12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

”La Reina <strong>de</strong>l Páramo” le replicó fuera <strong>de</strong> sí que si “Obstinado” no<br />

bajaba ella tampoco y, en ese caso, diera por no celebrado el<br />

casamiento. Aún trató <strong>de</strong> resistirse Cipriano pero, en vista <strong>de</strong> la<br />

intransigencia <strong>de</strong> su cónyuge, terminó cediendo. Vicente, el criado,<br />

bajó montando a “Obstinado” y ellos dos en el coche, a la rueda <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong> don Ignacio.<br />

Ya en casa, tras saludar al servicio, Cipriano llevó a cabo la prueba<br />

para la que venía preparándose durante los dos últimos meses.<br />

Tomó en sus bracitos musculados a la que por ley era ya su esposa,<br />

empujó con el pie la puerta <strong>de</strong>l dormitorio, avanzó con ella hasta el<br />

lecho nupcial y la <strong>de</strong>positó suavemente sobre el gran colchón <strong>de</strong><br />

lana <strong>de</strong> La Manga que “el Perulero” les había regalado. Teodomira le<br />

miraba con sus redondos ojos <strong>de</strong> asombro:<br />

—Tú das el pego, chiquillo.<br />

¿Es posible saber <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> sacas esas fuerzas? —preguntó.<br />

__________________________<br />

__________________________<br />

IX<br />

Los primeros meses <strong>de</strong> matrimonio fueron gozosos y apacibles para<br />

Cipriano Salcedo. Teodomira Centeno, que había pasado a llamarse<br />

Teo, <strong>de</strong>sayunaba en la cama a las diez <strong>de</strong> la mañana, se arreglaba y<br />

bajaba un rato a la tienda. Algunas tar<strong>de</strong>s daba un paseo con<br />

“Obstinado” hasta Simancas o Herrera o subía un rato a La Manga a<br />

ver a su padre. Cipriano, consciente <strong>de</strong> que el penco <strong>de</strong> su esposa no<br />

era <strong>de</strong> recibo en la Corte, le regaló un potrillo alazán, <strong>de</strong> hermosa<br />

presencia, que la hija <strong>de</strong> “el Perulero” rechazó toda alborotada,<br />

alegando que prefería su caballo <strong>de</strong> toda la vida que aquel pura<br />

sangre lleno <strong>de</strong> pretensiones. “La Reina <strong>de</strong>l Páramo” tenía esos<br />

prontos.<br />

Era <strong>de</strong> buen conformar pero, <strong>de</strong> improviso, por cualquier na<strong>de</strong>ría, le<br />

agarraba como una sofocación y, entonces, <strong>de</strong>svariaba, gritaba y se<br />

volvía irascible y agresiva. Él le echaba en cara que únicamente le<br />

movía el afán <strong>de</strong> llevar la contraria y ella que Cipriano se<br />

avergonzaba <strong>de</strong>l paso que había dado, pero que, al tomarla por<br />

esposa, <strong>de</strong>bía aceptarla con todas las consecuencias. De nuevo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!