El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba
El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba
El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
y las ventas <strong>de</strong>l Moral y Villamanco, <strong>de</strong>morase alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cuatro<br />
días.<br />
Una vez en Burgos, procedía la <strong>de</strong>scarga, más enredosa aún que la<br />
carga, aunque Maluenda, oportunamente avisado, echaba mano <strong>de</strong><br />
temporeros experimentados que abreviaban la operación.<br />
Exoneradas <strong>de</strong> su peso, las carretas realizaron el viaje <strong>de</strong> regreso en<br />
tres días y medio y, tan pronto llegaron a la Ju<strong>de</strong>ría, don Cipriano<br />
Salcedo recogió las armas, las <strong>de</strong>volvió a la Santa Hermandad y,<br />
consciente <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber cumplido, retornó a la rutina diaria.<br />
Aquel gran almacén <strong>de</strong> la vieja Ju<strong>de</strong>ría, que la víspera se presentaba<br />
atestado <strong>de</strong> vellones y ahora se ofrecía pavorosamente vacío, se iría<br />
llenando poco a poco a lo largo <strong>de</strong> los meses veni<strong>de</strong>ros y, llegado el<br />
mes <strong>de</strong> julio, se organizaría una nueva caravana con idéntico<br />
<strong>de</strong>stino. Cipriano Salcedo, <strong>de</strong> ordinario precavido y pusilánime, se<br />
crecía ante estas gran<strong>de</strong>s operaciones. Almacenar setecientos mil<br />
vellones y transportarlos a Burgos en dos expediciones anuales se le<br />
antojaba una proeza propia <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hombres, <strong>de</strong> forma que<br />
cuando, sentado a la mesa, Crisanta la doncella le servía su primer<br />
almuerzo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l viaje, no hizo por ocultar sus manitas peludas<br />
que ahora veía fuertes y masculinas muy a<strong>de</strong>cuadas para afrontar<br />
tamañas empresas. Y en esos momentos se veía más próximo <strong>de</strong> don<br />
Néstor Maluenda, el gran merca<strong>de</strong>r, que con sólo su talento y su<br />
coraje había hecho <strong>de</strong> Burgos un gran emporio comercial en plena<br />
juventud.<br />
Su tío y tutor, don Ignacio, con quien solía reunirse un día entre<br />
semana, y en especial doña Gabriela, su esposa, veían con buenos<br />
ojos la idolatría <strong>de</strong> su pupilo hacia don Néstor. Para doña Gabriela<br />
nada más admirable que un merca<strong>de</strong>r po<strong>de</strong>roso, siquiera su esposo<br />
puntualizara que doña Gabriela admiraba a los gran<strong>de</strong>s<br />
comerciantes antes por sus ingresos que por su relieve social. Pero<br />
su culto hacia el abuelo Maluenda, al que no llegó a conocer, no<br />
atenuaba sino que acrecía su <strong>de</strong>sprecio hacia su hijo Gonzalo.<br />
Secundar a este chiquilicuatro, pretendidamente ingenioso, no<br />
satisfacía sus anhelos <strong>de</strong> ascenso profesional. Por otra parte, recibir<br />
una mercancía con la mano izquierda y entregarla a un tercero con<br />
la <strong>de</strong>recha mediante un estipendio, llegó a parecerle una actividad<br />
innoble. Cipriano, antes que al comerciante enriquecido por su tesón<br />
y su esfuerzo, admiraba al que merced a su ingenio introducía una<br />
innovación en el producto, <strong>de</strong> tal manera que, sin saber por qué ni<br />
por qué no, venía <strong>de</strong> pronto a modificar la voluntad <strong>de</strong> compra <strong>de</strong> los<br />
clientes. Esta voluntad innovadora le condujo, paso a paso, a un<br />
mejor conocimiento <strong>de</strong> sí mismo, a intuir su iniciativa creadora y las<br />
razones <strong>de</strong> su personal insatisfacción. Y su afán por <strong>de</strong>scubrir