12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

alma, pero la veía tan ajena, tan <strong>de</strong>samparada, que sus ojos se<br />

llenaron <strong>de</strong> lágrimas. Volvió a llamarla por su nombre, oprimiendo<br />

su mano entre las suyas y, <strong>de</strong> pronto, aconteció el portento: sus<br />

pupilas se avivaron, adquirieron el viejo y añorado color miel, su<br />

gruesa boca esbozó una sonrisa, sus <strong>de</strong>dos se animaron un instante<br />

y entonces musitó dos palabras perfectamente audibles:<br />

”La Manga”, dijo. Cipriano rompió en llanto, durante unos segundos<br />

sus miradas se cruzaron, se comprendieron, pero él, aunque intentó<br />

sujetar ese momento, no fue capaz <strong>de</strong> prolongarlo. Teo volvió a<br />

ausentarse, apartó sus ojos <strong>de</strong> los suyos y liberó su mano <strong>de</strong> sus<br />

manos. Había vuelto a convertirse en el ser pasivo y remoto que<br />

venía siendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ocho meses atrás.<br />

Al anochecer, Cipriano pasó por Serrada y La Seca a galope tendido.<br />

Su encuentro con Teo le había <strong>de</strong>jado una huella dolorosa y se iba<br />

diciendo que su comportamiento con ella, el hecho <strong>de</strong> haberla<br />

arrancado <strong>de</strong> su medio para luego abandonarla, exigía una<br />

reparación.<br />

<strong>El</strong> sentimiento <strong>de</strong> culpa acrecía cuanto más pretendía alejarlo y<br />

pensaba que una larga vida <strong>de</strong> sacrificio no sería suficiente para<br />

excusar una responsabilidad <strong>de</strong> años. No encontraba consuelo y, tan<br />

pronto llegó a Valladolid, <strong>de</strong>jó a “Pispás” en manos <strong>de</strong> su criado y se<br />

dirigió a la iglesia <strong>de</strong> San Benito. <strong>El</strong> tamaño <strong>de</strong>l templo, <strong>de</strong>sierto,<br />

aumentaba la sensación <strong>de</strong> soledad, acrecentaba su silencio<br />

interior, aunque la llamita <strong>de</strong>l sagrario, tan tenue y vacilante,<br />

comunicaba una pálida impresión <strong>de</strong> compañía. Salcedo buscó el<br />

rincón más oscuro <strong>de</strong> la iglesia, un escañil apartado, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> uno<br />

<strong>de</strong> los gruesos pilares y, una vez allí, sentado, recogido sobre sí<br />

mismo, las manos juntas, volvió a llorar implorando la presencia <strong>de</strong><br />

Nuestro Señor para reconciliarse, para <strong>de</strong>scargarse, una vez más, <strong>de</strong><br />

sus pecados. Estaba tan ensimismado, sumido en tan alto grado <strong>de</strong><br />

misticismo, tan concentrado y etéreo, que sintió muy viva la<br />

presencia <strong>de</strong> Cristo a su lado, sentado en el escañil. En la penumbra,<br />

<strong>de</strong>sdibujado, entre las lágrimas, vislumbraba su rostro, su túnica<br />

blanca, resplan<strong>de</strong>ciente, pero cada vez que pretendía mirarle franca,<br />

directamente, a los ojos, la figura <strong>de</strong> Cristo se <strong>de</strong>svanecía. Lo intentó<br />

varias veces sin éxito y, entonces, <strong>de</strong>cidió conformarse con sentirle a<br />

su lado, el hombro contra su hombro, y entrever, al soslayo, su<br />

mirada aplaciente, la difusa mancha blanca <strong>de</strong>l rostro enmarcada<br />

por los cabellos y su barba rabínica. Le abrumaba la conciencia <strong>de</strong><br />

su pecado, la <strong>de</strong>strucción sistemática <strong>de</strong> su esposa, su feroz<br />

egoísmo. Se lo confesaba a Cristo, sumiso, tratándole <strong>de</strong> tú, con<br />

humildad confiada. Y, ante la imposibilidad <strong>de</strong> rehacer lo mal<br />

hecho, apeló a su viejo anhelo <strong>de</strong> reparación. Tenía la absoluta

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!