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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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—Des<strong>de</strong> luego vuestra paternidad es aún más sorpren<strong>de</strong>nte que el<br />

pino albar —dijo.<br />

La primera luz les sorprendió en las salinas <strong>de</strong>l Cenagal, a una<br />

legua larga <strong>de</strong> Casasola. Cazalla llevaba un retaco en bandolera y<br />

en la mano <strong>de</strong>recha la jaula <strong>de</strong>l perdigón cubierta con una sayuela.<br />

Apenas se anunciaba el sol cuando entraron en el tollo, una gran<br />

mata hueca, con una tronera al frente para disparar. Cazalla afirmó<br />

el tanganillo con cuatro piedras, colocó sobre él la jaula <strong>de</strong>snuda y,<br />

luego, se metió en el tollo y se sentó en la banqueta, junto a Salcedo.<br />

<strong>El</strong> día iba abriendo y, mientras el macho emitía el primer coreché <strong>de</strong><br />

la mañana, Pedro Cazalla le mostró muy ufano su retaco, la<br />

escopeta que había comprado al maestro armero vizcaíno Juan<br />

Ibáñez. Mediría poco más <strong>de</strong> una vara <strong>de</strong> larga. <strong>El</strong> propio Cazalla,<br />

hábil <strong>de</strong> manos, había <strong>de</strong>sbastado la culata <strong>de</strong> nogal y encepado el<br />

tubo <strong>de</strong> hierro en el otro extremo. <strong>El</strong> cañón se cargaba por la boca,<br />

baqueteando la pólvora con un taco <strong>de</strong> borra y poniendo encima un<br />

puñadito <strong>de</strong> perdigones. Cazalla le enseñó los perdigones <strong>de</strong> plomo<br />

que unos amigos le enviaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Alemania.<br />

Al mostrarle el sistema <strong>de</strong> fogueo puso en ello un entusiasmo pueril.<br />

Se trataba <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> serpentín, como una ese, en cuya parte<br />

superior se colocaba la mecha que hacía <strong>de</strong> percutor, en tanto la<br />

inferior servía <strong>de</strong> gatillo. Al oprimirlo, la mecha bajaba sobre el<br />

agujero <strong>de</strong>l tubo y, al ponerse en contacto con la pólvora, provocaba<br />

la explosión, pero el cazador <strong>de</strong>bía seguir a la pieza por el punto <strong>de</strong><br />

mira durante cuatro o cinco segundos, hasta que aquélla se<br />

producía, si aspiraba a cobrarla.<br />

La luz ensanchaba y el perdigón llenaba el campo con su cántico<br />

ardiente y persuasivo. De la parte <strong>de</strong>l monte sonó una respuesta<br />

remota:<br />

—¿Oye? <strong>El</strong> campo ya contesta.<br />

—Y ¿acu<strong>de</strong> a liberar a la prisionera?<br />

Cazalla sonrió, con la sonrisa indulgente <strong>de</strong>l experto ante el novicio.<br />

—No se trata <strong>de</strong> eso —dijo—.<br />

Los pájaros están en celo y el macho acu<strong>de</strong> a la llamada <strong>de</strong>l otro<br />

para disputarle la hembra. Entra a pelear. Y unas veces viene solo y<br />

otras trae a la compañera para que sea testigo <strong>de</strong> su proeza.

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