12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

había perdido a Teodomira, que su esposa se había ausentado para<br />

siempre. Tras un esfuerzo infructuoso, Teo se entregó. Soltó la tijera<br />

y rompió en un llanto manso, <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrota, que, sin solución <strong>de</strong><br />

continuidad, dio paso a otro, quizá más intenso pero menos<br />

convulso, y, siguiendo el mismo proceso que la vez anterior, al cabo<br />

<strong>de</strong> un rato, quedó plácidamente dormida. Cipriano repitió su<br />

incursión al botiquín, pero no se fió ya <strong>de</strong>l julepe y administró a la<br />

enferma una alta dosis <strong>de</strong> filonio romano. Marchó luego a su<br />

<strong>de</strong>spacho y escribió una nota a su tío Ignacio: |Temo que Teo haya<br />

perdido la razón. No puedo moverme <strong>de</strong> casa. ¿Te importa traer<br />

contigo a la máxima autoridad en enfermeda<strong>de</strong>s mentales?|.<br />

Despertó a Vicente y le encomendó el billete para su tío. La señora<br />

estaba enferma. La visita a Aniano Domingo con “Relámpago” <strong>de</strong>bía<br />

aplazarla para otro día.<br />

Con su diligencia acostumbrada, don Ignacio Salcedo se presentó en<br />

casa <strong>de</strong> su sobrino, acompañado <strong>de</strong>l joven doctor Mercado, dos horas<br />

<strong>de</strong>spués. Cipriano le atendió solícito. <strong>El</strong> doctor era una eminencia en<br />

ciernes. Médico <strong>de</strong>l Monasterio <strong>de</strong> la Concepción y <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong>l<br />

Marqués <strong>de</strong> Denia, empezaba a ser respetado en la Corte.<br />

Se aseguraba que el día <strong>de</strong> su boda no aportó otra cosa que la ropa<br />

que llevaba puesta, una mula y dos docenas <strong>de</strong> libros. En cualquier<br />

caso los quinientos ducados <strong>de</strong> la dote <strong>de</strong> su esposa constituyeron la<br />

base <strong>de</strong> su fortuna posterior. En este momento, apenas poseía unos<br />

viñedos en Val<strong>de</strong>stillas y una casa en la calle <strong>de</strong> Cantarranas. No<br />

obstante, los vallisoletanos se hacían lenguas <strong>de</strong> su ojo clínico, <strong>de</strong> la<br />

eficacia <strong>de</strong> sus tratamientos, <strong>de</strong> su creciente prestigio. Era el primer<br />

doctor <strong>de</strong> la villa que había dado <strong>de</strong> lado el atuendo oscuro <strong>de</strong>l<br />

gremio y vestía elegantemente, como un caballero. Nada<br />

externamente <strong>de</strong>lataba su profesión. Entró en la habitación y al<br />

primer vistazo advirtió los cortinones en el suelo, la colcha<br />

<strong>de</strong>sgarrada, el brazo sangrante <strong>de</strong> Cipriano, el <strong>de</strong>sbarajuste <strong>de</strong> la<br />

casa:<br />

—¿Le ha agredido a vuesa merced?<br />

Cipriano asintió.<br />

—¿Es la primera vez que lo hace?<br />

Volvió a asentir Cipriano. <strong>El</strong> doctor miró su brazo herido:<br />

—Luego curaremos eso. —Se volvió hacia Teo que dormía—.<br />

¿Qué le ha dado?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!