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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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Haga un esfuerzo.<br />

<strong>El</strong> doctor Galache se incorporó. En su recetario escribió rápidamente<br />

unas palabras enigmáticas.<br />

Añadió:<br />

—Los varones <strong>de</strong> la familia Salcedo pa<strong>de</strong>cen una particularidad que<br />

los médicos <strong>de</strong> hoy llamamos semen renuente. Contra esto, la mejor<br />

medicina es la paciencia. No apresurarse, esperar a que se cumpla<br />

el plazo. Pero, por si acaso, yo voy a ayudarles. <strong>El</strong> señor Salcedo<br />

<strong>de</strong>be tomar todas las noches un preparado <strong>de</strong> escorias <strong>de</strong> plata y<br />

acero para aumentar la eyaculación.<br />

Es eficaz y no le producirá efectos secundarios. En cuanto a usted,<br />

señora, va a hacerme este favor: propóngase una abstinencia sexual<br />

<strong>de</strong> cuatro días seguidos cada mes y, en la noche <strong>de</strong>l quinto, a la<br />

hora aproximada <strong>de</strong> la coyunda, y en lugar <strong>de</strong> ésta, bébase un zumo<br />

caliente <strong>de</strong> salvia con sal. Es la mejor manera <strong>de</strong> preparar el cuerpo<br />

para concebir.<br />

Teo salió <strong>de</strong> la consulta remozada. <strong>El</strong> consejo <strong>de</strong>l doctor aventó sus<br />

aprensiones por completo. Hacía ya año y medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su<br />

padre y, al llegar a casa, se colocó un vivo blanco en el escote.<br />

Parecía que no pero aquella cintita suavizaba el luto, le volvía<br />

menos rígido y esterilizador, la animaba. Después, en los días que<br />

siguieron a la consulta, se preocupó <strong>de</strong> cumplir los consejos <strong>de</strong>l<br />

doctor minuciosamente. Llevaba a la mesa el preparado <strong>de</strong> escorias<br />

<strong>de</strong> plata y acero para Cipriano y, cada mes, puntualmente, hacía un<br />

alto <strong>de</strong> cuatro días en su relación carnal y, el quinto, ingería un<br />

zumo caliente <strong>de</strong> salvia con sal.<br />

Cipriano, que había conseguido ahuyentar la torva imagen <strong>de</strong> la<br />

sapina en celo, ya no era un ser sexualmente nulo y hasta<br />

experimentaba ciertos apremios cada vez que se presentaban los<br />

días <strong>de</strong> abstinencia.<br />

—¿Estás loco? ¿Es que ya no recuerdas la recomendación <strong>de</strong><br />

Galache?<br />

Le volvía la espalda y él se quedaba solo, <strong>de</strong>sprotegido, como cada<br />

noche. Teo seguía sin prestarle el cálido cobijo <strong>de</strong> su axila para<br />

conciliar el sueño y Cipriano lo sustituía por una almohada<br />

doblada, metiendo la cabeza en el doblez. Llegó a habituarse a la

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