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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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Decidió frenar, entregarse a la rutina diaria, y ponerse en<br />

movimiento únicamente cuando encontrase una información fiable<br />

con alguna garantía <strong>de</strong> éxito.<br />

Dionisio Manrique, que durante diez años había llevado el almacén<br />

<strong>de</strong> la Ju<strong>de</strong>ría bajo la supervisión <strong>de</strong> don Ignacio, recibió con alivio la<br />

reincorporación <strong>de</strong> Cipriano al trabajo. Aquel edificio, <strong>de</strong>snudo y<br />

vacío la mayor parte <strong>de</strong>l año, sin otra presencia que la <strong>de</strong>l mudo<br />

Fe<strong>de</strong>rico, se le hacía odioso e insoportable. De ahí que Manrique<br />

recibiera como un don <strong>de</strong>l cielo la llegada <strong>de</strong> don Cipriano, cuya<br />

primera acción en la Ju<strong>de</strong>ría fue revisar la correspon<strong>de</strong>ncia con los<br />

Maluenda, en principio la <strong>de</strong> don Néstor, el famoso comerciante, y la<br />

<strong>de</strong> Gonzalo, su hijo, <strong>de</strong>spués.<br />

Cipriano pensó que tal vez su primer paso en el comercio <strong>de</strong>bería ser<br />

ponerse en contacto con Burgos, conocer al nuevo mandatario y<br />

tratar <strong>de</strong> mejorar las condiciones <strong>de</strong> su contrato con él, habida<br />

cuenta que le proporcionaba setecientos mil vellones <strong>de</strong> la vieja<br />

Castilla cada año. Le agradaba cabalgar y cualquier excusa le<br />

parecía razonable para montar a “Relámpago”, por lo que a<br />

comienzos <strong>de</strong> octubre franqueó el Puente Mayor, atravesó Cohorcos y<br />

Dueñas en la mañana, y dos días más tar<strong>de</strong> encontraba a Gonzalo<br />

Maluenda en sus instalaciones <strong>de</strong> Las Huelgas.<br />

Gonzalo Maluenda le recibió alegremente. Hablaba sin parar, con<br />

pretensiones <strong>de</strong> hombre ingenioso, le propinaba golpecitos en el<br />

hombro y, con frecuencia, hacía referencia a su padre don Néstor:<br />

—Él le regaló a su padre la primera silla <strong>de</strong> parir que entró en<br />

España. La madre <strong>de</strong> vuesa merced fue la primera en utilizarla.<br />

—A... así fue —admitió Cipriano—. Las cosas no iban bien y el doctor<br />

Almenara, la eminencia <strong>de</strong> la época, hubo <strong>de</strong> echar mano <strong>de</strong> ella.<br />

Gonzalo Maluenda rompió a reír y le golpeó el hombro<br />

repetidamente.<br />

—De modo que es usted el primer español hijo <strong>de</strong> la silla.<br />

A Cipriano no le agradaba el joven Maluenda. Le mortificaban sus<br />

reticencias, las salidas <strong>de</strong> tono que él juzgaba divertidas, sus<br />

golpecitos en el hombro:<br />

—En rigor yo soy hijo <strong>de</strong> mi madre —puntualizó—. La silla flamenca<br />

no hizo otra cosa que ayudarla a traerme al mundo.

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