12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Le escucho —dijo impaciente, apremiándole.<br />

Don Carlos clavó sus ojos grises en su rostro y reanudó la<br />

exposición:<br />

—En primer lugar, al aceptar que no hay purgatorio, reconocemos<br />

haber recibido <strong>de</strong> Cristo la mayor misericordia. A esto, añada vuesa<br />

merced que ni los Evangelistas ni San Pablo alu<strong>de</strong>n a él en sus<br />

escritos. Por último, y esto para mí también es esencial, tenemos la<br />

posición <strong>de</strong> don Bartolomé <strong>de</strong> Carranza, hombre santísimo y <strong>de</strong> gran<br />

sabiduría. ¿Necesita vuesa merced más y mayores evi<strong>de</strong>ncias?<br />

Parpa<strong>de</strong>ó reiteradamente Cipriano Salcedo como <strong>de</strong>slumbrado.<br />

Operaba sobre él una especie <strong>de</strong> fuerza sobrenatural que parecía<br />

provenir <strong>de</strong> aquel hombre. Le convencían sus razones, las tres,<br />

especialmente la segunda: ¿por qué los Evangelistas no habían<br />

aludido al purgatorio y sí lo habían hecho al cielo y al infierno?<br />

Pero don Carlos no le daba tiempo a reflexionar. Hablaba y hablaba<br />

sin mesura. Remachaba el clavo. Para afrontar su nueva fe, don<br />

Carlos le recomendaba visitar a Cazalla, el Doctor, hablar con él.<br />

Frecuentar los conventículos, cambiar impresiones con los<br />

hermanos. No lo <strong>de</strong>je. Nuestra fuerza no es gran<strong>de</strong> pero tampoco<br />

<strong>de</strong>spreciable.<br />

No se que<strong>de</strong> sentado en una silla.<br />

Muévase. Abra su espíritu, no se resista a la gracia. Dispone <strong>de</strong><br />

cenáculos en Valladolid, Toro, Zamora, en muchos sitios. Cipriano se<br />

apresuraba a tomar nota mental <strong>de</strong> sus consejos, <strong>de</strong> los nombres <strong>de</strong><br />

personas y lugares que le recomendaba. Y, <strong>de</strong> pronto, don Carlos<br />

alteró la dirección <strong>de</strong> su discurso, le habló <strong>de</strong> Trento, había estado<br />

allí y el Concilio no había suscitado en él gran<strong>de</strong>s esperanzas. Le<br />

habló también <strong>de</strong> Juan Valdés, fallecido unos años atrás, como su<br />

verda<strong>de</strong>ro maestro y así fue enca<strong>de</strong>nando temas hasta que la fatiga<br />

y el sueño llegaron a dominar a ambos interlocutores.<br />

A la mañana siguiente, muy temprano, cabalgaron juntos hasta<br />

Valladolid. Don Carlos iba a Logroño, a Villamediana, don<strong>de</strong> vivía.<br />

Por primera vez admiraba Salcedo en otro caballo cualida<strong>de</strong>s que no<br />

advertía en el suyo: “Veronés” arrancaba a galope <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el trote<br />

corto, sin transición y era capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse en dos cuerpos, cosa<br />

que “Relámpago” y él nunca habían conseguido. Se trataba <strong>de</strong> un<br />

corcel brioso y bien educado.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!