12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Cuando le vio satisfecho se internó con él en la espesura. Los<br />

gazapillos <strong>de</strong> las camadas <strong>de</strong> primavera correteaban alarmados en<br />

todas direcciones y <strong>de</strong>saparecían en los vivares. A media la<strong>de</strong>ra,<br />

Cipriano <strong>de</strong>scabalgó, quitó la silla a “Pispás” y lo <strong>de</strong>jó pastando<br />

libre, en el claro. Su criado Vicente adiestraba bien a los caballos.<br />

Tanto “Relámpago” como ahora “Pispás” tenían un comportamiento<br />

más propio <strong>de</strong> perros que <strong>de</strong> équidos. Jamás perdían <strong>de</strong> vista al amo<br />

aunque se alejasen y acudían a su encuentro en cuanto le oían<br />

silbar.<br />

Esto daba al animal una gran libertad <strong>de</strong> movimientos e infundía<br />

tranquilidad al jinete. Cipriano sacó <strong>de</strong>l fardillo una enorme hogaza<br />

abierta, con carne y salchichas en su interior y una botija <strong>de</strong> vino.<br />

Des<strong>de</strong> su posición dominaba la gran nava, don<strong>de</strong> ondulaba el cereal,<br />

hasta las colinas grises <strong>de</strong> enfrente, las aguas <strong>de</strong>l Arlanzón fluyendo<br />

hacia Quintana y el camino, paralelo al río. <strong>El</strong> tiempo estaba quedo.<br />

Buscó un abrigo a la solisombra <strong>de</strong> una carrasca, se tendió y en<br />

pocos minutos quedó dormido.<br />

Cuando <strong>de</strong>spertó, ya puesto el sol, lo primero que vio fue la cabeza<br />

<strong>de</strong> “Pispás”, alarmado, a dos pasos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estaba, mirándole.<br />

Relinchó alegremente al verle levantarse y se <strong>de</strong>jó ensillar<br />

dócilmente. Cipriano bajó al camino <strong>de</strong> Burgos entre dos luces, picó<br />

espuelas y reanudó el viaje. La oscuridad le iba envolviendo sin<br />

advertirlo, sin lograr apagar <strong>de</strong>l todo la leve fosforescencia <strong>de</strong> la<br />

carrera. De este modo sus ojos se iban habituando a la oscuridad y<br />

podía correr sin riesgo. Algún arriero se apartaba al sentir el galope<br />

<strong>de</strong> “Pispás”, pero <strong>de</strong> ordinario el camino estaba <strong>de</strong>sierto.<br />

Como una exhalación, Cipriano franqueó la ciudad <strong>de</strong> Burgos y cogió<br />

el camino <strong>de</strong> Logroño, un poco más angosto, <strong>de</strong> tierra rosada.<br />

Llevaba la mente concentrada en la carrera, pensando en los<br />

obstáculos que podrían aparecer, y únicamente, <strong>de</strong> vez en cuando,<br />

pensaba en Cristóbal <strong>de</strong> Padilla, si habría sido interrogado, si los<br />

habría <strong>de</strong>latado ya. A cada minuto que transcurría se sentía más<br />

seguro, más alejado <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> la Inquisición que se pondrían<br />

en movimiento tan pronto el <strong>de</strong>tenido hablase. Antes <strong>de</strong> Santo<br />

Domingo <strong>de</strong> la Calzada, Cipriano Salcedo <strong>de</strong>terminó cambiar <strong>de</strong><br />

caballo. Las espumas <strong>de</strong>l belfo <strong>de</strong> “Pispás” fosforecían en las<br />

tinieblas y <strong>de</strong> cuando en cuando le agarraba en las ancas un<br />

agitado temblor. <strong>El</strong> animal se hallaba extenuado. Cipriano había

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!