12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Rebasado Puente Duero, “Pispás” tomó un camino arenoso a la<br />

<strong>de</strong>recha, entre pinares, y, al final, cuando oyó el retumbo <strong>de</strong>l agua,<br />

el violento choque entre los dos ríos, se <strong>de</strong>tuvo. <strong>El</strong> camino concluía<br />

allí y, a mano izquierda entre la fronda, se alzaba la gran casa <strong>de</strong><br />

dos plantas ro<strong>de</strong>ada por un jardín con las veredas cubiertas <strong>de</strong><br />

hojas secas y los arriatas <strong>de</strong>scuidados, con flores <strong>de</strong> otoño:<br />

caléndulas muy vivas aún y rosales oxidados, <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntes. Una<br />

criada <strong>de</strong> pocos años, con toca a la cabeza, le condujo ante Ana<br />

Enríquez, ataviada con una galera ver<strong>de</strong>, <strong>de</strong> costura en el talle. Con<br />

naturalidad, sencillamente, sin que él apenas se percátase, se vio<br />

paseando a su lado por el jardín, observando cómo sus botines <strong>de</strong><br />

tafilete arrastraban las hojas caídas, como en un juego. <strong>El</strong> Doctor no<br />

<strong>de</strong>bía preocuparse por la <strong>de</strong>mora <strong>de</strong> Cristóbal Padilla, dijo; era<br />

perezoso para tomar la pluma o tal vez estuviese enfermo. En<br />

cualquier caso, ella le enviaría una esquela conminándole a<br />

obe<strong>de</strong>cer sus instrucciones.<br />

En la secta existía una jerarquía y había que evitar comprometerla<br />

con cenáculos insensatos.<br />

Su verbosidad, cálida y suntuosa, bajo los nobles árboles<br />

centenarios, cautivaba a Cipriano.<br />

<strong>El</strong>la, por su parte, iba cogiéndole gusto a la conversación y le habló<br />

sin reservas, <strong>de</strong> un modo tal vez impru<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong> don Carlos <strong>de</strong> Seso,<br />

a quien calificó <strong>de</strong> “gran embaucador”, <strong>de</strong> Beatriz Cazalla, “su<br />

pervertidora”, y <strong>de</strong> fray Domingo <strong>de</strong> Rojas, gran amigo <strong>de</strong> la familia,<br />

que la sosegó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la conmoción inicial.<br />

Antes <strong>de</strong> almorzar, Salcedo partió para Pedrosa y Toro bajo un cielo<br />

plomizo, ligeramente lluvioso. Beatriz Cazalla y su hermano Pedro<br />

habían incorporado al grupo a las tres vecinas que atendían la<br />

parroquia, en tanto don Carlos <strong>de</strong> Seso, en Toro, le dio una buena<br />

noticia para el Doctor:<br />

el famoso “Catecismo” <strong>de</strong> Bartolomé Carranza estaba entrando en<br />

España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s en cua<strong>de</strong>rnillos sueltos, sin coser, y había<br />

empezado a difundirse por el norte.<br />

La marquesa <strong>de</strong> Alcañices había sido la primera en recibirlo y tanto<br />

ella como cuantos lo habían leído estaban acor<strong>de</strong>s en su espíritu<br />

erasmista.<br />

Durmió en Toro y regresó a Valladolid por Medina <strong>de</strong>l Campo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!