />

está por hacer, y una cosita así —marcaba la mitad <strong>de</strong> la falange <strong>de</strong><br />

un <strong>de</strong>do—, en cuanto que se la advierte, que es la piña <strong>de</strong>l año<br />

siguiente.<br />

Cipriano Salcedo se sintió satisfecho <strong>de</strong> su iniciativa y Martín<br />

Martín quedó en apalabrar a una cuadrilla <strong>de</strong> gañanes para<br />

<strong>de</strong>scepar las diez fanegas <strong>de</strong> Villavendimio. Ante Cazalla, Cipriano<br />

se pavoneó <strong>de</strong> terrateniente experto. Lo había pensado mucho.<br />

Después <strong>de</strong> incorporarlo a sus tierras no podía <strong>de</strong>jar yermo ese pago.<br />

Plantaría pinos albares que daban piñón e indicaban <strong>de</strong> antemano<br />

las dos cosechas veni<strong>de</strong>ras. Es <strong>de</strong>cir, era el único cultivo <strong>de</strong>l que no<br />

podían esperarse sorpresas. Por su parte, Pedro Cazalla le invitó a<br />

cazar el perdigón a la mañana siguiente en la línea <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> La<br />

Gallarita. Cipriano Salcedo rompió a reír:

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