12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cargados <strong>de</strong> sueño, el bizco Vidal le hizo entrega <strong>de</strong> los cuatro reos<br />

en nombre <strong>de</strong>l Santo Oficio: fray Domingo <strong>de</strong> Rojas, don Carlos <strong>de</strong><br />

Seso, don Cipriano Salcedo y Juan Sánchez, nombres que el alcai<strong>de</strong><br />

anotó en un cua<strong>de</strong>rno a la luz <strong>de</strong> un candil, y luego firmó.<br />

__________________________<br />

__________________________<br />

XVI<br />

A Cipriano Salcedo le correspondió compartir celda con fray<br />

Domingo <strong>de</strong> Rojas. Hubiera preferido un compañero menos adusto,<br />

más abierto, pero nadie le dio a elegir. Fray Domingo continuaba con<br />

su grotesco vestido <strong>de</strong> lego y lo único que había suprimido <strong>de</strong> su<br />

disfraz era el estrambótico sombrero <strong>de</strong> plumas. Paulatinamente,<br />

Cipriano fue informándose <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los presos.<br />

Don Carlos <strong>de</strong> Seso había sido emparejado con Juan Sánchez,<br />

enfrente se hallaba la cija <strong>de</strong>l Doctor, más al fondo, en una celda<br />

gran<strong>de</strong>, convivían cinco <strong>de</strong> las monjas <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> Belén, y Ana<br />

Enríquez compartía calabozo con la sexta, Catalina <strong>de</strong> Reinoso.<br />

Como Salcedo había presagiado, los emparejamientos fueron<br />

inevitables.<br />

La cárcel secreta <strong>de</strong> Pedro Barrueco, suficiente para una situación<br />

normal, para una esporádica redada <strong>de</strong> judaizantes o moriscos, se<br />

quedó pequeña para la afluencia <strong>de</strong> luteranos en la primavera <strong>de</strong><br />

1558. Las <strong>de</strong>tenciones, el alto número <strong>de</strong> éstas, habían sorprendido<br />

al Santo Oficio con un penal <strong>de</strong> no más <strong>de</strong> veinticinco celdas<br />

disponibles y el edificio en construcción <strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong> San Pedro,<br />

apenas con los cimientos. Valdés no tuvo otro recurso que olvidarse<br />

<strong>de</strong> la incomunicación, encerrar a los reos <strong>de</strong> dos en dos, <strong>de</strong> tres en<br />

tres y, en el caso <strong>de</strong> las religiosas <strong>de</strong> Belén, hasta cinco en una<br />

misma celda. Sin embargo Valdés, siempre perspicaz, exigió que en<br />

los emparejamientos se tuvieran en cuenta el diverso rango social e<br />

intelectual <strong>de</strong> los encerrados y el grado <strong>de</strong> su relación anterior.<br />

Éstos eran los casos, por ejemplo, <strong>de</strong> don Carlos <strong>de</strong> Seso con Juan<br />

Sánchez y el <strong>de</strong> Salcedo con fray Domingo <strong>de</strong> Rojas.<br />

Afinada su capacidad <strong>de</strong> adaptación, Salcedo no tardó en<br />

acomodarse a las condiciones <strong>de</strong>l nuevo cautiverio. La celda, doble<br />

que la <strong>de</strong> Pamplona, tenía solamente dos huecos en sus muros <strong>de</strong><br />

piedra: un ventano enrejado a tres varas <strong>de</strong>l suelo, que se abría a un

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!