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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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—Él es, sí señor.<br />

Des<strong>de</strong> el otro lado <strong>de</strong> la mesa, el alguacil miraba la cabeza reducida<br />

y proporcionada, las manitas peludas <strong>de</strong> Cipriano:<br />

—Lo recordaba usted bien —dijo como para sí, sonriendo levemente.<br />

Tenía las melenas lacias y sucias y bizqueaba ligeramente al fijar<br />

los ojos en él. Le sometió a un interrogatorio <strong>de</strong> urgencia. Cipriano<br />

venía <strong>de</strong> Valladolid, ¿no era así? Cipriano asintió. Meses atrás, en<br />

abril <strong>de</strong> 1557 había pasado a Francia por los Pirineos acompañado<br />

<strong>de</strong> Pablo Echarren ¿estaba bien informado? <strong>El</strong> alguacil bizqueó <strong>de</strong><br />

satisfacción cuando Cipriano reconoció que así era, pero se<br />

<strong>de</strong>sconcertó cuando añadió que había viajado varias veces al<br />

extranjero por exigencias <strong>de</strong> sus negocios. ¿Negocios? ¿Qué<br />

negocios?<br />

<strong>El</strong> alguacil no conocía su profesión y el secretario, a su lado, tomaba<br />

nota. Le preguntó por sus negocios, si no era impertinencia, y<br />

Cipriano, a su pesar, se vio obligado a mencionar el zamarro y las<br />

ropillas aforradas. Del zamarro había oído hablar el alguacil, claro,<br />

todo el mundo conocía la gran revolución <strong>de</strong>l zamarro, el zamarro <strong>de</strong><br />

Cipriano, ¿no es así?<br />

—Cipriano soy yo —dijo Salcedo.<br />

<strong>El</strong> alguacil acogió con interés la revelación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tenido. <strong>El</strong><br />

presumible dinero <strong>de</strong>l preso suavizó el interrogatorio. <strong>El</strong> secretario<br />

anotaba sus <strong>de</strong>claraciones. Cipriano tenía relación comercial con<br />

Flan<strong>de</strong>s y los Países Bajos. Los merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong> Anvers eran los<br />

distribuidores <strong>de</strong> zamarros y ropillas en el norte y centro <strong>de</strong> Europa.<br />

Ahora era el bizco el que asentía satisfecho y complacido. Pero su<br />

contacto más importante había sido con el celebérrimo Bonterfoesen,<br />

el comerciante más acreditado <strong>de</strong>l siglo. <strong>El</strong> alguacil prosiguió la<br />

instrucción en otro tono. Había salido <strong>de</strong> Valladolid hacía tres días<br />

y medio. ¿Estaba enterado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>tención <strong>de</strong> Cristóbal <strong>de</strong> Padilla? Y<br />

¿<strong>de</strong> la <strong>de</strong> todo el grupo luterano <strong>de</strong> Valladolid? Cipriano lo ignoraba.<br />

Esto <strong>de</strong>bía haber ocurrido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su partida, dijo.<br />

<strong>El</strong> secretario escribía y escribía.<br />

De pronto, Cipriano cerró la boca, empezó a respon<strong>de</strong>r con evasivas.<br />

¿Conoce al Doctor Cazalla?

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