12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Segundo le lanzó el cayado <strong>de</strong>scribiendo molinetes en el aire. La<br />

garrota golpeó las patas traseras <strong>de</strong>l animal que quedó tendido en el<br />

prado, moviéndose espasmódicamente.<br />

Don Segundo se apresuró a cogerla para que Salcedo la viera:<br />

—¿Se da cuenta? Es gran<strong>de</strong> como un perro —reía.<br />

<strong>El</strong> ganado había vuelto a pastar pacíficamente, en tanto Salcedo<br />

trataba <strong>de</strong> presentarse, explicando su relación con Burgos y el<br />

mercado <strong>de</strong> la lana, pero don Segundo Centeno le atajó con un <strong>de</strong>je<br />

<strong>de</strong> ironía:<br />

—¿No será vuesa merced, por un casual, Cipriano el <strong>de</strong>l zamarro?<br />

Mientras hablaba, apretaba el vientre <strong>de</strong> la liebre para que orinase,<br />

tan atento y concentrado, tan ajeno a la presencia <strong>de</strong> Salcedo, que<br />

éste, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> asentir, <strong>de</strong>cidió ganárselo mediante la adulación:<br />

—He oído <strong>de</strong>cir en el pueblo que vuesa merced, con diez mil cabezas,<br />

no precisa <strong>de</strong> manos ajenas para esquilarlas; se basta con la ayuda<br />

<strong>de</strong> una hija.<br />

Un chorrito dorado se <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong> la entrepierna <strong>de</strong> la liebre y él<br />

le pasó una y otra vez una mano gran<strong>de</strong> y pesada por el vientre<br />

inmaculado para ayudarla:<br />

—Está preñada —dijo—. Es un animal muy rijoso éste. Tanto le da<br />

abril como enero. No <strong>de</strong>scansa.<br />

Des<strong>de</strong> mi ventana, <strong>de</strong> madrugada, las veo guarreándose entre las<br />

teleras todos los días <strong>de</strong>l año, tanto da con frío como con calor.<br />

Salcedo trató <strong>de</strong> encauzar la conversación pero, fuera <strong>de</strong> la emoción<br />

<strong>de</strong>l momento, a don Segundo no parecía importarle nada. Sin<br />

embargo, era sólo una apariencia, ya que, transcurrido un minuto,<br />

recogió el hilo que antes le había lanzado Salcedo y reanudó el<br />

coloquio como si nunca se hubiera interrumpido:<br />

—En cuanto a eso <strong>de</strong> que yo trabaje solo en el monte no es cierto —<br />

dijo—. Dispongo <strong>de</strong> cinco pastores, dos en Wamba, otros dos en<br />

Castro<strong>de</strong>za y uno en Ciguñuela.<br />

<strong>El</strong>los atien<strong>de</strong>n mis rebaños y, llegado el tiempo, nos ayudan a<br />

esquilarlos. Eso sí, a mi hija, a la Teodomira, no le echa la pata

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!